«Una de las tareas importantes de nosotros es impedir que se haga cundir la desesperanza entre la gente. A veces hay alguien que habla de tal manera, ya sea en un discurso, en una charla de algún tipo o, ahora, en el espacio virtual ―que se ha convertido en algo extraordinario, sin frontera alguna―, que el interlocutor pierde la esperanza. Nosotros no debemos permitir que la desesperanza entre en escena. Si no hay esperanza, ninguna de esas grandes obras se realizará. A la gente hay que darle esperanza, y esa esperanza no es falsa. Esa es la realidad. De verdad hay que tener esperanza, porque el futuro es un futuro positivo y luminoso» (26/09/2019).