¿Qué ha venido a hacer la religión de Dios con nosotros los seres humanos? Pues bien, hay un objetivo final, que consiste en elevarnos a la senda de la lugartenencia divina, en auparnos a la senda de la perfección humana; en fin, tanto como capacidad tengamos para ello. Ese es el objetivo final de la religión. Y hay también objetivos primarios e intermedios, como por ejemplo la instauración de la justicia: “Para que los humanos establezcan la justicia” (Sagrado Corán, 57:25). Igualmente, para la constitución del sistema islámico: “Y no Hemos enviado Mensajero alguno sino para que sea obedecido, con el permiso de Dios” (Sagrado Corán, 4:64). El foco de la obediencia es la religión. Ahí se trata de la constitución del sistema islámico. Es una de las metas de la religión. Es un objetivo intermedio. Igualmente, piensen también en la instauración de lo bueno, en la difusión de lo bueno, en la eliminación de lo malo, en la promoción de las buenas palabras y las buenas obras: “A Él asciende la buena palabra y la obra recta la eleva” (Sagrado Corán, 35:10). Esas son las metas de la religión. Pues el medio e instrumento para alcanzar cualquiera de ellas que observen ustedes es la divulgación. Sin divulgación, no se puede».

Para estas mismas cuestiones, he acudido a los índices coránicos. Las expresiones balag o balag mubín aparecen en el Corán unas doce o trece veces. Balag mubín se refiere a una comunicación tal que no deje lugar a dudas: “Y nuestra responsabilidad no es más que comunicar el mensaje claro” (Sagrado Corán, 36:17). No debe dejarse lugar para dudas. Balag quiere decir “hacer llegar”, comunicar un mensaje a los oídos y a los corazones. Y eso se repite muchas veces en el Corán. Hay unos doce o trece casos. Se repite por boca del Profeta: “Y nuestra responsabilidad no es más que comunicar el mensaje claro”. Se repite por boca de Dios Altísimo, dirigiéndose al Profeta: “En verdad, tu responsabilidad es sólo informarlos” (3:20, entre otras aleyas). O, de la misma raíz que balag: “Aquellos que difundieron el mensaje de Dios y Lo temen y no temen a nadie más que a Dios” (33:39). Una aleya que se ha recitado ahora. Y hay muchas otras aleyas sobre esto mismo: “Para transmitiros los mensajes de mi Señor” (7:62, entre otras), “¡Transmite lo que ha descendido a ti procedente de tu Señor!” (5:67), etc.

Expresiones equivalentes y sinónimas de balag, en el Corán, hay todas las que se quiera: ¡cuánto se repite en el Corán daawa, (invitación)! “Invita al camino de tu Señor con sabiduría y buenas palabras” (16:125), “Responded a Dios y al Mensajero cuando os invitan a lo que os da vida” (8:24)… Y tantas otras aleyas con la expresión daawa. Numerosas aleyas también con indar y tabshir: alertar y dar una buena noticia. Todo eso es al fin y al cabo daawa, invitación; es todo divulgación de un mensaje. En esencia, el Noble Corán considera a los profetas responsables de divulgar el mensaje. ¿Y los herederos de los profetas? “En verdad, los ulemas son los herederos de los profetas”. El deber de ustedes, que son los herederos de los profetas, es básica y fundamentalmente divulgar. Deben ustedes hacer divulgación. Deben comunicar el mensaje de la religión, el mensaje de Dios, a los oídos y a los corazones. Oídos y corazones ¿de quién? De toda la humanidad. Por supuesto, existen ciertas prioridades. Su propia comunidad es naturalmente prioritaria. Algunos lugares tienen prioridad, otros la tienen menos, pero el mensaje debe llegar a todos. Veamos la importancia de la divulgación de ese modo».

A eso nos enfrentamos hoy. Si descuidamos esas cosas, si hoy los seminarios islámicos pasan por alto la importancia de la divulgación, su trascendencia y el acentuado carácter de deber que posee la divulgación, sufriremos secuelas que no será posible compensar con facilidad. No digo que no fuera posible, pero con facilidad… (ya no lo sería) y sufriríamos una transmutación cultural. Si se produce, Dios no lo consienta, una transmutación cultural, arreglarla y compensarla no sería ya cosa de un poco ni dos pocos. El imam (Jomeiní) decía repetidamente en ciertos casos que, de ocurrir tal cosa, el Islam sufriría tal golpe que quedarían las huellas sobre él durante muchos años. Ese es el asunto. En el caso de que seamos negligentes, eso sucederá. Si somos negligentes, se eliminará la repugnancia por graves pecados, se eliminará la repugnancia por las grandes transgresiones. Se volverán normales. Ya ven como en Occidente ha sucedido. En Occidente, no dejan de avanzar (en ese sentido), un paso tras otro. A uno no le gusta repetir las expresiones corrientes entre ellos. Verdaderamente, la dignidad de la palabra de uno y la de su lengua están por encima de repetir esas cosas. Pero están ahí. Si no tomamos en serio la divulgación, esas cosas afectarán a nuestra sociedad».

Ciertamente, hoy al observar vemos que el marxismo ya no existe, pero hay otro tablero, otro contendiente frente a nosotros. Esta es una confrontación que existe hoy y es una confrontación entre dos bandos. Identifiquemos a esos dos bandos y así distinguiremos luego —si los identificamos bien— si tal fenómeno que se alza frente a nosotros es independiente, o bien si depende de ese bando opuesto. ¿Y cuáles son esos dos bandos? Uno de ellos es el bando del sistema islámico, sobre el que ahora a continuación diré unas palabras. Y el otro es un bando mentiroso que se ha puesto a sí mismo de nombre “democracia liberal”, por más que ni es demócrata ni es liberal. No es ni demócrata ni liberal, pero mienten y hablan de democracia liberal. Si son liberales, ¿por qué colonizaron? Tanto con el colonialismo tradicional antiguo, como con el neocolonialismo o el neocolonialismo avanzado, el ultraneocolonialismo. ¿Qué clase de liberales son? ¿Qué clase de amantes de la libertad, de librepensadores, que van y colonizan durante largo tiempo, más de cien años, a una nación de tantos millones de personas como La India, por poner un ejemplo, y la mantienen bajo su poder, la despojan de todos sus bienes y la convierten en una nación pobre? Eso es lo que decía Nehru. Nehru fue uno de los combatientes de La India que más tarde se convirtió en primer ministro de su país. Él escribe y explica lo que era La India antes de llegar los ingleses, de la entrada de los ingleses allá, y en qué se convirtió después de que llegaran ellos. ¿Son eso los liberales? ¿Es eso el liberalismo? Igualmente, los franceses: en Argelia, cometieron crímenes y mataron gente durante más de cien años. Se ha especificado el número de personas, se ha dicho y se ha escrito; ahora no lo recuerdo. A miles de personas mataron, acaso decenas de miles de personas en unos pocos años, principalmente en Argelia, en Túnez y en algunos otros lugares asimismo en el norte de África. Es así. Y no son demócratas: mienten, porque imponen ciertos gobiernos en ciertos lugares. No son partidarios de la democracia. Están absolutamente en contra de una democracia que no esté a su servicio. Y ese es el otro bando. Miren ustedes, que nadie diga que eso es cosa del pasado. ¡No! Claro que han pasado cien años desde los hechos de La India, que desde los hechos de Argelia han pasado sesenta, setenta o cincuenta años, pero, hoy en día, el modo de ser y actuar de quienes cometieron aquellos actos en Argelia y en La India es el mismo modo de ser y actuar de aquel entonces. También hoy están esos dispuestos a empujar hacia delante a un pueblo como el pobre pueblo desamparado de Ucrania para llenar los bolsillos de las empresas de armamento de Estados Unidos. ¡Es que es eso! Ese es el asunto. El asunto de Ucrania es en esencia eso: que luchen ellos y que los maten a ellos para que se vendan armas, para que los europeos se vean obligados a dar armas, a comprar armas, a fabricar armas y que se llenen los bolsillos de las empresas de armamento. Son los mismos de aquel entonces. Están dispuestos a robar el petróleo de Siria, como lo están robando. La imagen que tiene uno de un ladrón es la de una persona quizá insignificante, miserable, pequeña… Pues un gobierno como el de Estados Unidos está robando el petróleo de Siria tan tranquilamente ¡ante los ojos de todos! Son los mismos de entonces, no han cambiado. Bien, ese es un bando. Frente a él, está un sistema que, basándose en el Islam, inspirándose en el Islam, está en contra de la Arrogancia, está en contra del colonialismo, está en contra de la intromisión en los intereses de las diversas naciones. Esta oposición existe y esos dos bandos se hallan frente a frente.

El imam (Jomeiní, Dios esté satisfecho de él) otorgó a Estados Unidos el título de “Gran Demonio”. Y así es en verdad. Hay una serie de vilezas y de aspectos propios de un demonio en Estados Unidos, todos los cuales pueden ser blanco de ataques de una labor de divulgación. Cuando digo que no nos quedemos en una posición defensiva, uno de los ámbitos es ese. Hoy en día, las vilezas y los aspectos demoníacos de los estadounidenses están presentes en la política, en la interacción con los pueblos, en la interacción con su propio pueblo, en el racismo, en la desigualdad de clases, en la moral sexual, en la crueldad… Todo eso son puntos débiles. Allá donde llegan, ¡crueldad! Hace veintiún años, cuando los estadounidenses entraron en Irak y uno veía a veces las escenas en televisión, hicieron cosas con la gente que solo con imaginarlo le tiemblan a uno las entrañas. Y eso con el pueblo de Irak; no se trataba de Saddam. ¡Crueles!».

Ciertamente, el clero cristiano es de varios tipos. Algunos estaban encerrados en las iglesias; se encerraban ellos mismos. Otros, al revés, eran la avanzadilla del colonialismo. En América Latina, África y lugares similares, antes de que los colonizadores pusieran allá el pie y las tropas militares avanzaran, fueron los curas y prepararon a la gente para que vinieran los otros a hundirlos en la miseria. Fue así como algunos de ellos penetraron.