«Hace unos años, vino a Teherán un jefe de Estado europeo que, reunido conmigo, hizo una referencia de alguna manera a la guerra entre cristianos y musulmanes. Al dirigirme yo a él, manifesté mi sorpresa y le pregunté si acaso debía haber una guerra entre los musulmanes y los cristianos. Los musulmanes, le dije, no tienen motivo para hacer la guerra a los cristianos. Y en estos últimos cien años, si no más, todas las guerras que ha habido en el mundo ―las grandes― han sido guerras entre los propios cristianos: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, las guerras entre Francia y Alemania… Enumeré y le dije que esas guerras habían sido entre Estados cristianos, no entre cristianos y musulmanes. Luego expresé mi extrañeza por cuál podía ser el motivo de esas palabras. Un tiempo después ocurrieron ese asunto de las torres de Nueva York y las declaraciones del presidente de Estados Unidos ¡diciendo que había comenzado una cruzada! La persona a la que me refería ―la que habló conmigo― fue uno de los principales implicados directamente, tras las palabras de George Bush, en el proyecto estadounidense-sionista de la invasión de Irak. Fue entonces cuando me di cuenta de que aquello que se me había dicho había sido precedido de una negociación, un diálogo, un acuerdo entre los cabecillas de la Arrogancia mundial. Eran ellos quienes habían formado el círculo de la conspiración estadounidense-sionista respecto a Oriente Medio cuyo primer paso fue la invasión de Irak. Entonces es cuando se me hizo evidente el significado de aquellas palabras. «¡Cruzada!». ¡Guerra entre musulmanes y cristianos! Por otra parte, no tuvieron éxito.
»Desde entonces hasta hoy, han hecho muchos esfuerzos. De esa misma cadena forma parte el asunto de las caricaturas ofensivas, igual que entran en ese mismo apartado las declaraciones injuriosas de algunos políticos y gente de prensa de Estados Unidos y Europa respecto al Islam y a los musulmanes» (18/09/2007).