En vísperas del cuarto aniversario del martirio del general Qasem Soleimaní (1)

En nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.

Damos gracias a Dios por hacer llegar cada día ante nuestros ojos la retribución mundana del mártir Soleimaní a esa gran persona, esa figura insigne. Esto que ustedes ven —la difusión de su nombre y de su memoria— es la retribución de aquel gran hombre en este mundo. La retribución en el otro nosotros no podemos ni imaginarla; no podemos ni entender lo que es. Esta es la retribución mundana. Desde el día en que alcanzó el martirio hasta hoy, me parece que el nombre del mártir Soleimaní, su memoria y ciertos rasgos de su personalidad se propagan mucho más entre la gente que estando él en vida. Es aquello que dijo alguien una vez de “para nosotros, el mártir Soleimaní es más peligroso que Qasem Soleimaní”. Lo dijeron los del bando contrario. Tenían razón, realmente es así. No es solo ya que sobre el rostro del mártir no se haya posado el polvo del olvido, sino que día tras día ha crecido su presencia, ha crecido su luminosidad y ha crecido su claridad y, si Dios quiere, crecerán aún más. Es gracia de Dios.

¿A qué se debe? A mí me parece que la razón es la pureza de intención del mártir Soleimaní; es decir, eso con lo que solemos tener problemas. El trabajo se hace, pero es la pureza de intención lo que da espíritu a ese trabajo, y las tareas que realizó este mártir poseían verdaderamente ese espíritu. Trabajaba con auténtica pureza de intención. Eso lo notábamos quienes estábamos con él en sus trabajos. En su manera de actuar no había alarde, no había fingimiento, no había egoísmo. Trabajaba por Dios, actuaba por Dios. En mi opinión, es esa pureza de intención lo que ha hecho así de patente esta retribución mundana. Esto nosotros lo vimos a propósito del imam (Jomeiní). El imam era así también. Al tercer o cuarto día del entierro del imam, en su tumba —que en aquel momento aún no era nada, apenas habían puesto una valla— hubo una gran reunión. Nosotros también estábamos yendo hacia allá; yo iba en helicóptero y, según iba mirando el páramo —ahora en aquella zona han construido, pero entonces era mayormente un páramo—, vi como la multitud iba marchando ¡a pie! ¿Quién los llevaba? ¿Qué fuerza de atracción los arrastraba hacia allá? Yo dije que era la entrega del imam lo que los arrastraba y llevaba. Este querido mártir nuestro es igual. Era alguien de intención pura.

Ahora, esta dama (2) ha pedido que les dé algún consejo. Pues bien, pues les doy este: las cosas que hagan, háganlas con pureza de intención. No dejen que intervenga en sus motivaciones y actividades un atisbo de egoísmo. Quien dice pureza de intención dice solo para Dios. Donde vean que hay una sombra de egoísmo, retírense. Es mejor que uno abandone una tarea a que la realice para hacerse notar. Esa es una consideración: la pureza de intención que había en él.

Otra consideración respecto al valor de la obra del mártir Soleimaní —si bien sobre esto se ha hablado y se habla mucho, y es algo que debe tenerse en cuenta— es su papel en la revitalización del Frente de la Resistencia en la región. Ahora, si alguien dice esto, ha de decirlo bien. Al mártir Soleimaní le corresponde un papel importante en la revitalización de la Resistencia en la región; un gran papel. Una cosa es que haya un grupo de resistencia en una región, algo que, efectivamente existía ya antes del mártir Soleimaní; y otra bien distinta es que surja todo un frente. Eso es lo que nosotros siempre quisimos. Dado que el bando contrario forma frente, a este lado hay que formar frente también. Si este frente no estuviera ahí, Gaza no podría resistir de esa manera. El Frente de la Resistencia da fuerza a todos los implicados en la situación: si se unen cuatro o cinco unidades, su fuerza y su potencia es mayor que cinco veces la de una unidad; aparece una nueva identidad, y esa nueva identidad es muy importante. El mártir Hach Qasem Soleimaní tuvo un gran papel en eso; trabajó mucho. Lo que ve la gente es su presencia en las montañas de Siria, su ausencia de temor y su manera de ir al encuentro del peligro. Bien, eso es muy importante, pero lo principal es que aquellas idas, aquellas presencias y aquellos esfuerzos lograron revitalizar, vivificar y reforzar ese frente.

Quiera Dios ensalzar su rango. Él realizaba esa labor con prudencia, con discernimiento, con inteligencia, con moralidad, con dinamismo y con esfuerzo inagotable, lo que era y es muy importante. Esperemos que, si Dios quiere, eso continúe. Naturalmente, el Sr. Qaaní (3) está actuando realmente muy bien. Su actuación es muy positiva, gracias a Dios. Dios mediante, debería continuarse esa misma línea de fortalecimiento del Frente de la Resistencia en la que el mártir (Soleimaní) fue tan activo y es tan representativo y ocupa una posición tan elevada.

Dios los guarde a ustedes; Dios guarde a la señora (4). A ella le corresponde un lugar en la orientación y la motivación del mártir Soleimaní. Quizá haga veinte, veintitrés o veinticuatro años, aquí en este patio, con los muchachos del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), con los comandantes del CGRI ­—acaso fueran una veintena de personas—, hicimos la oración y luego yo me senté en la escalera y pronuncié unas palabras ardorosas y arrebatadoras. No las tenía pensadas de antes. ¡Era el mismo Dios Altísimo, que no dejaba de hablar! En realidad, era mi voz, pero las palabras eran de Dios. Fue una reunión insólita; tuvo muchos efectos. Tras ella, se me acercaron varios de los hombres, incluido Hach Qasem, que vino y citó una frase de la señora: “Mi esposa dice tal cosa”, dijo, en el mismo sentido en que había hablado yo. Me di cuenta de la influencia que tiene una esposa. Esta dama influyó en Hach Qasem. Por tanto, es partícipe de los esfuerzos de él, además de lo importantes que son las privaciones de las familias: la ausencia del marido, la ausencia del padre… soportar esas cosas es muy importante. Las soportaron.

Quiera Dios retribuírselo y darles éxitos. Dios los guarde a todos ustedes. Que tengan ustedes éxito y aprobación, si Dios quiere.

Notas

(1) Al comienzo del encuentro, mantenido en vísperas del cuarto aniversario del martirio del teniente general Qasem Soleimaní, la Sra. Zainab Soleimaní, hija del mártir Soleimaní, presentó un informe sobre labores culturales y artísticas realizadas para transmitir las virtudes del mártir a la juventud.

(2) Una de las familiares del mártir Soleimaní.

(3) El general Esmaíl Qaaní, comandante de la Fuerza Quds del CGRI.

(4) La esposa del mártir Soleimaní.