Todos los profetas y siervos probos de Dios han tenido por intención propiciar en este mundo la existencia de seres humanos íntegros, conservarlos, hacer que crezcan y multiplicarlos. Ese mismo es el objetivo del Islam.

¿Qué causa esta injusticia e iniquidad que hay en la Tierra? Las causan la ausencia de seres humanos íntegros y la primacía, cual deidades, de personas carentes de integridad.

¿Qué aqueja hoy día al mundo? La respuesta está clara. El mundo sufre de discriminación, de privaciones impuestas a los seres humanos, de la humillación de los seres humanos, de una atmósfera cargada a nivel mundial del putrefacto orgullo arrogante de un sector particular. Hace cinco mil años, ¿por qué sufría el mundo? ¿Acaso sufría por no tener aviones? ¿Por no tener computadoras? ¿Acaso la computadora da a alguien la felicidad? Hace cinco mil años, lo que hacía sufrir al mundo eran esas mismas discriminaciones e injusticias, ese mismo desprecio de la esencia de la humanidad y la dominación por personas abyectas de la vida y el destino de los seres humanos.

Mientras no se instaure en el mundo la justicia y la religión en su forma pura, la humanidad seguirá sufriendo de esas mismas cosas. El ser humano no puede decir que era desdichado cuando no había trenes eléctricos o aviones de reacción, y que ahora que los tiene es feliz. ¿Acaso es feliz hoy día la humanidad? ¿Acaso no son mayoría en el mundo hoy día quienes sufren injusticias? ¿Acaso no rige hoy día los destinos del ser humano un conjunto de malhechores que, a nivel mundial, está en una minoría absoluta? Todo esto se ha dicho siempre a lo largo de la historia, y esa es la naturaleza inalterable del ser humano.

31/12/1990