«Todo profeta ha tenido enemigos de entre los criminales, pecadores y malhechores del mundo. En la sura de Al-An’am, Los rebaños, se dice: “Así es como dispusimos para cada profeta enemigos, demonios de entre los hombres y los genios, que se susurran unos a otros palabras encantadoras y engañosas” (6:112). Por tanto, cuando se produce la be'sat del profeta y este es enviado, proponiéndose ese mecanismo de ejecución del designio divino, naturalmente se oponen a él los corruptores, los arrogantes, los colonizadores y los perturbadores de la vida humana; se le oponen los saqueadores; se le oponen los opresores, por estar él en contra de la opresión, contra el saqueo de las riquezas humanas, contra la dominación injusta sobre los seres humanos. Aquellos que se cuentan entre los malhechores del mundo, se alzan naturalmente frente al profeta (...). Por tanto, la definición coránica de la religión es algo de ese jaez. No se puede reducir a actos de pequeña envergadura, limitándose únicamente a los meros actos de devoción» (11/03/2021).