«La mujer se refugia en su marido, y el marido en su mujer. El hombre, en el ajetreo de su vida de varón, necesita un instante de reposo para poder seguir el camino. ¿Cuándo se da ese instante de reposo? En el momento en el que llega a su entorno pleno de amor y afecto familiares estando con él, a su lado, su esposa que lo ama y a quien se siente unido. Cuando está con su esposa es ese instante de calma y sosiego. Y la mujer, en el ajetreo de su vida femenina, se ve frente a ciertas crisis y sacudidas ya esté fuera de la casa, en actividades y labores diversas políticas, sociales, etc. o dentro del hogar, donde los esfuerzos no son menores ni menos importantes que fuera. En ese ajetreo, la mujer se enfrenta a ciertas convulsiones y como su espíritu es más delicado necesita más calma, más sosiego y apoyarse en una persona segura. ¿Y quién es esa persona? Pues su marido» (28/08/2002).