Sobre la élite científica y en general sobre la élite de la excelencia, debemos ante todo saber y sabemos ―yo estoy firmemente convencido de ello y debemos saberlo todos― que esa élite constituye uno de los más importantes y valiosos recursos humanos del país. Sí, claro que son importantes los recursos naturales del país y las posiciones geográficas y que son importantes las condiciones climáticas. Todo eso importa, pero entre las cosas más importantes está la existencia de individuos de alto nivel. Esa élite debe ser vista como una inmensa riqueza. Al ser considerada de esa manera, nos esforzaremos por generarla, veremos el hecho de perderla como un perjuicio y, en la medida de lo posible, impediremos que se pierda y la trataremos con magnanimidad. Al entender que se trata de una riqueza de gran magnitud e importancia, nuestro comportamiento para con ella se amoldará de manera acorde. Por lo tanto, hay que ser consciente de ello; todos deben saberlo: quienes ocupan cargos en el país y quienes gozan de influencia en su ambiente general.

La universidad es uno de los mayores obstáculos al dominio de la Arrogancia. Hemos de ser conscientes de ello. Las pendencieras potencias mundiales tienen por objetivo dominar. ¿Por qué medios? Un día por las armas, otro mediante el engaño, otro a través de la ciencia. También con ciencia se consigue dominar, y la universidad impide ser dominados. Esto quiere decir que, si son ustedes capaces de elevar el nivel científico del país, habrán creado un obstáculo frente a la dominación por el enemigo. Bien, ahí queda ese motivo de reflexión sobre la élite científica y universitaria.

Cualquiera que fuera la materia que han abordado nuestros científicos para concentrarse en ella, su trabajo ha causado admiración en los círculos científicos del mundo. Les voy a dar ahora varios ejemplos, por otra parte conocidos de todos ustedes. Uno son las investigaciones y los éxitos del Instituto Royan, no solo en la cuestión de las células madre, también en la clonación de animales vivos. Eso en el mundo era algo excepcional; y sucedió. Dios tenga en Su misericordia a Kazemí Ashtianí, que fue quien sentó las bases de lo que luego continuaron estos hermanos que están ahora y que han llegado hasta aquí. El progreso en bioquímica y la consecución de la cátedra Unesco sobre esa cuestión, en esta misma disciplina.

Otro ejemplo: el lanzamiento espacial de satélites. Esto lo hace un puñado de países. No todos los países son capaces. Muchos tienen satélites en el espacio, pero no es cosa de ellos, no los han lanzado ellos mismos. Son un número reducido de países los que hacen el lanzamiento ellos mismos. Por supuesto, nosotros llevamos retraso, pero hemos hecho lanzamientos, hemos sido capaces, hemos avanzado. Nuestros científicos se concentraron. Son importantes también la fabricación de robots humanoides en la Universidad de Teherán, los logros fundamentales en la industria nuclear. Nosotros nos hemos hecho con las cuestiones fundamentales de la industria nuclear. No vamos detrás de armas, bombas, etc., pero esa industria en sí misma encierra muchos bienes. Pues nosotros hemos sido capaces de hacernos con ella.

La fabricación de equipos avanzados de misiles y drones, que hace unos años decían que eso era Photoshop. Cuando se publicaban las imágenes, decían que era Photoshop. Ahora dicen que qué peligrosos son los drones iraníes. Que por qué se los venden a fulano o por qué se los dan. Pues bien, estas son cosas que han hecho los mejores talentos de Irán. Esto honra al país. La fabricación de complejas vacunas, en especial la vacuna para el coronavirus, y otras similares.

Por otra parte, estos que hoy en el mundo poseen industria nuclear, salvo los primeros productores, que pertenecían a la Alemania de tiempos de Hitler, a quienes luego los estadounidenses la arrebataron; algunos otros que consiguieron tomarla de los estadounidenses mediante robos de conocimiento científico por distintos procedimientos; luego, ese país la transfirió a algún país de ideas afines, ese país a otro más… Quienes la poseen la obtuvieron así. Nosotros, no. Si bien una base inicial muy deficiente provenía del extranjero, aquello era algo de importancia minúscula. El trabajo que se ha hecho lo han realizado científicos de élite iraníes; científicos de élite iraníes que lo han llevado a cabo con brío y con esperanza.

Ahora, el tercer elemento. He hablado de dos y había dicho que existía un tercero. ¿Cuál es ese tercer elemento que constituye la excelencia de élite, la adquisición de esa excelencia y la consideración como élite? Se trata de la guía y la ayuda divinas. Sin duda, ustedes para convertirse en alguien de élite y ser considerados como tales necesitan la ayuda y la guía de Dios. El mero hecho de que alguien posea una aptitud y la utilice no sitúa a esa persona en la élite. Es posible que alguien sea muy inteligente y astuto y use esa astucia y esa inteligencia para malversar. ¿O acaso no lo hacen? O que las use para robar. ¿Es eso ser de élite? No, es ser ladrón; es ser un malversador. No es ser de élite. Es de élite quien, en el sentido verdadero de la palabra, ha sido elegido. Élite significa elegido. Élite significa selecto y excelente. Ese ladrón astuto capaz de abrir toda clase de cerraduras complejas de vehículos, de robar un automóvil y llevárselo, ¿es una persona excelente? No, es un ladrón. No es alguien de élite. Es de élite quien sigue este movimiento, con la ayuda de Dios, y con la guía de Dios lo lleva adelante.

Bien, voy a desarrollar un poco este tema de los ladrones y los malversadores. Yo digo que quien se convierte en genio de la física y fabrica bombas atómicas no es, a mi juicio, de élite. Está la persona que, valiéndose de la ciencia química, fabrica gas mostaza y armas químicas que dejan a seres humanos afectados hasta el fin de sus días. Eso no es de élite. Está la persona que, gracias al progreso en las matemáticas y en avanzadas ingenierías, puede apoderarse del espacio, ya se trate del espacio a grandes altitudes o del espacio de vida de la gente. Ustedes, cuando están hablando incluso dentro de sus casas, no se dan cuenta de que hay oídos ajenos escuchando lo que dicen; no solo el teléfono celular, existen también otros medios. Eso no es de élite. El que hace un uso abusivo semejante del conocimiento no es de élite.

Durante la época colonial, los occidentales ―empezó primero por Portugal, España y similares y luego fue llegando a otros sitios: Holanda, Bélgica, Inglaterra, Francia…― consiguieron, antes que los demás, obtener armas. La Revolución Industrial de los siglos XVII y XVIII, digamos, una de las primeras cosas que hizo fue fabricar armas avanzadas. Pues con esas armas avanzadas llegaron y se apoderaron de los países. La India, un país tan inmenso, con un área geográfica decenas de veces superior a la isla de Inglaterra ―y no solo La India: los actuales India, Pakistán y Bangladés; el subcontinente indio―, fueron y la tomaron. Tomaron también los países de alrededor: Myanmar y esos lugares. Destruyeron las industrias nacionales de esos países. Lean ustedes el libro Glimpses of world history de Nehru (4). Lamentablemente, leen ustedes pocos libros. Ese Glimpses of world history está escrito por Nehru, que en él explica cómo penetraron los ingleses en La India y qué hicieron allá.

Hace poco vi un libro escrito por uno de nuestros propios autores (5) ―a quien no conozco de cerca―, titulado Historia del colonialismo. Son unos quince o dieciséis volúmenes de 150 o 120 páginas. Ahí explica cómo consiguió el colonialismo destruir las riquezas de América y Asia y enriquecerse a sí mismo. Inglaterra no era rica; Francia no era rica; los países europeos no eran ricos. Tomaron las riquezas de otros países; y fue mediante las armas como pudieron hacer tal cosa. Tenían mentes creativas, eso es cierto, y se esforzaron mucho. Eran gente dispuesta a aceptar riesgos. Esas son cualidades positivas de los europeos, pero ¿qué uso hicieron de esas cualidades? Crear en el mundo el sistema de la dominación. Sistema de dominación. Una de las grandes calamidades del mundo actual, que aún no ha terminado y si Dios quiere terminará, es el sistema de dominación. «Sistema de dominación» quiere decir dividir el mundo en dominadores y dominados; que unos tengan por necesidad que gobernar el mundo poderosamente, mientras otros países tienen que obedecerlos, cubriéndose eso de distintas formas. Eso es el sistema de la dominación. Ese sistema de dominación lo trajo el progreso científico de los europeos. Bien, por tanto, «élite» como descripción valorativa no los incluye.

Como descripción valorativa, «élite» se refiere a la persona dotada de talento, trabajadora y laboriosa que se ha beneficiado de la guía divina. En ocasiones, ella misma no sabe que eso es guía divina, pero lo es. Esos momentos asombrosos en los que los grandes descubridores del mundo dan en un instante con una verdad son obra de Dios. Eso no es sino guía divina. Se descubre la gravedad, se descubren los microbios… ahí está la guía divina.

Lamentablemente, algunos no lo hacen. Algunas personas de élite ―o más bien personas con aptitudes, porque con la explicación que hemos dado quizá no sea correcto aplicarles la palabra «élite»― crecen aquí y, cuando les llega el turno de fructificar, se van y le dan la fruta a otros. A veces, ese otro es incluso enemigo; se la dan al enemigo. A veces van y se convierten en piezas del engranaje de la Arrogancia mundial para hacerse con el control de las naciones y ejercer su hostilidad contra ellas; se convierten en herramientas de eso, se convierten en piezas de ese mecanismo. Algunos son así. Bueno, cometen una ingratitud, además de que al final tampoco saldrán bien parados. En mi opinión, estos que dan la espalda de esa manera a su propia gente no acaban bien. La élite debe permanecer junto a su pueblo. No digo que no emigren, que no estudien ni que dejen de ir a tal universidad superior o tal centro. No, que vayan, pero que lo hagan por su gente; que vayan para volver aquí a trabajar para su país, no para convertirse en un instrumento, en una ficha. Este es un tema importantísimo. Nuestras élites deben resolver esta cuestión ante su propia conciencia y ante Dios.

¿Conocen las élites de la nación las inmensas capacidades que tiene el país? Yo no lo creo. En fin, sé que no, que no todos son conscientes. La mayoría no lo son.

Un día, un señor dijo que, en materia de armamento, éramos un cero a la izquierda frente a Estados Unidos y que estos nos podían hacer tal cosa en apenas una hora (8). Yo ya dije aquí (9) que se organizara un recorrido turístico y fueran esos señores a ver nuestro armamento militar y nuestra industria armamentística, con el fin de que salieran de ese error. Ahora ese recorrido se debe organizar para todos ustedes. Esa es una tarea importante. A mi juicio, esa es una de las tareas de la Vicepresidencia de Ciencia y Tecnología, familiarizar a los muchachos con lo que existe en el país, con las capacidades que hay y con los numerosos trabajos que se están haciendo. Sé que muchos no están al corriente. Incluso niegan esas capacidades, como aquel shah ignorante (de la dinastía Kayar). A uno de los reyes de Irán le dijeron que en algunos sitios había brotado una funesta sustancia negruzca y maloliente, que aquellos pobres extranjeros estaban dispuestos a ir a recogerla y llevársela y que se lo permitiéramos. Y él dijo: «Muy bien, ¡que se la lleven y así nos libramos de ella!». Ahora nos dicen a nosotros que en el país hay algo engorroso y problemático llamado industria nuclear, y que dejemos que lo recojan y se lo lleven, que no siga ahí. ¡Llegan a decirlo! Afirman, falazmente, que el mundo ha dado la espalda a la industria y la energía nucleares. ¡Mentira absoluta! Cada día se están construyendo más plantas nucleares ―no bases militares, sino plantas industriales―. Están aumentándolas, las están incrementando. Nosotros también las necesitamos. Si nosotros no hubiéramos empezado el día en que lo hicimos, hace años ya, dentro de una década hubiéramos tenido que empezar, y el resultado lo hubiéramos obtenido dentro de treinta años. Quiero decir que no es algo a lo que un país pueda renunciar. Pues eso.

Otra negligencia es olvidar al enemigo. Nuestras élites no deben olvidar al enemigo. El enemigo se presenta en ocasiones con una apariencia académica. Estoy informado de ello. Lo que estoy diciendo es información, no conjeturas ni interpretaciones. En muchos de esos centros académicos que invitan a los catedráticos y en ocasiones a los estudiantes, hay miembros que han sido infiltrados entre su profesorado, miembros vinculados a servicios de seguridad presentados como personalidades académicas por la CIA, el Mosad y similares. Se ponen en contacto y establecen relaciones. Luego, a dónde lleguen después esas relaciones, sabe Dios. Como mínimo, tienen un efecto nocivo sobre la mentalidad de la persona. Si no consiguen captarla, si no consiguen engañarla, como mínimo contaminan su mente. Así es como penetra el enemigo. Fingen ser personas educadas e inteligentes, y luego resulta que lo han embaucado a uno.

En los inicios de la Revolución Islámica, los occidentales fingían en su propaganda que la República Islámica surgida a consecuencia de la Revolución estaba cayendo. Ya desde los primeros días decían que iba a caer. A veces decían que en dos meses, a veces que en un año, otras que en cinco años… ¡le ponían fecha! Y desgraciadamente, dentro del país, algunos difundían eso mismo, ya fuera por inconsciencia o algunos también por malevolencia. En tiempos del imam Jomeiní, un periódico que no voy a nombrar fue y publicó un largo artículo, que creo que pusieron incluso en portada con titulares de esos en letra grande, con esa misma idea ―ahora no recuerdo con exactitud― de que, en resumidas cuentas, el sistema estaba colapsando. El imam respondió entonces diciendo: «Quienes están colapsando son ustedes, el sistema está en pie, sólido y firme». Es decir, que tampoco la presencia imam, con su autoridad y su prestigio, lo impedía. No, también en tiempos del imam lo decían.

Notas

(4) Jawaharlal Nehru, antiguo primer ministro de La India.

(5) Mehdi Mir Kiaí.

(8) Discurso en un encuentro con profesores de las universidades de Irán (02/07/2014).

(9) Entre otras ocasiones, en el discurso pronunciado ante los participantes en el VIII Congreso Nacional de Jóvenes de Élite de Irán (22/10/2014).