Narración de hadiz

Dignidad de Fátima al-Zahra (con ella la paz)

30/12/2019

Dice Aisha: «No he visto entre la gente a nadie que se parezca más en el hablar al Mensajero de Dios (con él y su familia las bendiciones de Dios) que Fátima. Cuando iba donde él estaba, el Profeta la recibía de buen grado, le besaba las manos y la sentaba en su lugar; y cuando era el Profeta quien iba donde estaba ella, Fátima se levantaba, le daba la bienvenida y le besaba las manos. Estando el Profeta enfermo, fue a verlo, él le dijo algo al oído y ella lloró. Le hizo otra confidencia, y rio. Me dije que hasta entonces creía que aquella mujer era más virtuosa que las demás, pero que ahora veía que era como ellas, porque estaba llorando y, de repente, reía. Le pregunté por ello y ella dijo que no era momento para responderme. Cuando falleció el Mensajero de Dios (con él y su familia las bendiciones de Dios), le pregunté de nuevo y contestó: “Él me anunció que iba a fallecer de esa enfermedad, y por eso lloré. Luego me dijo que yo era la primera persona de su familia que iba a unirse a él, y reí”[1]».

Dice Aisha: «No he visto entre la gente a nadie que se parezca más en el hablar al Mensajero de Dios (con él y su familia las bendiciones de Dios) que Fátima.

La hija del eminente Talha llamada Aisha fue una de las mujeres célebres de los Quraish, y contaba de la honorable esposa del Noble Profeta Aisha bint Abi Bakr que decía que ella no había visto a nadie tan parecido al Profeta en el hablar como Fátima (la paz con ella), esa gran personalidad con la que están relacionados estos días[2]. Este hadiz se refiere a palabras de ella. Ya antes me había encontrado con otro, también referido a Aisha, que dice que, también en la manera de caminar, de mirar y en otras características, Fátima (con ella la paz) era la persona más parecida al Profeta.

Cuando iba donde él estaba, el Profeta la recibía de buen grado,

Luego dice que, cuando Fátima al-Zahra (con ella la paz de Dios) entraba en casa del Profeta, él le daba una buena acogida, le daba la bienvenida.

le besaba las manos

El Profeta besaba las manos benditas de Fátima al-Zahra.

y la sentaba en su lugar;

Hacía que se sentase en su sitio. Tal era el nivel del respeto que tenía el Profeta por aquella muchacha, aquella gran dama entre las mujeres de todas las épocas.

y cuando era el Profeta quien iba donde estaba ella, Fátima se levantaba, le daba la bienvenida y le besaba las manos.

Cuando el Profeta iba a su casa, ella se levantaba, le daba la bienvenida y besaba la mano bendita del Profeta.

Estando el Profeta enfermo, fue a verlo,

Durante la enfermedad del Profeta ―la última―, Fátima fue a verlo.

él le dijo algo al oído y ella lloró.

Se hablaron al oído el Profeta y ella, y Fátima (con ella la paz de Dios) lloró.

Le hizo otra confidencia, y rio.

Se volvieron a hablar al oído y Fátima sonrió y rio.

Me dije que hasta entonces creía que aquella mujer era más virtuosa que las demás, pero que ahora veía que era como ellas, porque estaba llorando y, de repente, reía.

Dice Aisha que pensó: «¿Qué es esto? Yo consideraba a esa mujer superior a las demás, y ahora queda claro que no es más que una mujer como otras, que en un momento llora y al siguiente se ríe».

Le pregunté por ello y ella dijo que no era momento para responderme.

«Fui a verla, le pregunté qué había pasado y ella me respondió que no me lo decía; que, si lo hacía, se convertiría en delatora» ―como se dice popularmente, en una bocazas―. «Fátima al-Zahra (con ella la paz) no me aclaró cuál era la razón de aquello».

Cuando falleció el Mensajero de Dios (con él y su familia las bendiciones de Dios), le pregunté

«Tras el fallecimiento del Profeta, volví a preguntar a Fátima. Ese obstáculo ya no estaba ahí, porque, al haber pasado el Profeta a mejor vida, revelar aquello ya no era incorrecto».

y contestó: “Él me anunció que iba a fallecer de esa enfermedad, y por eso lloré.

«Dijo: “El Profeta anunció su propia muerte, y eso me hizo llorar”».

Luego me dijo que yo era la primera persona de su familia que iba a unirse a él, y reí”».

«Después, me hizo saber que yo iba a ser la primera persona de su familia en reunirme con él, lo que me alegró y me hizo reír».

 


[1] Del Kitab al-Amali del sheij Muhammad ibn Hasan Tusí, sesión 14, página 400.

[2] Referencia a los días del aniversario del martirio de Fátima al-Zahra (con ella la paz).