En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso
Alabado sea Dios, Señor de los mundos, y vayan las bendiciones y la paz para nuestro maestro Muhammad y su familia pura, en especial para el Imam del Tiempo.
Felicito el venturoso Eid al-Fitr a todos los honorables asistentes a esta reunión (1), a los honorables jefes de los tres Poderes, a los honorables funcionarios, embajadores y representantes de los países islámicos que están aquí presentes, así como a todo el pueblo de Irán, que verdaderamente merece ser felicitado por su comportamiento, por el conjunto meritorio de su actuación durante el mes del Ramadán, a todos los musulmanes del mundo y a toda la Umma del Islam. Espero que Dios Altísimo bendiga esta fiesta para todos.
El mes del Ramadán es una oportunidad para que los corazones se acerquen unos a otros. En el Ramadán, todos los factores coadyuvan al acercamiento entre los corazones de todos, tanto en el nivel del interior de un país como en el conjunto de la Umma del Islam. En primer lugar, el enternecimiento creado por el ayuno, por la plegaria, por la súplica de intercesión o por la recitación del Corán es en sí mismo causa de acercamiento entre los corazones. Igualmente, acerca los corazones la piedad o temor de Dios, que como ha señalado el Sr. Presidente en su intervención de manera afortunada es la esencia misma del ayuno. A nuestro juicio, los responsables de los países islámicos deben aprovechar esta oportunidad para crear unidad y cercanía entre todas las partes de la Umma del Islam. Nuestro problema a día de hoy es la división, por más que el Corán la prohíbe: «Y no seáis como aquellos que se dividieron y se enfrentaron» (Sagrado Corán, 3:105); y manda la unidad: «Y aferraos a la cuerda de Dios todos juntos y no os dividáis» (3:103). A pesar de ello, la nación y Umma del Islam está dividida. Claro está que hay distintas convicciones, distintas escuelas, distintos estilos… sea: esos estilos distintos no deben hacer que nos veamos privados de la gran bendición de la unidad de la Umma del Islam. Si esta se mantuviera unida, con una población de cerca de dos mil millones de personas dispersas y divididas por los puntos más sensibles e importantes de la geografía mundial, los países islámicos obtendrían muchísimos más bienes. De producirse esa unidad, en la medida que fuere, se harán patentes los signos precursores de la solución de los problemas del mundo islámico; se nos hará posible resolver los problemas del mundo del Islam. Los problemas que aquejan al mundo islámico son ahora muchos: padece división, padece conflictos, padece derramamiento de sangre, padece dependencia, padece pobreza, padece escasez de conocimiento. Todo eso es problemático para la Umma del Islam. Si nos acercamos unos a otros, resolver esos problemas se hará posible; se hará incluso fácil.
Una de las cuestiones fundamentales del mundo islámico en la actualidad es la cuestión de Palestina. Si no es la cuestión principal, la cuestión de Palestina es al menos una de las que se sitúan a la cabeza de los problemas del mundo islámico. Cierto es que hoy, gracias a Dios, somos testigos del paulatino declive del régimen usurpador. Todos en el mundo lo están viendo. El régimen usurpador está declinando progresivamente y lo hace a un ritmo creciente. Ese declive comenzó hace años, pero últimamente se ha acelerado. Se trata de una inmensa oportunidad.
La de Palestina no es una cuestión meramente del Islam; es una cuestión que atañe a la humanidad: quien quiera que en el mundo conozca la realidad de los hechos de Palestina —sea musulmán o no— se verá frente al régimen usurpador y lo confrontará. Este año, en que se han hecho visibles para el mundo parte de los crímenes del régimen que usurpa Palestina —el régimen de Israel– y de los desastres que ha ocasionado, ya han visto ustedes las concentraciones populares y las manifestaciones en el Día de Al-Quds. No ha sido ya algo específico del mundo islámico: también fuera del mundo del Islam se han manifestado muchos, incluso en Europa e incluso en el mismo Estados Unidos han apoyado a los palestinos. Así están las cosas. Se trata de una cuestión humana. ¿Cómo es posible que un individuo europeo cuyo gobierno está apegado al régimen sionista y depende de él coree en la calle consignas a favor del pueblo de Palestina y en contra del régimen sionista? Este es un asunto de gran importancia.
¿Por qué ha pasado esto? Déjenme decirles que ha sido gracias a la resistencia del pueblo de Palestina. Es la resistencia interna del pueblo de Palestina la causa principal de estos progresos. Cuanto mayor sea esa resistencia, más se debilitará el régimen sionista y más visibles serán sus horrores. La calamitosa situación en que se halla hoy el régimen sionista —porque el estado actual del régimen sionista es verdaderamente calamitoso— se debe a la firmeza de los jóvenes palestinos: asumen las dificultades, arrostran el peligro; se reúne en Al-Quds una muchedumbre inmensa como esa en retiro devocional, en las distintas ciudades de Cisjordania los jóvenes resisten a los ruines militares armados sionistas y se sacrifican, pero avanzan. Hasta ahora han avanzado, y así seguirá siguiendo en lo sucesivo. A juicio de un servidor, a día de hoy lo que sucede es que el poder de disuasión del régimen sionista se ha terminado ya; eso mismo de lo que alertó hace décadas, hará unos sesenta años, Ben Gurión, uno de los fundadores principales del régimen sionista y primer ministro de ese régimen. En cuanto se terminara su poder de disuasión, dijo, su régimen se desmoronaría. Y ese poder de disuasión se ha terminado ya o está cerca de hacerlo. Ellos mismos lo saben. Ellos mismos se dan cuenta de lo cerca que está su desmoronamiento y disolución, si no sucede algo. Eso es gracias a la resistencia. Es gracias a que la juventud palestina ha sido capaz de debilitar sin cesar el poder disuasorio del enemigo, de reducirlo y reducirlo hasta acabar con él.
Así las cosas, ¿cuál ha de ser hoy la estrategia del mundo islámico a propósito de Palestina? La estrategia del mundo islámico sobre Palestina debe ser hoy ayudar a esa fuerza interna de Palestina. Por supuesto, los esfuerzos de la Resistencia son valiosos allá donde esté, como nosotros mismos, que en la cuestión de Palestina nos mantenemos firmes. Los esfuerzos de la Resistencia son valiosos. Esos esfuerzos deben centrarse en reforzar a los combatientes que están luchando dentro de Palestina, poniendo en peligro sus vidas, corriendo riesgos.
El último motivo de reflexión es el siguiente; un aspecto que debe realmente tenerse en cuenta es ¿cuál es la causa del ascenso de la lucha dentro de Palestina? La tendencia hacia el Islam. En fin, ya lo vimos antes. Cuando entre los grupos palestinos no era cuestión de tendencias islámicas –algunos eran comunistas; otros no lo eran, pero tampoco eran islámicos–, estos progresos no se daban. Estos progresos se han obtenido desde que apareció entre los combatientes palestinos la orientación islámica y desde que esta tendencia ha ido elevándose sin cese hasta el día de hoy. Por tanto, la causa del éxito es el Islam —el Islam—. Y el enemigo lo ha advertido, y de ahí que vean ustedes como atacan al Islam en el mundo. Todos atacan al Islam, con todo tipo de acciones. Ahora bien, esos ataques al Islam no llegarán a ninguna parte: «¿O es que quieren preparar una trampa? Pues los que tratan de ocultar la Verdad son quienes caen en la trampa» (Sagrado Corán, 52:42). Ellos se afanan, pero Dios Altísimo hará que sus afanes queden en nada. Hoy el deber es ese. La República Islámica fue la primera en identificar ese deber. En eso, el ilustre imam Jomeiní fue pionero. El ilustre imam consideraba la causa palestina la cuestión primordial del mundo islámico, o una de las cuestiones primordiales. Desde el primer momento en que se formó la República Islámica, comenzó en ella este movimiento, que gracias a Dios continúa. Y espero que nuestro querido pueblo, nuestra gente, nuestros jóvenes, vean el día en que musulmanes de todos los lugares del mundo puedan hacer sus oraciones en Al-Quds con libertad.
Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.
Notas
(1) Al inicio de la reunión, intervino el hoyatoleslam Seyed Ebrahim Raisí, presidente de la República Islámica de Irán.