KHAMENEI.IR publica una selección de declaraciones del Líder de la Revolución Islámica de Irán, su eminencia el ayatolá Jameneí, a propósito de las causas y consecuencias de la homosexualidad en Occidente.
En Occidente, la homosexualidad se llega a considerar ¡un valor!
«La homosexualidad pasa en Occidente por valor, y la oposición a la homosexualidad ¡por antivalor! Así es hoy en día en el mundo occidental: si se hace una entrevista a alguien ―un responsable gubernamental, un presidente de la República, una personalidad ilustre―, y este dice estar en contra de la homosexualidad, en el mundo eso se considera un punto negativo en su historial. Esa es la dirección hacia la que se ha orientado el ambiente moral de Occidente. Y claro está que no se detendrá en ese punto, sino que seguirá avanzando hasta alcanzar extremos mucho peores y más repulsivos» (04/09/2014).
Las relaciones y los casamientos homosexuales muestran el desprecio por la humanidad que hay en Occidente
«En la actualidad, en el sistema civilizacional de Occidente se desprecia la humanidad. Realmente, siendo justos hay que reconocer que han fracasado (…). Asesinatos, saqueos y violencia, y una lujuria degradante para el ser humano: ¡casamientos entre personas del mismo sexo! Eso es ya algo distinto de las relaciones homosexuales y va mucho más allá. Aceptan abiertamente en su vida actos reprobables contra la naturaleza del ser humano. Como dice el Corán, «cometéis lo reprobable en vuestras reuniones» (29:29). En la actualidad, confiesan eso abierta y públicamente, casan entre sí a dos personas del mismo sexo, las iglesias lo registran y el presidente de Estados Unidos se pronuncia al respecto y declara su convicción diciendo que está de acuerdo con que se haga eso ¡y que no se opone!» (05/05/2013).
La homosexualidad forma parte de la ignorancia moderna
«La era de la ignorancia de la Yahiliya está hoy presente en el mundo. Debemos abrir los ojos e identificarla. Exactamente el mismo espíritu se da en la actualidad: una lujuria descontrolada, sin freno e irracional. El fundamento de la lujuria en el mundo occidental es el deseo. Les preguntamos por qué difunden las relaciones homosexuales y la homosexualidad, y responden que, al fin y al cabo, es un deseo humano. ¡Esa es su justificación! Y quienes en el ámbito de la lujuria y las distintas formas de concupiscencia humana avanzan sin resistir ni detenerse ante línea roja alguna, cuando se trata de crueldad, se observan en ellos las mismas características: matan a gente, matan inocentes y oprimen a los pueblos sin que se haya cometido crimen alguno. Esa es la barbarie ignorante que existe hoy día: la Yahiliya moderna» (16/05/2015).
Las relaciones homosexuales han llegado incluso a las iglesias
«El mundo industrial occidental de la actualidad reposa sobre la base de la aprobación de los placeres ―de todo placer, con la única condición de que no se agreda a otros―. Todo lo que uno quiera está permitido, de modo que ¡busquen el placer! Por eso ven ustedes que esos cambios bochornosos que se han producido hoy en día se han extendido incluso hasta sus iglesias. Hubo un tiempo en que las relaciones homosexuales y los actos repulsivos que llevan a cabo, la fornicación y los actos obscenos que son comunes entre ellos se hacían a escondidas, pero poco a poco se han ido convirtiendo en algo habitual. Hace dos o tres años, un pastor de una iglesia de Estados Unidos proclamó su disposición a casar ¡a dos personas del mismo sexo que quisieran vivir juntas! En eso consiste el hedonismo: uno dice que le apetece tal cosa y por lo tanto la debe hacer. Pero eso es algo proscrito y reprobado. Nosotros no consideramos eso progreso» (09/11/2006).
En el futuro, en Occidente se planteará el casamiento entre parientes
«Algunos pensaban hace años que en Occidente, habiendo libertad para las relaciones entre hombres y mujeres, habría menos deseos y menos excitación, mientras que aquí en Irán donde hay limitaciones, como se dice, «el ser humano codicia lo prohibido». Ha quedado ya claro que no, que es al contrario. Allá donde hay libertad, donde no existe límite alguno a las relaciones entre hombres y mujeres, la concupiscencia sexual se presenta y se hace patente en ellos de modo más fuerte, más activo, más violento y más agresivo, y no se detendrá ahí. En un futuro del que no sabemos cuándo será, llegará a plantearse el casamiento entre parientes; se plantearán actos aún más delicados. Esa es la dirección hacia la que se dirige el mundo de la corrupción moral» (26/05/2016).
En EEUU, la crítica de la homosexualidad no está amparada por la libertad de expresión
«Según se nos ha informado, en Estados Unidos, si algunos pretenden escribir y publicar algo contra las relaciones homosexuales basándose en los fundamentos de la psicología y la sociología, no podrán hacerlo. ¡Se lo impedirán! ¿Qué respeto de la libertad de expresión es ese? Allá donde están por medio las ruines políticas sionistas por las que debe corromperse la moralidad de los pueblos y la juventud, la libertad de expresión carece de sentido y nadie osa ni tiene derecho a publicar nada frente a esa política vil y execrable» (17/09/2012).
La homosexualidad no guarda relación con el cristianismo ni con el judaísmo, sino con políticas nuevas que se han difundido por el mundo
«La cuestión de la homosexualidad es una de las lacras que afligen ahora al mundo occidental. Hacen como si no lo fuera, claro está, pero la verdad del asunto es que en la actualidad para los pensadores se ha convertido en un gran mal incurable. No pueden remediarlo. Esa manera de moverse; esa impudicia al sacar a colación con crudeza temas sexuales y de la relación entre hombre y mujer, y esa manera de sacar a la palestra lo femenino ―es decir, esa parte bella, delicada, oculta y misteriosa del ser humano― para el trabajo, en la publicidad, para la actividad profesional, utilizar su sonrisa, sus bellezas, su cuerpo y su rostro para promocionar una mercancía vil y sin valor a fin de ganar dinero traen consigo esas cosas; es natural. Esas cosas ha hecho el mundo occidental. Esas cosas han hecho las políticas occidentales. Y no tiene nada que ver con las religiones. No tiene que ver ni con el cristianismo ni con el judaísmo; tiene que ver con las políticas nuevas que desde hace unos cien o ciento cincuenta años ―no podría decirlo ahora con precisión― se han extendido por el mundo» (04/07/2007).