«La base de todas las religiones es la instauración de la justicia. Dios el Altísimo dice que envió mensajeros y libros celestiales “para que los humanos establezcan la justicia” (Sagrado Corán, 57:25); principalmente, para que la gente se alzase por la justicia, y la sociedad fuese justa. En fin, en estos campos vamos atrasados, tenemos que trabajar mucho (…). La cuestión de la lucha anticorrupción es complementaria de la labor por la justicia. La corrupción hay que afrontarla. Una de las lacras importantes que existen en el país y que es justo lo opuesto a la justicia es que haya corrupción, prebendas, usos indebidos, malversaciones, privilegios fuera de lugar y cosas como esas» (