«”Ser popular” es un tema muy amplio que tiene distintas manifestaciones. Una de ellas es justamente ir entre la gente y escucharla sin intermediarios (...). Otra manifestación es la adopción de un estilo de vida sencillo: ser llano en los modales y la forma de comportarse, abstenerse de hábitos suntuosos, de mirar a la gente por encima del hombro, etc. Ese es otro aspecto de un carácter popular. Hay que mantenerse al margen de esos hábitos suntuosos que son habituales en el mundo y que aquejan a todos los gobiernos, puestos y responsables, con ese modo de mirar a la gente y esa manera de vivir (...). Otro aspecto de un carácter popular es hablar con la gente y hacerla partícipe de los problemas y las soluciones (...). El Príncipe de los Creyentes (con él la paz) presta atención a esta cuestión en aquel importantísimo edicto de su gobierno dirigido a Malik al-Ashtar, cuando dice: “No te ausentes de la gente durante mucho tiempo”. Claro está que un responsable no puede estar siempre entre la gente, pero en ciertos momentos sí tiene sin falta que personarse entre ella (…). Luego dice: “Si aparece un problema en las mentes de la gente, una duda respecto a ti, ve y presenta tus excusas”, habla con ellos con franqueza, dialoga. Miren ustedes, por principio la relación entre el gobernante y la gente es así: una relación fraterna y amistosa: “Si tienen dudas, apártalas de sus mentes hablando tú mismo y expresándote” (1)».

«La base de todas las religiones es la instauración de la justicia. Dios el Altísimo dice que envió mensajeros y libros celestiales “para que los humanos establezcan la justicia” (Sagrado Corán, 57:25); principalmente, para que la gente se alzase por la justicia, y la sociedad fuese justa. En fin, en estos campos vamos atrasados, tenemos que trabajar mucho (...). La cuestión de la lucha anticorrupción es complementaria de la labor por la justicia. La corrupción hay que afrontarla. Una de las lacras importantes que existen en el país y que es justo lo opuesto a la justicia es que haya corrupción, prebendas, usos indebidos,  malversaciones, privilegios fuera de lugar y cosas como esas».

«Ser revolucionario debe sin falta ir acompañado de racionalidad, y desde sus inicios hasta hoy el modo correcto de operar de la República Islámica ha sido acompañar el movimiento revolucionario de movimiento de reflexión y racionalidad (...). Que una acción sea “revolucionaria” quiere decir que es sabia y razonable. “Ser revolucionario” no significa actuar de manera impulsiva ni hacerlo sin ton ni son. Debe ser revolucionaria, debe actuarse de modo radical, y al mismo tiempo debe ser producto del pensamiento y la sabiduría».

«Bien, el comercio exterior es muy importante, en especial con los vecinos. Nosotros tenemos catorce o quince vecinos que suman una población inmensa y constituyen un vasto mercado. Sin embargo, no hay que limitarse a ellos, relacionarse con los demás países también lo es. En el mundo hay en torno a doscientos y pico países. No tenemos por qué relacionarnos con un número muy reducido de ellos, con uno o dos países. Con algunos quizá no sea posible, pero la posibilidad de tener relaciones buenas y fluidas con la mayoría existe. Hay que esforzarse».

«De verdad que Estados Unidos, tras el escenario de la diplomacia, es un lobo sanguinario. En las apariencias está la diplomacia, las sonrisas, las palabras y las cosas que dicen a veces haciéndose los honrados; pero en el fondo de las cosas… ¡una bestia! Un lobo salvaje y sanguinario, como se observa en muchos lugares del mundo. Eso sí: a veces lobo, y a veces zorro taimado. Aparece en distintas formas. La situación actual de Afganistán es una muestra de ello. Afganistán es país hermano nuestro, con la misma lengua, la misma religión, desde el punto de vista cultural la misma cultura, y verdaderamente los problemas y desgracias de Afganistán lo conmueven a uno profundamente. Estos acontecimientos que se están produciendo uno tras otro, con el suceso del jueves (2), con esas matanzas, esos problemas y esas penurias que están soportando ellos son obra de Estados Unidos. Llegaron y ocuparon Afganistán veinte años, y en estos veinte años han cometido todo tipo de tropelías contra los afganos. ¡De todo tipo! Han bombardeado ceremonias fúnebres, han bombardeado bodas, han matado a sus jóvenes, han metido sin motivo en cárceles variopintas a muchos de los suyos, han hecho que la producción de droga sea en Afganistán decenas de veces superior, ¡decenas de veces! Varias decenas de veces más. Han hecho esas cosas, y eso sin dar un solo paso en pro del avance de Afganistán. En definitiva, el Afganistán de hoy no está más adelantado en términos de progreso cívico y de infraestructuras, si es que no está más atrasado. Es decir, que no han hecho nada, y ahora que se están yendo con este bochorno, ahí tienen la situación del aeropuerto de Kabul, con esas concentraciones de gente, esos problemas, esos afganos a los que se llevan, diciendo que son personas que han colaborado con ellos durante estos largos años y los quieren sacar de Afganistán. Hay informes según los cuales en el lugar a donde los llevan la situación es peor que en Afganistán. Son muchos los problemas en los centros donde los alojan. Esa es la situación en Estados Unidos. En todo caso, nosotros, tratándose de Afganistán, estamos a favor del pueblo afgano; del 'pueblo' afgano. Los gobiernos vienen y van. A lo largo de estos años ha habido muy diversos gobiernos en Afganistán. Los gobiernos llegan y se van, y lo que permanece es el pueblo afgano. Nosotros somos partidarios del pueblo de Afganistán. Y en cuanto a los gobiernos, cómo nos relacionemos con ellos depende de cómo se relacionen ellos con nosotros».

Notas

(1) Paráfrasis de un fragmento de la carta 53 de La cumbre de la elocuencia.

(2) Alusión al ataque suicida cometido en los alrededores del aeropuerto de Kabul ―custodiado por tropas estadounidenses― que causó la muerte a más de ciento sesenta personas y heridas a otros más.