«La terminología se debe revisar y corregir. Desde Occidente se les ofrecen y se les van a ofrecer a ustedes los dos modelos del Islam takfirí y el Islam secular, para que el modelo del Islam de los principios, moderado y racional, no cobre fuerza en las revoluciones de la región. Redefinan ustedes los términos con meticulosidad. Si ser demócrata significa tener talante popular y que haya elecciones libres dentro del marco de los principios de las revoluciones, sean todos demócratas; y si significa caer en la trampa de una democracia liberal de segunda y de imitación, no sean demócratas ninguno. Si salafismo significa tender a los principios conforme al Libro y la Tradición, ser fiel a los valores genuinos, combatir la superstición y las desviaciones, insuflar vida a la ley religiosa y oponerse a la occidentalización, sean todos salafistas; pero si por ello se entiende intolerancia, anquilosamiento y violencia entre las religiones y entre las escuelas de jurisprudencia islámica, el resultado no será compatible con la innovación, la tolerancia y la racionalidad ―que son pilares del pensamiento y la civilización islámicos― y se estará dando pie a la difusión del secularismo y la irreligiosidad» (03/02/2012).