La siguiente consideración —que es la cuarta y es muy importante— es el carácter transnacional y transfronterizo del Basich. También esto aparece en las palabras del imam (Jomeiní). Como habrán observado ustedes, el imam habla de “núcleos de resistencia mundial”. ¡Núcleos de resistencia mundial! Eso mismo es el Basich. No es nuestro Basich, es el Basich de ellos, pero se trata de la misma cultura: núcleos de resistencia mundial. Formación de núcleos de resistencia mundial. Eso se hizo realidad y los ejemplos de ello los están viendo ustedes ahora en nuestra propia región. Sigue hasta la mañana en que despunte tu fortuna – que esto aún es fruto de la aurora. Ustedes ya lo ven en la región: esos núcleos de resistencia que anunció el imam están ahora determinando el destino de esta región. El destino de nuestra región lo están determinando los núcleos de la Resistencia, y un ejemplo de ello es la Tormenta de Al-Aqsa, como ahora señalaré.
Hace años, durante los sucesos del Líbano, los estadounidenses dijeron que andaban detrás de formar “un nuevo Oriente Medio”. “Oriente Medio” se refiere a Asia Occidental. A los occidentales, los europeos y quienes los siguen les gusta valorar todo en relación con Europa: aquello que se halla próximo a Europa es el Próximo Oriente; lo que está en medio, el Oriente Medio, y lo que se encuentra lejos de Europa, el Lejano Oriente. En otras palabras, la vara de medir es Europa. Es uno de esos abusos que han cometido y que otros han aprendido y lo dicen. Asia Occidental. Pues dijeron que, a esta región a la que llamaron “Oriente Medio”, le querían dar un nuevo mapa: con “nuevo Oriente Medio”, se referían a cambiar el mapa de su geografía política. ¿Y basándose en qué? Basándose en satisfacer las necesidades y los intereses ilegítimos de Estados Unidos. Por supuesto, eso que ellos querían no ocurrió; lo que ellos buscaban no sucedió. Ellos quisieron acabar con Hezbolá; uno de los aspectos del nuevo mapa que tenían era la destrucción de Hezbolá. Pues, después de la Guerra de los Treinta y Tres Días, Hezbolá se hizo diez veces más fuerte; y digo diez veces más por cautela, porque en realidad se hizo más fuerte aún.
Quisieron engullir Irak y no pudieron. Lo sucedido en Irak es una historia sorprendente. Los estadounidenses tenían decidido instalar en Irak un gobierno estadounidense y colocaron a un general estadounidense al mando. Luego, al ver que con un general estadounidense las cosas no les salían, lo removieron y pusieron a presidir Irak a un civil estadounidense: que Irak, todo un país, tuviese como presidente, como presidente de la República, como sultán, a un estadounidense. Vieron que no podía ser y colocaron a un iraquí subordinado a ellos, y tampoco eso salió ni funcionó, hasta el día de hoy. Hoy, los núcleos de la Resistencia en Irak intervienen en lo que sucede en Palestina y el gobierno de Irak toma posición con brío. En otras palabras, aquello que los estadounidenses llamaron “nuevo Oriente Medio” era diametralmente opuesto a lo que hay hoy. Ellos querían engullir a Irak de un solo bocado y no pudieron; no salió.
Querían apoderarse de Siria, echaron contra el gobierno sirio a sus agentes sustitutivos —por sus nombres: Daesh, Frente al-Nusra, etc.—, los alimentaron y los apoyaron sin cesar siete, ocho o diez años, pusieron dinero, pusieron medios y no pudo ser.
Fracasaron. El nuevo Oriente Medio que ellos querían crear fue un completo fracaso. Una parte de ese Oriente Medio era dar por terminada la cuestión de Palestina a favor del régimen usurpador; que no quedase ya nada llamado Palestina. No cumplieron siquiera aquella cosa traicionera de los dos Estados que antes habían aprobado. No pudieron, no sucedió. Ahora, vean ustedes lo diferente que es hoy la situación de Palestina respecto de hace veinte años: qué era Palestina hace veinte años y qué es hoy; qué era Hamás hace veinte años y qué es hoy. Sí, la geografía política de la región está experimentando una transformación radical, en efecto, pero no a favor de Estados Unidos; a favor del frente de la Resistencia. ¡Así es! La geografía política de Asia Occidental ha cambiado, pero a favor de la Resistencia. Venció la Resistencia. El imam lo vio bien; lo entendió bien: los núcleos de la Resistencia han podido alterar y cambiar en su favor el sentido del movimiento.
Este nuevo mapa tiene ciertas características, de las que les voy a decir a ustedes algunas. Son varias las características de este nuevo mapa que poco a poco se va imponiendo en la región.
La primera característica es la desamericanización. Desamericanización. ¿Y qué significa desamericanización? No significa cortar las relaciones políticas con Estados Unidos. Vaya, nosotros no esperamos ni nos imaginamos que los gobiernos de la región vayan a cortar lazos políticos. ¡No! Mantienen relaciones políticas y económicas con todos, y con Estados Unidos también las tienen; que las tengan, pero el dominio de Estados Unidos se va debilitando día tras día. Gradualmente, eso que Estados Unidos quería hacer realidad en tal y cual país en relación con el petróleo, las armas y relaciones diversas está decayendo. Ha decaído ya en gran medida y lo hará aún más. Hay una línea política que Estados Unidos siguió durante años y que no era otra que dominar la región. La vía principal para aplicar esa línea política era apoyar al régimen sionista, fortalecerlo cuanto pudieran, darle medios, alentar a los demás a establecer relaciones con él… Esa política, claro está, es antigua, de hace décadas. Desde hace diez o veinte años intensificaron esa línea y fueron por Afganistán, fueron por Irak… Querían dominar mediante la ocupación, pero no pudieron. Hoy, la política y la tendencia en esta región es la desamericanización. Uno de los signos claros y evidentes de ello lo tenemos hoy ante los ojos y es la Tormenta de Al-Aqsa. Esta Tormenta de Al-Aqsa, por supuesto, es contra el régimen sionista, pero es también desamericanizar. Este acontecimiento histórico —porque la Tormenta de Al-Aqsa es un auténtico acontecimiento histórico— ha logrado echar por tierra el esquema de las políticas de Estados Unidos en esta región. De seguir esta Tormenta, Dios mediante, hará desaparecer ese esquema. Hará que el esquema de la política de Estados Unidos desaparezca de la región.
Otra característica de este cambio en la geografía política de la región es que la desamericanización ha comenzado. Algunos países que seguían a la letra la política estadounidense han empezado a entrar en desacuerdo con Estados Unidos. Ustedes ya lo ven, lo oyen y esto continuará.
Una característica más es que, en esta región, habían creado unas dicotomías artificiales impuestas por la fuerza, y esas dicotomías se han desmoronado: la dicotomía entre árabes y no árabes, la dicotomía entre chiíes y suníes, la leyenda del “Creciente Chií” —una idea sin sentido que lanzaron: el peligro de la difusión del chiismo en la región—… Todo eso se desmoronó. En estos sucesos de la Tormenta de Al-Aqsa y antes de la Tormenta de Al-Aqsa, ¿quién ha ayudado más a los palestinos? Los chiíes: chiíes del Líbano, chiíes de Irak, chiíes árabes y chiíes no árabes. Esas dicotomías se han desmoronado. En lugar de esas dicotomías impuestas, en la región ha prevalecido una nueva dicotomía: resistencia o rendición. Hoy, en esta región, la dicotomía que se plantea es esa. ¿Y qué quiere decir resistencia? Resistencia quiere decir no someterse frente a las coerciones, la codicia y las injerencias de Estados Unidos. No ser sumisos; eso es resistencia. Luego, algunos resisten al cien por cien, otros al ochenta y otros al cincuenta por cien. En definitiva, la corriente y el movimiento de resistencia hoy en la región es una corriente claramente visible en cuyo extremo opuesto se sitúa la rendición, que es degradante; es humillante para los pueblos y los Estados.
Otra particularidad que tiene este nuevo mapa de nuestra región es la solución de la cuestión de Palestina. La cuestión de Palestina está avanzando, con la ayuda de Dios, hacia su resolución. ¿Y qué significa la “resolución de la cuestión de Palestina”? Significa el establecimiento de la soberanía palestina sobre todo el territorio. Nosotros expusimos nuestro plan: el plan del referéndum —referéndum de los palestinos—. Por supuesto, aquellos que están como ocupantes carecen de derecho alguno, pero los propios palestinos, tanto en el territorio de Palestina como en los campamentos de los países vecinos de Palestina y en otros lugares, allá donde estén —los palestinos son unos cuantos millones de personas—, pueden expresar su voz: una lógica que gusta en el mundo, aceptable y civilizada para la administración de Palestina. Algunos dicen: “¡Señor! Eso que plantean ustedes, el régimen sionista no lo va a aceptar, no lo va a admitir”. Bien, claro, ya sabemos que no lo va a admitir, pero admitirlo no depende de ellos, no está en su mano. A veces, a un gobierno, a un país no le gusta algo, pero se le impone. Si a estos hechos se les da continuidad —y si Dios quiere tendrán continuidad—, si esos mismos núcleos de la Resistencia perseveran con seriedad en su voluntad, en su resolución, en su deseo, se hará realidad. De eso no hay duda. Por lo tanto, la solución a la cuestión de Palestina es otra de las características que tendrá esta nueva Asia Occidental, si Dios quiere.
Algunos por el mundo, entre los portavoces de otros países, cuando hablan de las opiniones de la República Islámica sobre la región, mienten diciendo que Irán sostiene que habría que tirar a los judíos o a los sionistas al mar. ¡No! Eso lo dijeron otros en algún momento, antes, algunas personas de entre los árabes. Nosotros jamás hemos dicho eso. Nosotros no vamos a tirar a nadie al mar. Lo que decimos es que la opinión que cuenta es la de la gente. Cuando se forme ese gobierno con los votos del pueblo de Palestina, será él quien decida sobre la gente que está allá y que ha llegado de otros países. Es posible que les diga a todos que se queden en Palestina. Quizá todos… Al igual que en algunos países de África a los que fue un servidor cuando era presidente que lucharon y vencieron; mandaban allá los ingleses y los nativos lograron vencerlos, pero mantuvieron a aquellos mismos ingleses en su país. Así lo vieron conveniente y los mantuvieron consigo. Y estos también es posible que los conserven, como es posible que digan que no; que algunos se vayan o que se vayan todos. La decisión es suya. Nosotros nunca damos una opinión al respecto.
Permítanme decirles algo. Esta Tormenta de Al-Aqsa, este importante acontecimiento sin igual que se ha producido, ha acercado los objetivos; ha acortado el camino hacia esos objetivos; lo ha hecho más fácil. Se hizo algo grande. El régimen sionista estaba desquiciado y quiso sofocar esa tormenta bombardeando hospitales, escuelas y grupos de gente y matando niños, pero ni lo logró ni lo logrará. Esta tormenta no desaparecerá con esos crímenes. Ya lo han leído ustedes en los periódicos, la prensa, etc., y lo están leyendo; un servidor no lo repetirá: el régimen sionista no ha alcanzado sus objetivos; ninguno de ellos. Se han lanzado contra la gente por irritación y enojo, y eso no les ha servido ni les servirá de nada, sino que más bien les ha acarreado descrédito. Este acto de barbarie que ha cometido el régimen sionista, este acto despiadado que ha perpetrado no solo ha desprestigiado además al propio régimen sionista, sino también a Estados Unidos. Esto ha desprestigiado a Estados Unidos; ha desprestigiado a unos cuantos de los países afamados de Europa, y ha desprestigiado incluso la civilización y la cultura occidentales. La cultura de Occidente y su civilización es la misma civilización que, cuando lanzan bombas de fósforo y dan el martirio a cinco mil niños, el presidente de tal país se para y dice que Israel tiene derecho a defenderse. ¿¡Es eso derecho a la autodefensa!? Eso es la cultura de Occidente. En este asunto, la cultura de Occidente ha quedado desacreditada. Estos horrores que han ocurrido en estos cerca de cincuenta días son un concentrado de los crímenes que el régimen sionista está cometiendo en Palestina desde hace setenta y cinco años. Ahora lo han concentrado. Por lo demás, a lo largo de estos años estas cosas las han hecho siempre: matar gente, echarla de sus casas, demoler las casas… Esos asentamientos que han construido, ¿dónde se han construido? ¿Dónde se han construido los asentamientos sionistas? Destruyeron las casas de la gente, asolaron los cultivos palestinos y construyeron asentamientos sionistas. Si alguien resistió, lo mataron. Si era niño, mataron al niño, mataron a la mujer. Eso es lo que están haciendo desde hace setenta y cinco años. La Tormenta de Al-Aqsa no puede ser sofocada, en mi opinión y si Dios quiere. Por el poderío y la fuerza divinos, que sepan que esta situación no se prolongará.