«Algo que ha venido hoy en día a añadirse a la tiranía internacional es que las potencias mundiales arrogantes, encabezadas por los Estados Unidos de América, no consideran que otras naciones tengan derecho a hablar y expresar su parecer. Cualquier cosa que vean útil o necesaria para su propia política la hacen, aunque sea en detrimento de alguna nación o naciones. Por ejemplo, en el caso de Irak, destrozan y aplastan la región pisoteándola ellos mismos, con sus propios ejércitos y sus armas letales, y mientras en otras partes diversas del mundo se comete todo tipo de tragedias y crímenes por órdenes suyas o con su ayuda. Piensen así en todas las catástrofes que tienen lugar en Palestina ocupada, en Líbano o en otras regiones, y si un pueblo se expresa en contra de ello o los gobernantes de algún país del mundo se oponen, lanzan acusaciones de modo totalmente despótico y dictatorial contra esa nación o ese Gobierno, para quitarlos de en medio. Una tal catástrofe la han causado en el golfo Pérsico, destruyendo el medioambiente del que tanto hablan. ¿Acaso están dispuestos a que se haga lo mismo en las regiones en que viven ellos?» (04/11/1992).