Aquel Yihad que se inició, cuya primera llama prendió en Qom, fue para salvar a Irán de la situación en la que estaba y devolverlo a su esencia primordial y verdadera, a su ser histórico, a su enorgullecedora identidad. Ciertamente, es posible que quienes en aquel entonces se hallaban en pleno centro de los acontecimientos no percibieran la importancia de lo que hacían. Sintieron que el deber los llamaba, como ahora diré, y salieron a la palestra. Acaso no se dieran cuenta ―por lo menos no todos ellos― de lo que estaban haciendo, del grandioso movimiento al que estaban dando pie. Ellos no lo sabrían, pero si queremos explicar los acontecimientos históricos hemos de hacerlo atendiendo a su pasado y a su futuro: qué causó lo sucedido en Qom y qué consecuencias tuvo. Eso es lo que muestra la importancia del episodio, su nivel, su cuantía y su valor. En fin, esta es la realidad de los sucesos del 9 de enero de 1978.

El suceso fue grandioso. Eso debe mantenerse presente. Aquel suceso no debe borrarse de la memoria histórica ni quedar difuminado. Por supuesto, la estrategia de la corriente de la falsedad consiste en ocultar los Días de Dios y restar importancia a los acontecimientos de este tipo; consiste en no dejar que ese tipo de días y ese tipo de sucesos se mantengan presentes y den luz. En el punto de vista de la corriente de la falsedad, esos días suelen ocultarse o bien se niegan. ¡Llegan hasta a negarlos! Se oculta el Veintidós de Bahmán (1), se oculta el Trece de Abán (2), se ocultan el Diecinueve de Dey (3), el Nueve de Dey (4), el Veintinueve de Bahmán ―los acontecimientos de Tabriz― (5), el día de los funerales del mártir Soleimaní, el de los funerales del mártir Hoyayí (6)… todos esos son Días de Dios y los quieren ocultar. Cada uno de ellos es una antorcha que, para la corriente de la falsedad, debe apagarse. La corriente de la falsedad que se posiciona frente a ustedes, frente a este pueblo y frente a esta revolución no soporta esas antorchas: tiene que aniquilarlas, tiene que extinguirlas. Justo en el extremo opuesto al Corán. El Corán nos ordena mantener en la memoria est>e tipo de acontecimientos y recordarlos: “Y recuerda en la Escritura a María cuando se apartó de su familia hacia un lugar oriental (Sagrado Corán, 19:16). El importante acontecimiento de María no debe olvidarse, la historia ha de preservarlo. “Y recuerda en la Escritura a Abraham” (19:41); “y recuerda en la Escritura a Moisés” (19:51); “y recuerda a Nuestro siervo Job” (38:41); “y recuerda a Nuestro siervo David, poseedor de una gran fuerza” (38:17), “y recuerda al hermano de Ad, cuando amonestaba a su pueblo en Al-Ahqaf” (46:21). Tal vez haya en el Corán diez casos de este tipo, si no más: “Y recuerda… y recuerda…”. Y en algunos casos en los que lo ocultaron, el Profeta de Dios recibe la misión de tirarles de la lengua: “Y pregúntales por la ciudad que estaba situada junto al mar” (7:163). “¿Ocultan la historia del día sábado? Pregúntales la historia del engaño que quisieron hacer a Dios, estafándolo, y como Dios los convirtió en monos y cerdos. ¿O quieren que se nos olvide y no lo sepamos? “Y pregúntales por la ciudad que estaba situada junto al mar”. Pregúntales y haz que te respondan. Esa es la lógica del Corán.

Ahora, tales acontecimientos, como he señalado, o bien comportan una experiencia histórica, en el sentido de que si ustedes se acercan a Dios con astucias y estratagemas, “Dios es Quien mejor trama” (Sagrado Corán, 3:54): Dios Altísimo lo hace mejor. “En verdad, ellos organizan planes, y yo organizo planes” (86:15-16). ¿Entran ustedes en el terreno de Dios? Muy bien, pues Él es el ‘Soberano de todo gobierno’. Se trata de una experiencia histórica verificada en la historia de la humanidad, y nosotros, personas vivas en el presente, debemos saberlo, debemos entenderlo. Aquella experiencia que tuvieron los de la historia del sábado debo conocerla y no repetirla. O bien en otros casos comportan una tradición y norma divina. Cuando algunos niegan la Resurrección, les sucede lo que a los Compañeros de la Caverna: Dios Altísimo pone a unas personas a dormir durante trescientos y pico años, luego los despierta y les dice: “Miren, las cosas son así”. Al igual que muchos otros sucesos que hay en el Corán. Meditar sobre el Corán nos guía hacia muchas de esas verdades; hacia estas cosas que pueden ser una lámpara que ilumine nuestro camino en esta época en la que vivimos. En definitiva, nosotros tenemos un principio y un final y, en el intervalo, tenemos que esforzarnos, tenemos que trabajar. Y resulta que es una época delicada e importante esta época nuestra, este período en el que estamos viviendo ustedes y yo. Ustedes los jóvenes, en particular, denle mucha importancia a esta época. Estos son tiempos delicados e importantes. Deben aprovechar mucho estas tradiciones divinas. Y esta es la importancia del acontecimiento (…).

El siguiente punto es que actuaron a tiempo. Fíjense, he dicho esto muchas veces ante distintos públicos: en una línea de producción donde puede haber veinte trabajadores parados en fila, un producto industrial va avanzando por la línea y cada uno debe realizar una operación: uno debe dar con el martillo; otro debe poner un tornillo; otro, colocar algo, y otro más, retirar alguna cosa. Deben realizar esa operación en su momento exacto. Siendo usted una de esas veinte personas situadas en la línea de producción, si ese objeto le pasa por delante y usted tarda diez segundos en pensar, ya se ha ido y el trabajo acaba. Hay que hacerlo en el instante. Los Tawwabín fueron a la guerra para vengar el derramamiento de la sangre purificada del imam Husain; los mataron ―los mataron a todos―, pero aun así la historia no los ensalza. ¿Por qué? Porque reaccionaron tarde. Puesto que querían dar su sangre por el imam Husain, ¿por qué no fueron el primero de muharram o el dos de muharram, para al menos conseguir algo? Se quedan ahí mirando, el imam Husain alcanza el martirio y es entonces, en ese momento, cuando ¡entran en cólera y van a la batalla! Eso es lo que pasa cuando no se hacen las cosas a tiempo. Las cosas hay que hacerlas en su momento.

No debemos descuidar la tarea que conforme a la razón y a la ley religiosa nos compete. Hemos de entrar en acción sin tardanza. No debemos demorarnos. Asumamos en ese momento los riesgos en proporción a la importancia de la tarea. Uno no debe, al fin y al cabo, asumir cualquier riesgo ante cualquier acontecimiento. Hay sucesos que no son tan importantes como para que uno arriesgue la vida. Asumamos el riesgo que implica la entrada en liza de manera proporcionada a la importancia de los acontecimientos. El problema aparece cuando perturbamos estas tareas por no percibir el deber con celeridad y no intervenir a tiempo, por no asumir el riesgo, por anteponer alguna consideración. Es eso.

Si se actúa en conformidad con las circunstancias, el progreso es seguro. No lo duden. El ejemplo lo tienen en los años de la Sagrada Defensa. Un servidor vuelve a recomendarles por enésima vez que lean las biografías de las familias de los mártires del período de la Sagrada Defensa o de la Defensa del Santuario de la Ahl ul-Bayt, la familia del Profeta; verán qué dificultades soportaron. Tal joven deja a su querida esposa y a la niña de sus ojos para ir a cumplir con su deber. En la Sagrada Defensa, miles de personas entraron en liza de esa manera. Y bien, ¿qué resultado da eso? Pues da como resultado que un loco como Saddam entra en acción, lo ayuda Estados Unidos, lo ayuda Europa, lo ayuda la OTAN, lo ayuda la Unión Soviética, arrojan a sus pies grandes cantidades de dinero los países árabes reaccionarios… pero al final no puede hacer nada y se vuelve con el rabo entre las piernas. Cuando nosotros tenemos al pie del cañón a un joven como los de la época de la Sagrada Defensa, que cuenta con el respaldo de la fe y cuyas manos y brazos besa alguien como el imam Jomeiní, el resultado es que el progreso es seguro. Sí, aquello era una batalla de Ahzab y en aquella batalla de Ahzab quien se alzó con la victoria fue Irán: todas las potencias mundiales se unieron para trocearlo, separar Juzestán, separar tal región… pero no pudieron quedarse ni un palmo de tierra del país. ¿Acaso es eso poca cosa? ¿Es acaso una victoria pequeña? Cuando nosotros actuamos con sentido del deber, asumimos los riesgos y salimos a la palestra, el resultado es ese. Esa es nuestra experiencia (…).

La presencia estadounidense en el Irán de aquel entonces era algo extrañísimo. Me parece a mí que ustedes, estimados jóvenes que nos honran con su presencia, que no vivieron aquellos tiempos y algunos de los cuales acaso lo hayan leído en los libros, pero muchos otros no ―lamentablemente, nuestros jóvenes leen poco― no saben qué niveles alcanzaba la penetración norteamericana. Estados Unidos dominaba todos los asuntos del país. Miren ustedes, en el año 1964 ―trece años antes de los sucesos del Diecinueve de Dey (3) y catorce años antes del triunfo de la Revolución― desterraron al imam Jomeiní de Qom. ¿Y por qué lo desterraron? El imam había pronunciado un discurso… pero ¿qué dijo en él? Habló en contra de la Capitulación (7), es decir, contra la inmunidad de los estadounidenses en Irán. Atacó a Estados Unidos. En aquel discurso, el imam decía resumidamente que, si el shah de Irán atropellaba un perro de Estados Unidos por la calle, tenía que ser reprendido por ello, mientras que si un cocinero estadounidense atropellaba al shah ¡nadie tenía derecho a tomar medidas contra él! Eso era la Capitulación. El imam lo censuró y alzó la voz contra los organismos gubernamentales por ello, y entonces ¡lo desterraron! El exilio del imam duró finalmente trece años, pero era un destierro de por vida. Para ellos era un exilio de por vida. Afortunadamente, la Revolución triunfó y, trece años más tarde, el imam regresó al país. Hasta esos extremos llegaba la penetración de Estados Unidos en este país. Pues bien, la gente se alzó contra tal influencia; se alzó contra esa capacidad de influencia.

Notas

(1) El 22 de bahmán de 1357 H.s. (11 de febrero de 1979 d.C.) se produjo el triunfo de la Revolución Islámica de Irán frente al régimen de los Pahlaví. En recuerdo del acontecimiento, el pueblo iraní participa de todos los años en el día 22 de bahmán en marchas conmemorativas por todo el país.

(2) Aniversario de la muerte de un grupo de estudiantes teheraníes que, en la mañana del 13 de abán de 1357 H.s. (4 de noviembre de 1978 d.C.), se habían concentrado en el campus de la Universidad de Teherán para protestar contra el régimen de los Pahlaví. Para conmemorar aquel día, el 13 de abán ha sido señalado en el calendario de la República Islámica de Irán como Día del Estudiante.

(3) Las manifestaciones del 19 de dey de Qom, señaladas en el calendario oficial de la República Islámica de Irán como Levantamiento Sangriento del Pueblo de Qom, incluyen varios días de manifestaciones de protesta por la publicación en el diario Ettelaat del artículo “Irán y el colonialismo rojo y negro”, en el que agentes del régimen de los Pahlaví insultaban al imam Jomeiní (Dios lo tenga en Su misericordia). El punto álgido de las protestas fue el día 19 de dey de 1356 H.s. (9 de enero de 1979). Muchos consideran aquellas manifestaciones el punto de arranque de las protestas que en febrero de 1979 culminaron en el derrocamiento del régimen de los Pahlaví y el final de la monarquía en Irán.

(4) Tras las elecciones presidenciales iraníes del año 1388 H.s., en los días 6 y 7 de dey de ese año (27 y 28 de diciembre de 2009, respectivamente), coincidiendo con los días de Tasua y Ashura, algunas personas cometieron agravios contra las creencias religiosas y perturbaron el orden público so pretexto de protesta contra los resultados electorales. Esa misma semana, el 9 de dey (30 de diciembre), el pueblo de Irán manifestó con una multitudinaria marcha su condena de los actos de los alborotadores y su apoyo al sistema de la República Islámica. En el calendario de la República Islámica de Irán, ese día es conocido como Epopeya del 9 de Dey.

(5) Levantamiento del Veintinueve de Bahmán es el nombre por el que se conocen los sucesos acaecidos en la ciudad de Tabriz el 29 de bahmán de 1356 H.s. (18 de febrero de 1978), cuando al cuadragésimo día del martirio de los manifestantes del Diecinueve de Dey en Qom, los revolucionarios de la ciudad salieron en grandes manifestaciones que, sin embargo, se cubrieron de sangre al alcanzar el martirio decenas de personas a manos del régimen de los Pahlaví.

(6) La presencia masiva del pueblo de Irán en los funerales de Mohsén Hoyayí, joven iraní de 26 años que cayó en cautividad en Siria luchando contra el grupo terrorista Daesh y fue decapitado.

(7) Se entiende por “capitulación” la cesión del derecho de procesamiento judicial de los delitos cometidos por forasteros y ciudadanos de un país extranjero al representante jurídico de ese país. En el período de los Pahlaví, el gobierno de Estados Unidos y el régimen de los Pahlaví firmaron un acuerdo por el que los consejeros estadounidenses presentes en Irán gozaban de inmunidad y exenciones. Tras la aprobación de la ley, el imam Jomeiní (Dios lo tenga en Su misericordia) organizó una reunión a la que asistieron los ulemas de Qom, tras la cual envió representantes a las ciudades para protestar por la norma. Finalmente, tras el triunfo de la Revolución Islámica, la República Islámica de Irán anuló el 13 de mayo de 1979 el derecho de capitulación de los consejeros estadounidenses en Irán.