«Sin la presencia de la mujer, sin su actividad, sin su sentido de la responsabilidad, es imposible que la administración de la familia pueda funcionar ―y no funciona―. Sin la mujer, no funciona. En la familia, se traban a veces nudos finos que no pueden desatar sino los delicados dedos de la mujer. El hombre, por más fuerte y capaz que sea, no puede desatar algunos nudos. Tales nudos delicados —a veces, sin salida— son imposibles de desatar si no es con los delicados dedos de la mujer» (04/01/2023).