El ayatolá Jameneí, Líder Supremo de la Revolución Islámica, ha dicho este martes en un encuentro con el presidente de la Judicatura y un grupo de responsables de ese poder, refiriéndose a las «inmutables tradiciones divinas de las sociedades», que «las causas de la gloria y el triunfo asombrosos alcanzados por la nación iraní en el período posterior a la Revolución Islámica fueron la firmeza, el esfuerzo y la falta de miedo a los enemigos».
A continuación, las partes importantes de las declaraciones del imam Jameneí:
“El enemigo había puesto sus esperanzas en las debilidades de Irán, pero una y otra vez desesperó. Su problema es que no entienden el secreto de esa desesperación. No entienden que aparte de los cálculos políticos hay también otros cálculos que son las tradiciones divinas”.
“En el año 1981, en Irán había guerra civil. El presidente de entonces había sido destituido. Causaron el martirio a un pilar como Beheshtí. Luego dieron martirio a los nuevos presidente y primer ministro juntos. Poco después, martirizaron también a varios altos mandos militares”.
“¿Qué país conocen que pueda mantenerse firme frente a tantos acontecimientos? La gente y los responsables de Irán se mantuvieron firmes, el imam Jomeiní se alzó glorioso como el monte Damavand y la situación dio un giro de 180 grados”.
“La cuestión de la lucha contra la corrupción ha de tomarse en serio. En el Poder Judicial no es que no haya corrupción, aunque por supuesto la mayoría de los jueces son honrados. Pero en un colectivo de mil personas, si aparecen diez inadecuadas, pueden dañar al resto”.
“Hay que intervenir frente a las estructuras que crean corrupción. A veces en algunos sitios, ya sea en el Poder Judicial o en el Ejecutivo, hay algunas estructuras que de manera natural generan corrupción. Esas estructuras deben ser demolidas”.
“Uno de los derechos públicos de la gente es gozar de seguridad psicológica. ¿Y qué significa seguridad psicológica? Pues que no se difunda todos los días por las mentes un rumor, una mentira o una idea espeluznante. Entre los deberes de la Judicatura está actuar frente a eso”.
“El siguiente versículo de la sura Al-Ĥaŷŷ deja claro qué deber nos incumbe a todos: «Ordenan lo que está bien y prohíben lo que está mal». ¿Qué está bien? La justicia, la equidad, la hermandad, los valores islámicos… lo que está bien es eso. Debemos ordenar lo que está bien”.
“En nuestra Constitución, ‘ordenar lo que está bien y prohibir lo que está mal’ está. ¿Qué está mal? La injusticia, la corrupción, la discriminación, la inequidad, la desobediencia a Dios… esas cosas están mal y deben prohibirse”.
“A las potencias les suelen llegar los golpes por dos lados: uno, el abuso del poder. A veces alguien dispone de un poder y abusa de él, usándolo en el sentido de la corrupción y en aras de su propia codicia. Esa es una forma de echar a perder el poder”.
“El otro lado es no aprovechar el poder: que uno no use el poder y lo tenga paralizado. La holgazanería y el descuido hacen que ese poderío se pierda”.
“El Dios de los períodos difíciles y el de los períodos diversos son uno y el mismo”.