«Cuando quienquiera hace algo con el fin de servir ―servir a la gente y obrar por Dios―, eso para la Corte Divina es inolvidable. Quizá esa molestia que alguien se ha dado, la inquietud que ha mostrado por una cuestión o el esfuerzo que ha realizado no sean conocidos por nadie, no haya quedado escrito en ningún lugar y no se diga, pero los ángeles que interrogan a los muertos lo saben, y la ciencia de Dios Altísimo lo abarca todo. Quienquiera que haya actuado por Dios, que haya trabajado para servir a la gente y que haya obrado con sinceridad ha de saber que su esfuerzo no ha sido vano y será, si Dios quiere, retribuido ante el Altísimo. Ese es el verdadero tesoro. Esas son las verdaderas provisiones que se acopian durante el periodo en que se ocupa un cargo.
»La gente mundana utiliza los cargos de presidencia, ministerios, direcciones, etc., para aprovisionarse de cosas de este mundo: se procuran un sitio o juntan medios con vistas a su propio futuro. Ya lo ven ustedes. En el mundo es algo habitual. Pero en la concepción de la religión y en la cultura islámica no es así. Lo que se acopia es para el más allá. En la orden a Malik al-Ashtar del imam Alí (con él la paz) hay una expresión que tengo anotada. Al comienzo de la orden ―ya saben ustedes que es muy larga y prolija―, justo en las primeras líneas, hay una frase que dice así: “Por lo tanto, las mejores provisiones que puedes recolectar son las buenas obras”. Es decir, “las mejores o más preciosas provisiones que vas a almacenar para ti mismo en esta misión que te he encomendado son las provisiones de buenas obras”. Es decir, actúa bien, haz buenas obras, trabaja por Dios, esfuérzate, junta provisiones de eso, que Dios el Altísimo las mantendrá y preservará para ti. Esa es la cuestión. Ténganlo en cuenta. Tanto si yo y mis semejantes lo sabemos como si no, lo agradezcamos o no, cuando alguien trabaja por Dios y realiza buenas obras, esa provisión le es reservada.
»Una oportunidad de servir es una bendición. Que ustedes y yo hallemos la ocasión de servir a la gente es una gran bendición divina. Hay muchos que quisieran servir a la gente, pero no tienen esa posibilidad. Por ejemplo, les haría falta dinero, pero no lo tienen; necesitarían fuerza física, pero carecen de ella; precisarían influencia social, pero no gozan de esa influencia; tendrían que estar en una posición influyente, pero no ocupan tal posición. Ustedes, que sí han llegado a una posición de influencia, deben reconocer su valor. Se trata de una gran bendición que Dios les ha dado, y a toda bendición le corresponde agradecimiento. Agradecerla consiste en que en esta oportunidad empleen ustedes toda su capacidad, por la satisfacción de Dios, para obedecer el mandato del Creador y, en nuestro país y nuestra sociedad, para avanzar hacia los objetivos de la Revolución. Eso es lo fundamental.
»En este gobierno (el del Sr. Rohaní) ha quedado claro que confiar en Occidente no da resultado. No nos ayudan, y dondequiera que pueden nos hacen daño. Donde no nos hacen daño es allá donde no tienen la posibilidad. Dondequiera que la han tenido, nos lo han hecho. Esta es una experiencia de gran importancia. De ninguna manera deben condicionarse y hacerse depender los planes internos de que Occidente colabore, porque con seguridad será un fracaso y con seguridad sufriremos daños. Allá donde ustedes han hecho depender sus actividades de Occidente, no han tenido éxito, y allá donde, sin confiar en Occidente, han dado ustedes el paso y han entrado en movimiento, sí lo han tenido. Observen lo que se ha hecho. En el funcionamiento del undécimo y el duodécimo gabinetes, ha sido así. Dondequiera que han condicionado los asuntos a un acuerdo con Occidente, a negociaciones con Occidente y con Estados Unidos, etc., han quedado atrás sin poder avanzar. Porque ellos no ayudan, sino que son hostiles. Son enemigos, en definitiva. Dondequiera que los han ignorado y se han puesto en marcha ustedes mismos, empleando diversos métodos… porque hay mil caminos, no uno solo ―no uno, hay distintos caminos; si se piensa, se encontrarán diversos caminos para la vida personal y social y para la dirección―. Pues dondequiera que se han puesto en marcha de esa manera, han progresado».