A continuación, las partes importantes de las declaraciones del imam Jameneí:

 

“En la guerra de Saddam contra Irán sucedieron cosas que el mundo ignora. Una fue el bombardeo de un partido de fútbol por los cazas de Saddam en febrero de 1987, en el que alcanzaron el martirio diez jugadores además del árbitro y un grupo de espectadores”.

“Aquellos que apoyaban a Saddam, aquel lobo sanguinario, en su guerra contra Irán hablan hoy de derechos humanos y se consideran ¡los custodios de los derechos humanos en el mundo! Tal es la impudicia y la desvergüenza de esas potencias”.

“Tan alto era el rango científico del mártir nuclear Rezaineyad que el enemigo sentía que su mera existencia era fuente de progreso y excelencia para la República Islámica y debía eliminarlo. Fueron y le hicieron alcanzar el martirio ante su esposa y su hija pequeña”.

“El martirio no es solo caer víctima de la guerra. Para nuestros combatientes, la cuestión no era solo defender fronteras geográficas, sino defender las fronteras de la moral, la religión, la cultura y la identidad, aunque defender las fronteras geográficas es también valioso”.

“Es habitual en el mundo que cuando un ejército vence en una ciudad considere normal saquear y cometer iniquidades. Aquí en la República Islámica de Irán no es así. Aquí, si se triunfa en el campo de batalla, la observancia de los preceptos divinos no se descuida ni un ápice”.

“A ese mismo enemigo que atormentaba a los presos de nuestro bando desde que los capturaba hasta dentro de los campamentos donde los mantenía detenidos, cuando caía preso en nuestras manos, si estaba herido, nuestros combatientes lo curaban, y si tenía sed le daban agua”.