En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso
Alabado sea Dios, Señor de los Mundos, y bendiga Dios al más grande mensajero, Muhammad al-Mustafa, a su familia excelsa y a sus compañeros selectos.
El abrahámico convite del Hach y su llamado universal vuelven a interpelar al mundo entero desde el corazón de la historia, enardeciendo los corazones dispuestos que recuerdan y alaban a Dios.
Esa resonante invitación tiene por destinatarios a todos y cada uno de los seres humanos —Y llama a la gente a la peregrinación (Sagrado Corán, 22:27)—, siendo la Kaaba anfitriona bendita y guía para toda la humanidad: En verdad, la primera Casa establecida para la humanidad como bendición y guía es, sin duda, la de La Meca (Sagrado Corán, 3:96).
La Kaaba, punto focal y centro principal de atención de todos los musulmanes, y los ritos del Hach, pequeña muestra de la extensión y diversidad del mundo islámico, pueden estar al servicio del mejoramiento de la comunidad humana y de la salud y seguridad de todas las personas. El Hach puede aportar a toda la humanidad elevación espiritual y perfeccionamiento moral, y esto es hoy una necesidad vital de la humanidad.
El Hach puede invalidar y neutralizar todos los planes de la Arrogancia y el sionismo para el hundimiento moral del hombre de hoy y de mañana. Ahora, para que se produzca tal efecto a escala global, es condición necesaria en primer lugar que los propios musulmanes entiendan cabalmente su mensaje y pongan todo su empeño en actuar conforme a él.
Los dos pilares principales de dicho mensaje son la unidad y la espiritualidad. Unidad y espiritualidad son la garantía de que el mundo islámico progrese material y espiritualmente y proyecte su luz sobre el mundo entero.
Unidad significa vínculo en el pensamiento y en la acción. Significa acercamiento entre los corazones, las ideas y las orientaciones. Significa sinergia en la ciencia y en la experiencia. Significa vinculación económica entre los países islámicos. Significa confianza y colaboración entre los gobiernos musulmanes. Significa cooperación frente a quienes son inequívocos enemigos comunes. Lo que significa la unidad es que el plan urdido por el enemigo no pueda enfrentar entre sí a las sectas islámicas, a las naciones, las razas, las lenguas o las culturas diversas del mundo islámico.
Lo que significa la unidad es que los pueblos musulmanes se conozcan unos a otros no a través de las caracterizaciones sembradoras de discordia del enemigo, sino de la comunicación, el diálogo y el trato; que sean conscientes de los medios y capacidades de que disponen unos y otros y que diseñen planes para beneficiarse de ellos.
Lo que significa la unidad es que los científicos y las universidades del mundo islámico vayan de la mano; que los ulemas de las distintas escuelas islámicas se observen unos a otros con buena fe, tolerancia y ecuanimidad y escuchen lo que dicen los demás; que la élite de la excelencia de cada país y de cada escuela religiosa familiarice a la gente con los puntos en común y la aliente a la convivencia y la fraternidad.
Lo que significa también la unidad es que los líderes políticos y culturales de los países islámicos se preparen de manera coordinada para las condiciones del orden mundial que se avecina; que determinen por sus propias manos y por su propia voluntad el lugar que corresponde a la Umma del Islam en esa nueva experiencia del mundo, repleta de oportunidades y de amenazas; que no dejen que se repita la amarga experiencia de la ingeniería política y territorial sobre Asia Occidental por parte de gobiernos occidentales después de la Primera Guerra Mundial.
La espiritualidad significa el progreso de la moral religiosa. El encanto de la moral sin religión, que durante largo tiempo difundieron las fuentes intelectuales occidentales, no ha tenido otro desenlace sino ese derrumbamiento moral desenfrenado del que el mundo entero es testigo en Occidente. La espiritualidad y la moral deben aprenderse de los ritos del Hach, de la sencillez del estado de sacralización del ihram, del rechazo de privilegios ilusorios, del ¡comed pues de ellas y alimentad al indigente, al necesitado! (Sagrado Corán, 22:28), del que no mantenga relaciones sexuales, ni peque, ni dispute durante ella (Sagrado Corán, 2:197), del giro de toda la Umma en torno al eje de la unicidad divina, de la lapidación del demonio y del rechazo de los politeístas.
¡Hermanos y hermanas que realizan el Hach! Aprovechen la oportunidad del Hach para meditar, para profundizar en los secretos de este deber sin igual, y reúnan provisiones para toda la vida. La unidad y la espiritualidad están más expuestas en este momento que en el pasado a las hostilidades y el sabotaje de la Arrogancia y el sionismo. Estados Unidos y los demás polos de la dominación de la Arrogancia están ferozmente en contra de la unidad de los musulmanes, del entendimiento entre los pueblos, los países y los gobiernos de los musulmanes y de la religiosidad y la observancia religiosa de la juventud de esos pueblos, y se opondrán a todo ello por todos los medios de que dispongan. Es deber de todos nosotros y de todos nuestros pueblos y gobiernos alzarnos frente a ese maléfico proyecto estadounidense y sionista.
Pidan ayuda a Dios Omnisciente y Todopoderoso. Fortalezcan en sí mismos el espíritu de rechazo de los politeístas y consideren su deber difundirlo y profundizar en él en su entorno de vida.
Pido a Dios Altísimo suerte para todos y un Hach aceptable y meritorio ante Dios para ustedes, peregrinos iraníes y no iraníes, y deseo la plegaria atendida del Imam de la Época (por él sean sacrificadas nuestras vidas) para todos.
Con ustedes la paz y la misericordia de Dios.
6 de dulhiyya de 1444
4 de tir de 1402
25 de junio de 2023