¿Qué es más poderoso incluso que la bomba atómica?

«Ellos (los occidentales) se figuran que nosotros, para fortificar nuestro sistema, buscamos hacernos con armas de destrucción masiva, atómicas y esas cosas. Se equivocan: se trata de nuevo de un análisis errado y de información incorrecta. Nosotros sabemos que aquello frente a lo cual la bomba atómica no funciona es una nación decidida, determinada, devota y unida. Es frente a eso que nadie puede imponerse y vencer, ¿o acaso ha sido poca la hostilidad contra nosotros desde el inicio de la Revolución? ¿Acaso entre el comienzo de la Revolución y ahora hemos tenido bombas atómicas? Lo que ha preservado la dignidad e integridad de esta nación, ha engrandecido al sistema islámico y ha inmortalizado el nombre del imam (Jomeiní) son la fe y la firme determinación de este pueblo, así como su resistencia y su unidad sin fisuras» (17/07/2002).

De Israel, que tiene bombas atómicas, y Palestina, sin otra arma que las piedras, ¿cuál es más poderoso?

«Desvarían acusando a la República Islámica de estar fabricando la bomba atómica, diciendo que está a tal distancia ―escasa― del armamento atómico, que si lo decide hoy mismo tendrá armas atómicas en unos meses o dentro de dos años… (…). Se confunden tecnología nuclear y armamento nuclear, cuando la verdad es algo diferente, y esas dos cosas no tienen nada que ver la una con la otra; son dos asuntos distintos. El armamento nuclear está basado en el enriquecimiento de uranio por encima del noventa por cien, mediante una tecnología compleja, e irá tras él quien tenga motivación para ello. Nosotros ni la tenemos, ni hemos ido tras eso ni queremos ir. A nosotros no nos hacen falta bombas atómicas. Si hasta el día de hoy hemos vencido a nuestros enemigos, no lo hemos hecho con bombas atómicas. Hace veinticinco años que el pueblo de Irán derrotó a Estados Unidos. ¿O no es así? Ese Estados Unidos que hace veinticinco años fue derrotado, ¿con qué lo fue? ¿Derrotamos a Estados Unidos con bombas atómicas? ¿O con nuestra resolución, nuestra voluntad, nuestra fe, nuestra conciencia y nuestra unidad? Nosotros hemos entendido qué queremos; hemos entendido qué buscamos. Identificamos el camino y nos pusimos en marcha sin miedo a los improperios de unos y otros. Así es como vencimos, ¡que no lo hicimos con bombas atómicas! ¿Acaso no tenía esas bombas la antigua Unión Soviética? El número de bombas atómicas de la Unión Soviética era probablemente superior al de Estados Unidos. ¿Y no fue derrotada? En los ámbitos cruciales de la esfera internacional, la victoria y la derrota no dependen de esas cosas. Nosotros hemos presentado hoy al mundo islámico un modelo: el de la democracia religiosa, la independencia y la dignidad nacional. El mundo islámico lleva movilizado contra Estados Unidos a día de hoy veinticinco años, y los pueblos corean: «¡Muerte a Estados Unidos!». ¿Quién decía antes «muerte a Estados Unidos»? Salvo la República Islámica y el pueblo de Irán, ¿quién lo decía? Hoy lo dicen todos. Nosotros no hemos avanzado con bombas atómicas. La victoria, en los grandes ámbitos duraderos de la historia, ¡no se obtiene con esas armas! ¿Acaso el régimen sionista no hoy en día tiene bombas atómicas? Según cuentan, doscientas o quizá trescientas ojivas nucleares hay ahora en los arsenales del régimen sionista, y sin embargo se ve impotente desde hace ya años frente a un adversario que no tiene ni siquiera fusiles, tan solo piedras ―piedras, eso sí, acompañadas de voluntad y del apoyo de la fe―. Nuestro problema no es la bomba atómica. ¿Para qué querríamos bombas atómicas? Además, cuando se usan bombas atómicas no se mata solo a quienes son enemigos, sino también a los que no lo son, y eso va en contra de nuestra doctrina y en contra de nuestro modo de proceder y nuestros métodos. Las bombas atómicas se llevan a los virtuosos y a los canallas, destruyen a los buenos y a los malos, los ponen a todos en el mismo saco. No es eso lo que hace el sistema islámico» (21/06/2004).

La amarga ironía de los días presentes

«La amarga ironía de nuestro tiempo es que hoy pretenda pasar por el adalid de la oposición a la proliferación nuclear el Gobierno de Estados Unidos, quien posee la mayor cantidad de las más mortíferas armas nucleares junto a otros tipos de armamento de destrucción masiva, y que es el único que ha perpetrado su uso. Ellos y sus socios occidentales pertrecharon con armas nucleares al usurpador régimen sionista, creando para esta delicada región una gran amenaza. Y luego esa misma cuadrilla embaucadora no soporta que países soberanos hagan de la energía nuclear un uso civil, e incluso combaten con todas sus fuerzas la producción de combustible nuclear para radiofármacos y otros empleos pacíficos y propios del ser humano. Su falaz excusa es el miedo a que se produzcan armas nucleares. En lo que toca a la República Islámica de Irán, ellos mismos saben que mienten. Pero la política, cuando no hay en ella el más mínimo rastro de espiritualidad, considera permisible incluso la mentira. ¿Se avergonzará y se abstendrá de mentir aquel que en el siglo XXI abre la boca para proferir amenazas de carácter nuclear?

»Yo insisto en que jamás la República Islámica busca en ningún caso hacerse con armamento nuclear, como también en que jamás renunciará al derecho de su pueblo a hacer un uso pacífico de la energía nuclear. Nuestra divisa es “energía nuclear para todos, y armas nucleares para nadie”» (Declaraciones en la XVI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, 30/08/2012).

Vencer en una guerra nuclear es imposible

«Desde el punto de vista militar y de la seguridad, después de que varias potencias se hicieran con esa arma antihumana, no cupo ya duda de que vencer en una guerra nuclear era imposible; e implicarse en tal guerra, irracional y contrario a la humanidad. Sin embargo, pese a esas evidencias morales, racionales, humanas e incluso militares, el deseo enfáticamente reiterado de la comunidad mundial de que se destruyan esas armas ha sido ignorado por un puñado de Estados que se han edificado una seguridad ficticia sobre la base de la inseguridad de todos» (17/04/2010).

«Si Irán decidiera fabricar armas atómicas, ninguna potencia podría impedirlo»

«Nosotros no queremos fabricar armas nucleares. No porque Estados Unidos se enojaría por ello: se trata de nuestra propia doctrina. Nosotros tenemos la convicción de que el arma nuclear es un crimen contra la humanidad, y no debe producirse. Y las que hay en el mundo deben eliminarse y desaparecer. Esa es nuestra creencia, y no tiene nada que ver con ellos. Si nosotros no tuviéramos esa creencia y decidiésemos fabricar armas nucleares, ninguna potencia podría detenernos, del mismo modo que en otros sitios no lo pudieron impedir: no pudieron en la India, ni en Pakistán ni en Corea del Norte. Y eso que los estadounidenses estaban en contra, pero ellos fabricaron armas nucleares.

»Que digan “no vamos a dejar que Irán fabrique armas nucleares” es un modo de hablar fraudulento. ¿Acaso la cuestión de las armas nucleares está planteada? En el asunto nuclear de Irán, de lo que se trata no es de armas nucleares; se trata de que ellos quieren privar al pueblo de Irán de su derecho inalienable al enriquecimiento nuclear y al uso pacífico de esa capacidad interna de la propia nación. Claro está que eso no lo pueden hacer, y el pueblo iraní realizará aquello que es derecho suyo» (16/02/2013).

El armamento nuclear no sirve más que para generar costes de producción y almacenamiento

«En la actualidad, ningún pueblo sensato, al igual que ningún dirigente sensato, persigue el arma nuclear, y el pueblo iraní se opone a esa clase de armamento tanto desde el punto de vista de los fundamentos del Islam y de su pensamiento como por prudencia y racionalidad. Las armas atómicas no sirven de nada más que para generar costes de producción y almacenamiento. Las armas atómicas no aportan poder a una nación porque no son utilizables. Aquellos que poseen la bomba atómica hoy en día saben bien ellos mismos que, si cometen un error y emplean esa arma, eso los meterá en un apuro ―igual que los metió en un apuro el que un día fortalecieran a los terroristas―, porque no pasará mucho tiempo antes de que los terroristas del mundo se hagan con armas nucleares y priven de seguridad a todos los arrogantes del mundo y a todos los pueblos. Saben que las armas atómicas no tienen aplicación. Bien se dan cuenta de ello, pero al mismo tiempo acusan a la nación iraní. ¡Pues no! La nación iraní no persigue el arma atómica; persigue el uso civil de la energía nuclear en los asuntos de la vida, seguirá ese camino y, mal que les pese a los enemigos, lo conseguirá con todo su poderío» (03/06/2008).

Ni aunque a Irán le dieran el dinero para fabricar armas atómicas las fabricaría

«El pueblo de Irán y sus gobernantes han hecho saber muchas veces que no quieren armas atómicas. Ni en la lista de nuestras necesidades ni en nuestro sistema armamentístico hay lugar para eso en modo alguno. Yo ya proclamé que el uso de armas nucleares es haram y está prohibido por el Islam, y que almacenarlas supone crear un grave peligro y una gran complicación. Nosotros ni perseguimos ni queremos eso. Ni aunque den el dinero y digan “ustedes vayan y háganlo” lo quiere el pueblo de Irán ni tampoco los gobernantes. Y sin embargo desde hace años ven ustedes en la propaganda de los contrarios y los occidentales que, para que sus argumentos sin valor y sus coacciones parezcan justificados, en lugar de decir que Irán persigue desarrollar energía nuclear civil, dicen que Irán ¡persigue la bomba nuclear! ¿No es esto un atropello?» (04/07/2009).

La República Islámica de Irán no usaría la bomba atómica ni contra sus enemigos

«Los mendaces e hipócritas políticos estadounidenses, para camuflar sus viles objetivos, acusan a Irán de querer fabricar ojivas nucleares, colocarlas en misiles balísticos ¡y lanzarlas! ¿¡Lanzarlas a dónde!? Nosotros no actuamos de esa manera con nuestros enemigos. El uso de bombas atómicas para aniquilar pueblos es cosa de ellos, los propios estadounidenses. Es el suyo el único Estado que hasta la fecha ha cometido ese gran crimen. Son los occidentales los que fabricaron armas químicas y las emplearon, las pusieron a disposición de los saddamistas y los baazistas en los ocho años de guerra de Irak contra Irán, callaron ante las catástrofes que ocurrieron de esa manera y ayudaron a Saddam por detrás. A nosotros el Islam no nos permite hacer esas cosas. Nosotros utilizamos la ciencia para progresar. Y para los estadounidenses se trata de una excusa. Las amenazas y alborotos que montan hoy en día sin cesar los gobernantes de Estados Unidos se deben mayormente a la cuestión de la energía nuclear, y mienten cuando lanzan la calumnia de la fabricación de armas nucleares. Tanto el presidente de los Estados Unidos como otros gobernantes de ese país han hablado una y otra vez del peligro de las armas nucleares que pueda fabricar Irán. Ellos mismos saben bien que lo de la fabricación de esas armas es una ficción sin realidad ninguna. Su problema no es ese. Su problema es que están preocupados por que cobre forma un Irán poderoso y avanzado. A lo que ellos se oponen es al progreso de la nación iraní. Por lo demás, ya saben que nosotros no perseguimos hacernos con armas nucleares. No quieren que en esta región sensible, que posee la mayor parte del petróleo del mundo y que es una de las zonas más sensibles del planeta ―es decir, en Oriente Medio―, un país independiente que se sitúa bajo el estandarte del Islam avance y disponga de conocimiento y progreso científicos y de tecnología moderna. La verdad del asunto es que los occidentales prefieren que los pueblos de esta región, incluido el pueblo de Irán, estén siempre necesitados de ellos. Es por eso que a nosotros nos dicen que podemos tener centrales nucleares, que nada lo impide, ¡pero que vayamos a comprarles a ellos el combustible para esas centrales! (…). El arma más importante de que dispone el pueblo iraní para neutralizar las amenazas es el arma de la solidaridad nacional y la concordia. El pueblo iraní no necesita bombas atómicas ni armas nucleares para neutralizar las amenazas del enemigo. Que haya concordia y solidaridad entre ustedes, la gente, y que se agarren a la soga divina y a la fe religiosa son las más importantes armas de la nación iraní. Se trata de armas que han mostrado su eficacia durante los veintiséis años transcurridos desde el triunfo de la Revolución hasta hoy, y que también en adelante la mostrarán» (21/03/2005).

Los gobiernos y regímenes no se eliminan con armas nucleares

«El arma atómica no es para destruir gobiernos, sistemas o regímenes. Los sistemas y regímenes no se eliminan con armas atómicas. Estas solo pueden aniquilar seres humanos y territorios. Lo que aniquila los regímenes es la fuerza de la resistencia, la determinación y la lucha de los pueblos ―determinación y lucha que existen en Palestina y que, por la gracia de Dios, conducirán con toda seguridad al derrocamiento del régimen sionista―» (30/10/2005).

La República Islámica de Irán es capaz de hacer añicos un poderío basado en el arma nuclear

«Nosotros queremos demostrarle al mundo que tener armas atómicas no confiere poder, como indica el que las potencias poseedoras de armas nucleares se vean hoy en día ante los más acuciantes problemas. Dominaron el mundo mediante la amenaza nuclear, pero en la actualidad esa amenaza no sirve ya. Nosotros queremos decir que no perseguimos obtener armas nucleares, que no consideramos que el poderío resida en esas armas y que somos además capaces de hacer añicos un poderío basado en ellas» (22/02/2012).

Las armas nucleares no son garantía de poderío y victoria

«He dicho muchas veces que fundamentalmente no tenemos necesidad de armas nucleares, ya que no consideramos que la posesión de armas de destrucción masiva siente las bases del poder y la autoridad, sino que tenemos la convicción de que el poderío de cada país depende de que este cuente con una colectividad humana potente y disponga de “ciencia, fe y perseverancia”; tal es el objetivo que persigue el pueblo iraní. El pueblo de Irán expulsó de su territorio al poseedor de armas nucleares que es Estados Unidos, y el pueblo de Palestina tiene exasperado al poseedor de armas nucleares que es Israel, de manera que las armas nucleares no son garantía de poderío y victoria» (22/10/2003).

Irán persigue, en lugar de la bomba atómica, algo que las potencias dominantes teman

«Esa ominosa y repetitiva idea sobre fabricación de armas atómicas que se atribuye a la República Islámica es una muestra de su absoluta impotencia, incluso en el terreno de la propaganda. La República Islámica no tiene por otra parte insistencia alguna en poner demasiada emoción en su defensa en este asunto. No, nosotros no creemos en la bomba atómica; no creemos en las armas atómicas ni buscamos hacernos con ellas. De acuerdo con nuestras bases ideológicas y los fundamentos de nuestra religión, utilizar ese tipo de instrumentos de destrucción masiva está radicalmente prohibido; es haram. Eso es echar a perder la civilización humana, cosa que el Coran proscribe. Nosotros no perseguimos eso; perseguimos aquello que las potencias dominantes deben verdaderamente temer, y que según mi convicción temen ahora, que es que se despierten el espíritu heroico y la dignidad islámica en toda la Umma del Islam. Eso haremos nosotros. Que lo sepan» (19/02/2010).

¿Qué puede salvaguardar a una nación de las embestidas del enemigo?

«En el mundo materialista, a fin de disuadir al enemigo de que lo agreda a uno, se refuerzan las propias fuerzas militares. En la época en que existían numerosas superpotencias, estas fabricaban armas atómicas para protegerse de los daños que pudieran causarles las armas atómicas de la parte contraria, aun sabiendo que esas armas jamás se utilizarían. Sin embargo, para mantenerse inmunes almacenaban armas atómicas a modo de amenaza y garantizaban su propio poder en el interior para salvaguardarse frente al enemigo. El poder que nosotros podemos generar en el interior no proviene de bombas atómicas, de armas nucleares ni del fortalecimiento de las fuerzas militares. Por supuesto, reforzar las fuerzas militares dentro de los límites convencionales es necesario, pero lo que puede protegernos frente a la agresión de los enemigos en todos los frentes y en diversos planos es esa lista de cosas a la que he aludido: reforzar la fe, reforzar la ciencia, reforzar la tecnología, dominar las técnicas del momento, ir por delante en la producción científica, que florezcan los talentos de toda la nación y de su juventud en las distintas disciplinas ―tanto en las humanidades como en las ciencias naturales y en las diversas ciencias experimentales―, que haya solidaridad nacional y que se fortalezca la concordia entre la gente. Son esas cosas las que pueden hacer fuerte a una nación; las que pueden hacer próspero su propio mundo y mantenerlo a salvo del daño causado por los enemigos. Esas cosas son un instrumento de preservación y salvaguarda. Debemos ir en pos de ellas y comprometernos a hacerlas realidad» (01/05/2005).

Un sistema como la República Islámica de Irán no necesita armas atómicas

«Calumnian diciendo: “¡Quieren fabricar armas atómicas!”. No, nosotros no estamos pensando en hacer armas atómicas. Lo he dicho muchas veces: nuestra arma atómica es este pueblo. Nuestra arma atómica son estos jóvenes. Nosotros no queremos armas atómicas. Un sistema que tiene tantos jóvenes devotos y un pueblo unido no necesita armas atómicas. El arma atómica, su fabricación, su almacenamiento y su uso presentan cada uno algún problema, y nosotros hemos dicho nuestro parecer conforme a la Sharía. Está claro y es cosa sabida por todos» (05/11/2004).