Una de las cosas que influyen en que se cree fuerza en el país y que fortalecen a este es la unidad del pueblo. No deben producirse disputas por asuntos baladíes. Por supuesto, las diferencias de opinión existen. Sobre esas diferencias de opinión, es bueno que se discuta, es bueno que se debata, pero que se riña no es bueno. Que debatan, que hablen, que discutan, que argumenten en la universidad, en las escuelas de ciencias islámicas, en los medios de comunicación generalistas, con educación y guardando el respeto a los demás. Eso es bueno. Pero no es bueno reñir, no es bueno agredirse, no es bueno ensuciarse la boca con palabras inapropiadas. Esas cosas no son buenas. La unidad ayuda.
La actividad política no consiste solo en que uno se ponga a buscar un punto débil en el gobierno o en los demás organismos y luego pretenda inflarlo en internet con burlas, insultos, etc. Actividad política no es eso. La actividad política consiste en observar el marco político mundial, el de la región, las metas de los enemigos, la orientación de los amigos y explicárselos a la gente, a aquellos respecto a quienes ustedes saben más y entienden más. Actividad política es eso.
Por adolecer una nación de debilidades, ¿deben olvidarse sus logros? ¿Qué nación no las tiene? Las naciones ricas del mundo, que son las más avanzadas científicamente, ¿no tienen acaso debilidades? Las tienen y mayores. Si yo quisiera enumerarlas, tendría que hacer una lista de toda una página, solo con los epígrafes uno a uno, de las debilidades que hay en EE. UU., las que hay en Inglaterra, las que hay en Francia, las debilidades que hay en los países avanzados; mucho mayores, más importantes y más graves que las nuestras: la extensión de la pobreza, la extensión de la enfermedad, la extensión de la discriminación, la inexistencia de justicia social. Una plétora de esas debilidades, mucho más que nosotros. Debilidades hay en todas partes. Nosotros tenemos que esforzarnos por eliminar la debilidad. La solución es esa.
Algunos decían que la República Islámica se había metido en un callejón sin salida. Ahora bien, si estamos en un callejón sin salida, ¿por qué gasta tanto el enemigo para derribarnos? A un pueblo o un gobierno que están en un callejón sin salida no hacen falta gastos para derribarlos. Ellos mismos caen al suelo. En el exterior se están gastando ¡miles de millones de dólares! Muchos países de los que tienen dinero, que tienen un patrimonio y avanzan en sentido contrario a la nación iraní están gastándolo para descarriar a la República Islámica. Hasta lo dicen; lo detallan, incluso. ¿Por qué lo hacen? Si nosotros estuviéramos en un callejón sin salida y nos estuviésemos derrumbando, no habría necesidad de que gastaran tantísimo dinero.
Dicen: ¿Por qué centran ustedes todos sus esfuerzos en el armamento, los drones, los misiles? Algunos hablan así. Pues bien, la respuesta es, en primer lugar, que es necesario. Un país que tiene enemigos debe cuidar de sí mismo. Nosotros tenemos enemigos y debemos reforzar nuestro aspecto defensivo. Lo dicta la razón y lo dice también la ley islámica: “Y preparad contra ellos toda la fuerza que podáis y caballería (…)” (Sagrado Corán, 8:60). En segundo lugar, ¿acaso en los demás sectores se ha trabajado menos que en el de la defensa? Muchísimo más que en defensa se ha trabajado en industria, en infraestructuras, en carreteras, embalses.
A los extranjeros que vienen los llevan, a veces, a enseñarles algunos sitios, se sorprenden y preguntan: “¿Y ustedes han conseguido estas cosas estando la circunstancia del bloqueo?”. Conté una vez, hace ya unos años, que había un misil que habían construido nuestros jóvenes. Probaron el misil. Claro, los satélites lo detectan. Los sionistas, los estadounidenses y los demás advirtieron que se había construido ese misil. Pues un comandante sionista especializado en misiles dijo algo. Yo lo cité. Dijo: “Yo soy enemigo de Irán, pero ante esto que han hecho, este misil que han fabricado estando en la situación del bloqueo, me quito el sombrero ante ellos”.