Quizás hoy haya menos personas con conciencias despiertas en Estados Unidos y Occidente que puedan permanecer en silencio y pasivas ante uno de los mayores crímenes de los últimos cien años. Un crimen que ha acabado con la vida de más de 32 000 personas en Gaza, y que, según un funcionario de la Organización de las Naciones Unidas, supone la tasa de matanza más alta del mundo desde el genocidio de Ruanda.

Uno se prende fuego frente a la embajada de Israel en Washington en protesta por la participación de su país en este genocidio, otro, dimite de un puesto importante en el Departamento de Estado de EE.UU. y otros, asisten a frecuentes manifestaciones contra la guerra en Gaza en las calles de Washington, Nueva York y San Francisco.

Pero al otro lado, está el Gobierno estadounidense que, al contrario de la voluntad de la mayoría de su pueblo, está involucrado en el asesinato cruel de los palestinos en Gaza por el régimen israelí, y así, se está enfrentado a una crisis y se encuentra hundido en un profundo pantano.

El Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Jameneí, en un discurso pronunciado hace unos días, con motivo del Año Nuevo persa (Noruz), dio una interpretación precisa sobre la posición del Gobierno estadounidense ante la crisis de Gaza, al señalar que Estados Unidos “ha elegido en Gaza la peor situación posible”, y enumeró tres graves consecuencias de esta decisión equivocada.

Los hechos de Gaza han mostrado la verdadera esencia de los derechos humanos estadounidenses

Ya en los primeros días de la guerra en Gaza, el presidente estadounidense, Joe Biden, viajó a Tel Aviv para expresar su apoyo al régimen sionista, y el Congreso de Estados Unidos aprobó como el primer proyecto de ley abordado, después de un período de receso, un paquete de ayuda financiera a Israel. En estos días, el Gobierno norteamericano pretende aprobar otro paquete de ayuda militar de 14 000 millones de dólares al régimen sionista. Al respecto, el diario Washington Post reveló en un controvertido informe que, Estados Unidos ha realizado en secreto más de 100 ventas militares y de armas a Israel, desde que comenzó la guerra de Gaza el 7 de octubre.

Ciertos senadores estadounidenses, entre ellos, Bernie Sanders y Elizabeth Warren, también han ratificado explícitamente el rol del Gobierno estadounidense en la actual crisis en Gaza.

Entonces, hoy nadie en el mundo puede ocultar la complicidad de Estados Unidos en los crímenes bárbaros del régimen sionista. Una asociación que reveló la verdadera esencia de los derechos humanos estadounidenses al mundo, y deshonró a este país desde el punto de vista moral.

En su discurso, el ayatolá Jameneí subrayó, por enésima vez, el papel de la resistencia palestina y la paciencia del pueblo de Gaza en hacer públicas las alegaciones del mundo civilizado y los derechos humanos occidentales: “Los hechos de Gaza han mostrado la injusticia y la negrura que reinan sobre el mundo. Ese mundo occidental —ese mundo que llaman civilizado, que alardea de derechos humanos y esas cosas— ha mostrado la negrura que rige sus vidas, sus pensamientos y sus actos”.

Estados Unidos se volvió más odiado en la región y el mundo

En los últimos meses, varias ciudades del mundo han sido escenas de masivas marchas y concentraciones, en protesta contra las atrocidades del régimen sionista en Gaza, y la participación de Estados Unidos en esos crímenes. Las protestas llegaron incluso al corazón de Estados Unidos, es decir, a Washington D.C. y al interior del edificio del Congreso de este país. Curiosamente, este odio público hacia el Gobierno estadounidense se extendió incluso a las elecciones en este país, así que en las primarias del partido Demócrata, en algunos estados importantes como Michigan, más de 100 000 votantes eligieron la opción “no comprometidos”, que se considera una especie de voto para expresar descontento, en reacción a las políticas de la Administración Biden hacia Gaza.

Durante este mismo periodo, también crecieron las señales de ruptura con las políticas de Estados Unidos entre los gobiernos de la región y la ira pública hacia este país entre las naciones islámicas. 

La cadena estadounidense, CNN informó en un reporte que la Administración Biden ha recibido serias advertencias por parte de los diplomáticos estadounidenses en todo el mundo árabe, de que el apoyo de Washington a la mortífera campaña militar de Israel en Gaza le costará la destrucción de la opinión pública de una generación en los países árabes de la zona.

Los resultados de una nueva encuesta realizada por el Instituto Washington para la Política del Cercano Oriente (WINEP, por sus siglas en inglés) confirma que sólo el 7 % del pueblo en los seis países árabes de la región cree que Estados Unidos desempeñó un papel positivo en la guerra de Gaza. Además, el presidente de la junta directiva del famoso diario egipcio, Al-Ahram afirmó en una nota que “Estados Unidos es hoy el enemigo número uno del mundo árabe”.

Los votos negativos de los países de la zona a las recientes resoluciones de Estados Unidos y sus aliados en las Naciones Unidas, confirman este asunto.

El Líder de la Revolución Islámica de Irán analizó así la relación entre el fuerte declive de Estados Unidos en la región y su actitud hacia Gaza: “Estados Unidos ha elegido en Gaza la peor situación posible, lo que ha generado un sentimiento de odio hacia el país en todo el mundo. Esas personas que se manifiestan a favor de Palestina en las calles de Londres y París, y en los países europeos, en realidad, están proclamando su odio a Estados Unidos”.

Los planes y cálculos de Estados Unidos, están desbaratados en la región

La guerra de Gaza dejó en claro que Estados Unidos y sus políticas ya no funcionan en la región de Asia occidental. Quizás el primer y mayor plan de los estadounidenses, que fue frustrado por la Resistencia, es la normalización de las relaciones entre los países árabes e islámicos con el régimen sionista. Las últimas estimaciones muestran que, hoy en día, la opinión pública en el mundo árabe está firmemente en contra del reconocimiento de Israel.

Según una nueva encuesta, el 89 % del pueblo del mundo árabe está en contra del reconocimiento de un Estado israelí. Esta cifra no sólo representa una posición casi unánime contra la normalización en el mundo árabe, sino también muestra un aumento del 5 % en comparación con la encuesta de 2022, donde el 84 % rechazaba reconocer a Israel como un Estado.

Los expertos políticos occidentales también han reconocido el fracaso de este plan, en los últimos meses. Por ejemplo, Frederick Kempe, presidente del think tank estadounidense, Atlantic Council, afirmó en una entrevista publicada hace unas semanas que, a su juicio, la gran víctima de los últimos acontecimientos en la región de Asia Occidental, es la cuestión de la normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Israel. “Se tenía la perspectiva de alcanzar un acuerdo; la gente creía que hay una probabilidad de 50/50. Pero, ahora las posibilidades [de que suceda] son nulas”, subrayó.

Por su parte, Zineb Riboua, investigadora y directora de programas del Centro para la Paz y la Seguridad en Oriente Medio del Instituto Hudson, con sede en EE.UU., cree que el primer logro del Movimiento de la Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) y el Eje de la Resistencia en la guerra de Gaza, es frenar la normalización de las relaciones entre los árabes y el régimen sionista.

Esto, mientras la principal fuerza proxy de Estados Unidos en la región, es decir, el régimen israelí, ha vivido duros golpes durante los últimos meses, y actualmente, además de las bajas militares y los altos costos económicos de la guerra, sufre amplias tensiones y divergencias internas.

El ayatolá Jameneí ha descrito así el costo que el Frente de la Resistencia implicó a Estados Unidos en la región: “La Resistencia ha revelado su verdadero ser, sus capacidades y su disposición; ha mostrado al mundo lo que es la Resistencia. Ha echado por tierra todos los cálculos de Estados Unidos”. 

Hoy en día, Estados Unidos está pagando un alto precio por su decisión equivocada en cuanto a la crisis de Gaza. Con cada minuto que continúe esta guerra, la Administración Biden se verá cada vez más atrapada en el descontento interno, y desde el punto de vista internacional, se acelera el declive de Estados Unidos.