«Un deportista nuestro no compite con un contrincante enviado por el régimen usurpador y queda privado de premio, pero el victorioso es él. Si alguien incumple ese principio, significa que para conseguir una victoria técnica, meramente aparente, ha pisoteado la otra victoria, la victoria moral. Si ustedes sí compiten con el otro y se colocan frente a él, habrán reconocido de hecho al régimen usurpador, a ese régimen infanticida y carnicero. Por tanto, por más que sean las ganancias, a uno no le compensa. Y aquí es donde alzan de inmediato la voz los mandamases de la Arrogancia y los seguidores o en realidad lacayos de las grandes potencias mundiales, diciendo: «¡Señor, no politice el deporte!». Muy bien, pero ya vieron ustedes lo que hicieron ellos mismos con el deporte tras empezar la guerra de Ucrania. Boicotearon el deporte de algunos países por una cuestión política. Es decir, que cuando a ellos les conviene, cruzan con toda tranquilidad sus propias líneas rojas, pero luego critican que un deportista nuestro no compita con un contrincante sionista» (11/09/2022).