«Lo que se tiene en consideración en el Islam al hacer una evaluación en términos humanos e islámicos es al ser humano. Hombre y mujer carecen de particularidad alguna, no hay ninguna diferencia entre ambos. La igualdad de hombre y mujer en el terreno de los valores humanos e islámicos es una de las premisas indiscutibles del Islam. A ese respecto no cabe duda ninguna. Reza la aleya del Corán, tras los versículos que se han recitado aquí: “En verdad, para los musulmanes y las musulmanas, para los creyentes y las creyentes, para los obedientes y las obedientes de las órdenes de Dios, para los sinceros y las sinceras, para los pacientes y las pacientes, para los humildes y las humildes ante Dios, para los caritativos y las caritativas, para los que ayunan y las que ayunan,   para los que protegen y las que protegen su sexo y para los que recuerdan y las que recuerdan mucho a Dios…” (Sagrado Corán, 33:35) —diez características fundamentales menciona, todas ellas iguales para hombre y mujer—, “Dios ha preparado un perdón y una recompensa enormes” (33:35).   Esa es la perspectiva del islam. O también, en otra aleya: “En verdad, Yo no dejo que se pierda la obra de nadie que obre bien, sea hombre o mujer” (3:195). No hay diferencia entre los dos. En resumidas cuentas, en lo que respecta a la valoración humana e islámica,   entre hombre y mujer no hay ninguna diferencia. Al mirar al hombre y la mujer, el Islam mira al ser humano, sin particularidades. Eso sí, los deberes recíprocos de hombre y mujer son diferentes, pero hay un equilibrio (…). Por cada privilegio que se ha dado a cada uno de los dos, les corresponde también un deber: equilibro perfecto (…)» (04/01/2023).