En nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.

Alabado sea Dios, Señor de los mundos. Vayan las bendiciones y la paz para nuestro maestro Muhammad y su familia pura, y Dios maldiga a todos sus enemigos.

La idea que me hago de la poesía hoy —y que me hacía ya antes, como dije el año pasado— se ha hecho más clara y sólida esta noche. Gracias a Dios, la poesía en nuestro país avanza y va hacia su verdadera plenitud, y no solo en el sentido cuantitativo. Eso debe apreciarse y debe continuar.

Quisiera hacerles varias consideraciones. Una es que la poesía es un medio de comunicación. En el mundo actual, los retos y conflictos que hay son retos mediáticos. Más que los misiles, los drones, los aviones y otras herramientas de guerra, etc., son los medios de comunicación lo que funciona para hacer retroceder al enemigo, lo que ejerce influencia en los corazones y las mentes. Las guerras son guerras mediáticas. Será el que tenga los medios de comunicación más potentes quien tenga éxito en los objetivos que persiga —cualesquiera que estos sean—. Y así queda clara la tarea de la poesía y los poetas. El patrimonio poético de nosotros los iraníes apenas tiene parangón. Y si no digo que no tiene parangón es por carecer de conocimiento sobre muchas civilizaciones y similares. En la medida en que yo tengo conocimiento, no conozco parangón en materia de patrimonio poético; a excepción de la poesía árabe, que es también muy sobresaliente y tiene también sus pináculos. Dado ese patrimonio literario y en particular poético que tenemos, el arma mediática que es nuestra poesía es por tanto poderosa, potente e influyente.

El siguiente punto a tener en cuenta es que para ejercer influencia hay una condición, y es que la poesía sea verdaderamente arte; que se haya elaborado una obra de arte. Hay poemas a los que llamamos ‘poesía’, pero o bien no hay en ellos sustancia artística o es muy poca. Eso no ejerce influencia. Un poema debe ser una obra de arte. En la poesía persa, se puede ver por ejemplo como la poesía de Hafez, que está en la cúspide de nuestra arte poética, influye sobre Goethe, sobre Muhammad Iqbal y sobre gente que no conoce el persa. Iqbal no sabía persa. El célebre Iqbal, que tiene un diván persa, no había leído persa nunca ni su familia sabía este idioma. Conoció el persa a través de la poesía de Hafez y otros así, y fue así como pudo componer una extensa antología poética en lengua persa. Tal es la influencia de la poesía. Esa es la influencia que ejerce la poesía con valor artístico. Lo mismo, con Goethe y demás personas que ustedes conocen perfectamente.

Ahora bien, si queremos que la poesía sea arte, ¿en qué debemos apoyarnos más? Está claro: en el cuerpo y el espíritu; en la forma y el contenido. Con una forma endeble, que no tenga solidez ni esté plena de significado, no puede hacerse una obra de arte. Un servidor lee a veces poemas en algunos periódicos que, si uno los lee enteros —puede ser un gazal o lo que sea—, al final acaba enojado. No tienen más efecto que enojar y agriarle el humor a uno, sin que su forma posea aspecto artístico alguno.

Luego, está el contenido. El contenido surge tanto del tema como del modo de expresión de este. Si ustedes introducen un tema en el poema —un tema que no sea de gran relevancia— y no lo tratan con algún tipo de expresión que sea original y efectiva, el poema carecerá de elevación. Fíjense ustedes como muchos de los temas que aparecen en la poesía de poetas de habla hindi como Saeb o Kalim se encuentran también en otros poetas, pero el modo de expresión es tal que realzan la categoría del poema. De manera que hace falta solidez tanto en la elección de los temas como en la forma; en esos dos elementos.

Otra consideración concierne al mensaje. Una vez que hemos escogido el tema y una buena forma, ¿qué mensaje queremos transmitir a nuestro receptor? Pongamos que el mensaje de algunos consiste en esto del lamento por el estado de las cosas, como ha sido el caso a menudo entre la mayoría de los poetas a lo largo de la historia; apenas encontrarán ustedes algún poeta que no se queje de la situación reinante de su época, por más que algunos lo hagan con mayor intensidad y otros con menos. Sin embargo, ese no es un mensaje que tenga para el receptor un significado digno de atención ni una utilidad pasadera. Cierto es que algunos de esos poemas presentan algo la historia —algo solamente, sin más—, pero lo que es deseable y puede constituir un mensaje valioso es el mensaje de la religión, el mensaje de la moral, el mensaje de la civilización; para nosotros los iraníes, el mensaje de nuestra iranidad. Nosotros tenemos muchos mensajes que transmitir, muchas cosas que decir. Tenemos incontables mensajes de civilización, entre los cuales pueden transmitirse: nuestras enseñanzas religiosas, nuestras enseñanzas morales, nuestras enseñanzas de iranidad, el mensaje de la valerosa resistencia de la nación iraní… son todas cosas que merecen transmitirse. Deberían estar en el mensaje [de la poesía].

En la actualidad, uno de los fundamentos de la reputación del pueblo iraní es su valerosa resistencia frente a la injusticia, frente a la prepotencia y la codicia en el mundo, que se manifiestan en Estados Unidos, en los sionistas, etc. [El pueblo iraní] expresa su posición con franqueza, sin miramientos y sin cortapisas. Esto es al fin y al cabo muy importante y en el mundo se aprecia mucho. Los actores políticos de nuestro país, como algunos presidentes de la República Islámica y demás, cuando han ido a algunos países, al ir a las mezquitas y verse ante multitudes de gente —con los gobiernos no tanto, pero con la gente sí—, se desataba el frenesí. Yo mismo pronuncié un discurso en Paquistán ante varios miles de personas; su presidente estaba allá sentado, y aquel encuentro fue realmente un encuentro con una agitación incesante, como un corazón palpitante que estuviera latiendo, y eso se debe al asunto que se trata al expresar la resiliencia y la resistencia del pueblo de Irán. Del mismo modo, ha habido otros parecidos de quien nosotros hemos oído y tenemos conocimiento. Por tanto, esas cosas deben transmitirse. Es ese nuestro mensaje: mensaje de resistencia, mensaje de civilización, mensaje de Islam.