«Es la madre quien puede educar a los hijos de la mejor manera. La educación de los hijos por la madre no es como la que se realiza en el aula. Se hace con el comportamiento, con el habla, con la emotividad, con el cariño, las nanas… viviendo. Las madres educan a sus hijos viviendo. Cuanto más integra, sensata e inteligente sea una mujer, mejor será esa educación. Uno de los deberes más importantes de la mujer es el cuidado de la casa. Lo saben todos: yo no creo que las mujeres no deben trabajar en empleos sociales o políticos. No, eso no es un problema. Ahora bien, si eso resulta en que pensemos en el cuidado de la casa como si fuera algo despreciable, ahí hay un pecado. El cuidado de la casa es un trabajo (…). Tener hijos es uno de los más importantes combates y deberes de las mujeres porque tener hijos es en el fondo una capacidad de la mujer. Es ella quien soporta las molestias, y ella quien soporta los sufrimientos. Es a ella que Dios Altísimo ha dado los medios necesarios para criar niños. Dios Altísimo no ha dado esos medios de criar niños a los hombres, sino que los ha puesto a disposición de las señoras. Les ha dado la paciencia; les ha dado la afectuosidad; les ha dado los sentimientos y les ha dado los órganos adecuados. En definitiva, es una habilidad de las mujeres. Si en la sociedad no se olvidan esas cosas, progresaremos. El respecto a la mujer y su enaltecimiento es algo que debe atenderse sin falta. El trato con la mujer debe estar marcado por el respecto, el cariño, la nobleza y el pudor» (01/05/2013).