En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso,

Alabado sea Dios, Señor de los Mundos, y vayan las bendiciones de Dios con Su Profeta y su familia pura.

Doy gracias a Dios por habernos concedido la gracia de colaborar, con ocasión del Día de la Plantación de Árboles, con personas activas en todo el país en este movimiento lleno de bendiciones trasplantando yo también un árbol. Un servidor ha hablado mucho de la cuestión del medio ambiente, igual que otros han hablado también. Hoy quiero hablar del tema candente en el país, diciendo alguna que otra cosa sobre la enfermedad que se ha propagado por el territorio.

Ya he dado las gracias de corazón en una ocasión anterior a los médicos, enfermeros y equipos sanitarios, pero considero necesario volver a expresar mi agradecimiento a todos esos estimados profesionales. Siendo imparciales, estos días se han visto ejemplos realmente edificantes para todos nosotros que, gracias a Dios, son una muestra de la responsabilidad y el compromiso humano y religioso de los equipos médicos del país. Los médicos, los enfermeros y el resto del personal sanitario están verdaderamente implicados en un Yihad en el camino de Dios. Lo que están haciendo estos días es un Yihad en el camino de Dios, y tiene un valor inmenso. Considero necesario dar igualmente las gracias a las familias de esas estimadas personas; tanto a los cónyuges como a los hijos y los padres que soportan estas dificultades. Algunas de esas personas pasan días y noches seguidos sin parar en casa, trabajando, en realidad, día y noche, y las familias lo aguantan, tienen paciencia. Les estoy profundamente agradecido a ellos también.

Considero necesario rezar y rogar a Dios el Altísimo salud plena para todos los enfermos, ya estén en los hospitales o en sus casas, en cama; misericordia y perdón para los fallecidos; y paciencia, calma y tranquilidad para quienes han perdido a seres queridos, a los que expreso mis condolencias.

Tengo varias peticiones que hacer a nuestro querido pueblo. La primera es que no infrinjan las recomendaciones e instrucciones de los organismos competentes. Deben cumplirse las órdenes que den para la prevención los grupos de especialistas y expertos, manteniendo limpias las manos, la cara, el entorno en que se vive, no contaminándolos y evitando que se contaminen. Con toda certeza, todo lo que contribuya a la salud de la sociedad y a que no se extienda esta enfermedad es una buena obra; por el contrario, todo lo que ayude a propagar la enfermedad es pecado. Dios el Altísimo nos ha encomendado el deber de sentirnos responsables de nuestra propia salud y de la de los demás —la salud de la gente—. Por todo ello, la primera recomendación es que observemos por completo lo que estipulen los responsables. Considerémoslo un deber necesario y cumplámoslo.

La siguiente recomendación es importantísima: volverse hacia el Creador y pedir la intercesión y la ayuda divinas. Esto es algo necesario que se nos ordena en el Noble Corán: «Di: “Mi Señor no os prestará atención si no le suplicáis!”» (Sagrado Corán, 25:77); en otro lugar: «Y volveos a vuestro Señor y someteos a Él» (39:54); en otro: «Y recuerda a tu Señor en tu corazón con humildad y respeto» (8:205). Son muchos los lugares del Corán en los que se nos ordena que, ante los sucesos diversos —y da igual si son sucesos naturales como este o sucesos de otro tipo que le ocurren al país, a la nación o a nosotros mismos personalmente—, dirijamos nuestras súplicas de intercesión a Dios el Altísimo. A veces se dicen cosas, que se haga tal cosa o se rece tal plegaria. Un servidor no tiene ninguna recomendación particular en ese sentido. Realizar plegarias es hablar con Dios, hacerle súplicas. Un servidor tiene muchas esperanzas, en particular, respecto al corazón puro y limpio de los jóvenes y de las personas creyentes, temerosas de Dios y piadosas, en el sentido de que realmente pueden, con sus plegarias, repeler las grandes catástrofes. Esta de ahora no es a nuestro juicio una catástrofe tan grande; peores que esta las ha habido y las hay en este país. Nosotros mismos hemos sido testigos de ellas. Ellos pueden zanjar muchos problemas con sus plegarias y súplicas, pidiendo sanación e intercesión a los Imames Puros (con ellos la paz), pidiendo ayuda y encomendándose a los Imames Puros (con ellos la paz) y al Noble Profeta del Islam. Esa es, por tanto, mi segunda recomendación. Y, si se quiere que no haga una recomendación concreta, lo que yo recomiendo es la séptima plegaria del Sahifa Sayadiya, que está también en el Mafatih al-Yanan. La que dice: «Ya man túhalu bihi ‘úqadu-l-makárihi wa ya man yáfza’u bihi haddu-sh-shadda’id» (1). Es una plegaria excelente, con muy buen contenido. Recítenla teniendo su significado en mente, dirigiendo las súplicas a Dios el Altísimo con esas bellas palabras. Ese era otro punto.

Y el siguiente es pedir a todos los organismos del país que cooperen con sentido de la responsabilidad con el Ministerio de Sanidad, que está en la primera fila en este campo, poniendo todos los medios a su disposición. He pedido a las Fuerzas Armadas y a los organismos vinculados a mi despacho que pongan ellos también todos sus medios a disposición de la gente. Este suceso no se ha producido solo en nuestro país. Ustedes ya han oído y saben que esto está ocurriendo hoy en día en muchos países del mundo. La diferencia estriba en que muchos países lo ocultan, no lo dicen, mientras que nuestros responsables informaron con sinceridad y transparencia desde el primer día, poniendo a la gente al corriente, lo que fue positivo. En algunos sitios no lo dicen, pero nosotros lo sabemos. Estamos informados de que en algunos lugares es mucho más intenso y está más extendido que en nuestro país. Y pedimos a Dios recuperación plena y ayuda para los afectados de otros países.

La última cuestión es que este asunto es pasajero. No es nada extraordinario. Estas cosas pasan en el país. No quiero minimizar el asunto más de la cuenta, pero tampoco lo exageremos. Es algo que ha ocurrido, durará un tiempo —un tiempo que, si Dios quiere, no será muy largo— y luego pasará. La experiencia que vamos a adquirir en este campo y la actividad que desarrollen la gente y los organismos, que equivale al fin y al cabo a una maniobra general en este campo, puede convertirse en un avance. Si realizamos este avance, conseguiremos que se transformen desgracias en bendiciones y amenazas en oportunidades. Por lo que he oído, afortunadamente, son muchos los casos de ese tipo de colaboración y muestras de afecto entre la gente, como puede ser que un tendero haya puesto frente a su puesto, en la calle, un grifo con agua y productos de limpieza para que los transeúntes puedan, si quieren, ir y lavarse las manos, por ejemplo. Esas cosas son muy importantes. O que tal enfermera haya retrasado su boda para poder atender su trabajo. Hay otros que se juntan para aportar una ayuda económica. Todo esto son acciones muy positivas. Esto es, en definitiva, una maniobra general del pueblo y de los organismos competentes. Esperamos, Dios mediante, que suponga un beneficio para el país, y ojalá que el día de la recuperación plena para la nación esté cerca, si Dios quiere.

Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.

Notas

(1) ¡Oh, Tú, por quien únicamente se resuelven las dificultades graves! ¡Oh, Tú, por quien se deshace la afilada cuchilla de las dificultades!