«En 1979, triunfó en Irán la Revolución Islámica que transformó por completo la región, abriendo un nuevo capítulo. De todos los profundos efectos que tuvo la Revolución Islámica en el mundo el más rápido y visible fue el golpe que supuso para el gobierno sionista. Nuestro gran líder (imam Jomeiní) proclamó que uno de los objetivos de la Revolución Islámica era liberar la tierra palestina y extirpar el tumor canceroso israelí. Así llegó sangre nueva a las venas de Palestina. Se levantaron grupos combatientes palestinos musulmanes. La Resistencia libanesa abrió un nuevo y poderoso frente para oponerse al enemigo y sus partidarios. En vez de apoyarse en los Gobiernos árabes y mendigar en foros mundiales como la ONU que eran cómplices de los Gobiernos arrogantes Palestina confió en si misma, en su juventud, en su profunda fe islámica y en sus hombres y mujeres abnegados. Esa es la clave de todas las conquistas y todos los éxitos. Lo que amenaza al régimen sionista no son los misiles de Irán ni los grupos de la Resistencia que los llevan a construir escudas antimisiles aquí y allá. La verdadera amenaza imparable es la firme voluntad de los hombres, mujeres y jóvenes de los países islámicos que ya no quieren que los dominan, les den órdenes y los humillan Estados Unidos, Europa y sus secuaces. Claro que, si el enemigo lanza una amenaza, esos misiles cumplirán su cometido» (01/10/2011).