En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.

La paz sea con la poderosa y oprimida Palestina; la paz con los valientes y entusiastas jóvenes palestinos; la paz con la heroica y resistente Gaza; la paz con el Hamás, la Yihad y todos los grupos de Yihad o políticos de Palestina.

Doy gracias a Dios Todopoderoso y Omnipotente por la ayuda y el honor con que ha agraciado a los combatientes palestinos; a Dios ruego sosiego y tranquilidad del alma para los corazones heridos de quienes han dado de los suyos para el martirio; ruego misericordia y buena nueva para los mártires, y curación completa para quienes han sufrido daños; y felicito la victoria frente al criminal régimen sionista.

La prueba atravesada estos días honra al pueblo palestino. El salvaje y bestial enemigo ha comprendido cabalmente su impotencia ante un alzamiento de Palestina unida. La prueba de la colaboración de Al-Quds y Cisjordania con Gaza, los territorios de 1948 y los campamentos de refugiados muestra a los palestinos el camino del futuro. En estos doce días, el régimen tiránico ha perpetrado grandes crímenes, fundamentalmente en Gaza, demostrando en la práctica que, por efecto de su impotencia frente al alzamiento de Palestina unida, comete tales actos oprobiosos y demenciales que vuelve en su contra a la opinión pública del mundo entero, y hace aun más odiosos a sí mismo y a los Estados occidentales que lo apoyan ―en especial, Estados Unidos―. Tanto continuar los crímenes como pedir un alto el fuego suponían su derrota, y se vio obligado a aceptarla.

El pérfido régimen se hará aun más débil. La disposición de los jóvenes palestinos, la exhibición de potencia de los preciados grupos de Yihad y la preparación de fuerzas de modo continuo harán día a día más poderosa a Palestina, y cada vez más impotente y desvalido al enemigo invasor.

Los momentos de inicio y cese de las hostilidades dependen del buen juicio de los líderes del Yihad y la política de Palestina, pero la preparación y la presencia en escena no pueden detenerse. La experiencia de Sheij Yarrah en la resistencia frente a la prepotencia del régimen y sus colonos pagados debe ser siempre el manual de actuación del celoso pueblo palestino. Envío un saludo a los gallardos jóvenes de Sheij Yarrah.

El mundo islámico en su totalidad es responsable respecto de la cuestión de Palestina, y le atañe un deber religioso. La razón política y las experiencias de gobierno confirman además ese dictamen religioso, y lo ponen de relieve. Los Estados musulmanes deben salir a la palestra con franqueza en apoyo de la nación palestina, tanto en el terreno militar como en el financiero ―hoy más necesario que nunca― y en la reconstrucción de las infraestructuras derruidas en Gaza. Los pueblos musulmanes deben exigir a sus gobiernos que cumplan ese deber.

Es la reclamación perseverante por parte de los pueblos lo que respalda esa demanda religiosa y política. Los pueblos musulmanes deben reclamar a sus gobiernos que cumplan ese deber, y los propios pueblos tienen el deber de prestar apoyo financiero y político en la medida de las posibilidades.

Otro deber importante es ocuparse de castigar al terrorista y sanguinario gobierno sionista. Todas las personas dotadas de conciencia reconocen que las grandes matanzas de niños y mujeres palestinos de estos doce días no deben quedar impunes. Todos los actores influyentes del régimen, incluido el criminal de Netanyahu en persona, deben ser perseguidos por tribunales internacionales independientes y recibir su castigo. Y, por el poder divino, esto se llevará a cabo.

Y Dios siempre triunfa en lo que ordena.

Viernes, 9 de shawal de 1442 H. l.

21 de mayo de 2021 d. J. C.

Seyed Alí Jameneí