«¿Por qué nos atacó Saddam? (...). La Revolución Islámica era una amenaza para el reinado del sistema de dominación (...). Que un pueblo, un país, se alzara, se interpusiera independientemente de aquel conjunto sobre el cual imperaba el sistema de dominación y hablara por sí mismo, aportando un mensaje nuevo, era radicalmente insoportable. Que un pueblo no temiera a Estados Unidos, que no se amedrentara ante el poder militar, político y económico que regía el mundo de aquel entonces, que no sintiera temor era para ellos de todo punto insoportable (...). Por tanto, tenían que desquitarse, debían vengarse, debían asestar un golpe de respuesta y lo hicieron, pero no surtió efecto. Pusieron en marcha golpes de Estado, lanzaron un ataque aéreo militar en Tabás e instigaron a los pueblos o grupos étnicos iraníes. Hicieron muchas cosas como esas, pero nada, no llegaron a ninguna parte; había que forzar una contienda militar, y esa guerra debía por lógica darse de parte de un vecino: tenía que lanzarse por medio de un vecino una contienda militar con todas las de la ley. Al vecino lo encontraron muy fácilmente: un arribista maníaco del poder en la vecindad de Irán» (21/09/2022).