Una parte importante del discurso del Líder de la Revolución Islámica:

La última consideración atañe a las sanciones. En definitiva, cuando hablamos de los asuntos económicos, no podemos pasar por alto las sanciones. Démonos cuenta de que hace años que nos vemos confrontados a sanciones severas; sanciones de las que los propios sancionadores —es decir, fundamentalmente los estadounidenses y algunos de los europeos, siguiéndolos a ellos— han dicho que estas sanciones que se han aplicado a Irán carecen de precedentes en la historia. Ellos mismos lo dijeron. Ahora, en primer lugar, ¿cuál es el objetivo de estas sanciones? Ellos mencionan ciertos objetivos, pero mienten. Los objetivos no son esos. Hablan de energía nuclear; hablan, qué sé yo, de armas nucleares, hablan de derechos humanos… Pero la cuestión no son esas cosas. “¡Sancionamos a Irán porque apoya al terrorismo!”. ¿Y quién es el terrorismo? La gente de Gaza. Los habitantes de Gaza, a ojo de esos señores, son terroristas. Alguien, un falso Estado pérfido, usurpador y despiadado mata, masacra en seis meses a cerca de cuarenta mil personas, de las que bastantes millares son niños, y ese no es terrorista, pero la gente a la que está bombardeando ¡sí lo es! Por tanto, esos pretextos son falsos. El objetivo de las sanciones no son esas cosas.

El propósito de las sanciones es poner al Irán islámico en un brete. Lo que quieren es poner a la República Islámica de Irán en apuros mediante sanciones, y eso ¿para qué? Para que acate las directrices de su colonialismo y su arrogancia; para que se someta a sus demandas tiránicas y sus reclamaciones marcadas por la codicia de poder; para que subordine su política a la de ellos. Ese es el objetivo. Luego, algunos, de buena fe —porque esa opinión que dan será de buena fe, si Dios quiere— erre que erre aconsejando que si “señor, con Estados Unidos, tal… Ellos dicen tal cosa, ¡hágales caso!”. ¡Pero es que eso no tiene fin! Las reclamaciones de Estados Unidos son infinitas. Hace unos años, en esta misma husainiya se hablaba de los asuntos nucleares y un servidor lo dijo públicamente: que los estadounidenses aclaren cuánto hay que ceder en materia nuclear para que ellos queden satisfechos. No están dispuestos a aclararlo, ¡por supuesto! Ellos van avanzando paso a paso, hasta llegar a lo que ocurrió en un país africano, del norte de África: que tenían que recoger todos sus dispositivos nucleares. Un país necesita la energía nuclear; la medicina nuclear, terapias nucleares, avances nucleares de ese tipo… hay cientos de tareas necesarias que se llevan a cabo en un país. ¿Y todo eso hay que pararlo? Pues eso es lo que ellos esperan [de nosotros]. Ya sea en los asuntos políticos, en los asuntos económicos, en los planes generales del país, ellos quieren obediencia absoluta. Lo que dicen es que nos sometamos a ellos por completo; esa misma situación en la que están algunos gobiernos, como ustedes ven y saben: su riqueza en manos de ellos, su prestigio en manos de ellos y su política al servicio de ellos. Eso es lo que ellos quieren. Claro, evidentemente el sistema islámico, el sentido islámico del honor y esta gran y antigua nación islámica es imposible que se sometan a semejante abuso. Esa es la cuestión de las sanciones.

Por supuesto, ¡claro que las sanciones causan daños a la economía del país! De eso no hay duda. No cabe duda de ello: una parte de los problemas económicos están provocados por las sanciones. De eso no cabe duda, pero al mismo tiempo hay algo que considerar, y es que esas mismas sanciones hacen que afloren los talentos dentro del país. Esas mismas sanciones hacen que dentro del país surjan capacidades. Actualmente, muchas de las cosas que estábamos a obligados a importar adquiriéndolas a precio de oro de Estados extranjeros, algunos de ellos enemigos, las fabricamos dentro del país. ¿Por qué? Porque nos vimos obligados a ello. Ellos no nos las vendían, nos pusieron trabas, recurrimos a nosotros mismos y crecimos dentro de nosotros mismos. Esos dispositivos que ellos nos vendían haciéndose de rogar y a precio de oro, nuestros jóvenes, nuestros científicos lograron producirlos dentro del país a bajo coste. Eso es un pueblo vivo. Un pueblo vivo crea oportunidades para sí mismo incluso a partir de las hostilidades del enemigo.

Ese es el consejo que damos siempre a nuestros queridos jóvenes, a nuestros dignos responsables y a nuestros píos y celosos hombres y mujeres: conviertan ustedes las hostilidades del enemigo en oportunidades para sí mismos. Un ejemplo es esta misma cuestión del armamento: los avances armamentísticos dejaron al enemigo asombrado. ¿Irán era capaz, en medio de las sanciones, de crear armamento avanzado, y además en esa cantidad? Sí, sí que puede y puede todavía más, puede todavía mejor y puede, si Dios quiere, hacerlas aún más avanzadas. Y no son solo las armas. Bien, las armas se han visto ya en un lugar, pero en muchos otros campos es igual. Hoy en día, pese a todos los escollos que hay y todas las sanciones, estamos entre los más adelantados en el campo de la medicina, en el campo de la salud. En nuestra propia región, nuestra medicina quizá no tenga parangón; y a nivel mundial, es también una de las que sobresalen. En el terreno industrial, igual; en las diversas ingenierías, lo mismo. En algunos aspectos, claro está, estamos atrasados. Si nos esforzamos, progresaremos en todo.

El enemigo nos impone sanciones so pretexto de terrorismo, etc., pero el efecto de esas sanciones se va desvaneciendo gradualmente. Nos aplicaron sanciones durante unos cuantos años y vieron que era inútil. Fuentes mundiales fidedignas dicen que el crecimiento, pongamos, del producto nacional bruto de Irán es mayor este año que el año anterior. Pues bien, ¿por qué es mayor? Porque trabajan más, porque trabajan mejor, porque las sanciones no los derriban, porque no ponen sus esperanzas en ayuda de fuera del país, de fuera de las fronteras. Es eso, pues. Y eso se debe afianzar; se debe consolidar. Hay que fortalecer ese espíritu en el país.

A esas cosas que dicen, que si “oiga, está usted a favor del terrorismo”… [no hagan caso]. Que por qué apoyan ustedes a Palestina, le dicen al Frente de la Resistencia, y ahora es el mundo entero quien está apoyando a Palestina. En las calles de los países europeos, en las calles de Washington y de Nueva York, la gente sale a marchar en apoyo de Palestina y a corear consignas a favor de Palestina. ¡No es algo particular nuestro! ¿Que por qué se apoya a Hezbolá? Me han mostrado como, en las calles de una de las ciudades de Estados Unidos, en una ocasión se enarboló la bandera de Hezbolá. En el extranjero, la gente los está apoyando. Son la Resistencia, tienen sentido del honor, ¡están en contra de la opresión! El palestino está defendiendo su propia casa; una casa que ha sido usurpada, una casa que le han quitado por la fuerza. El colono llega, con el apoyo de la policía del pérfido régimen sionista, y con un buldócer arrasa su huerto, su campo y su vivienda para construir allá un asentamiento. Lo que hace el palestino es defender su casa, ¿y es él el terrorista? ¿El Frente de la Resistencia es terrorista? El terrorista es el que bombardea a esa gente, con ese desastre que han provocado, aunque con ello no han llegado a ninguna parte ni llegarán.

De todas maneras, que nuestro pueblo tenga claro —como claro lo tiene— que la enemistad con la nación iraní no se debe a esos asuntos que dicen ni a esas mentiras que se inventan. La enemistad se debe a que Irán es un país independiente, a que no agacha la cerviz, a que no acepta sus coacciones, a que no está dispuesto a plegarse a las políticas de uno u otro, y menos aún políticas fracasadas. Hoy, esas mismas potencias mundiales supuestamente extraordinarias admiten ellas mismas que están fracasando. He visto una noticia, en una revista estadounidense —es algo de hace dos o tres días—, que decía que Estados Unidos está perdiendo, que ha perdido en veinte años el prestigio conseguido durante dos siglos. Esto lo dicen ellos mismos, no nosotros. Eso se escribe en una revista norteamericana de prestigio. Y ahora esperan que esa política atrasada, fracasada, frustrada, contraria a la naturaleza humana y a todos los valores divinos y humanos sea seguida por una nación, por una nación soberana como Irán, una nación con historia, con raíces, civilizada. Está claro que eso no puede ser.

La nación iraní resiste sólidamente, y esa solidez debemos mostrarla en la práctica, debemos mostrarla en la acción, debemos mostrarla en la adquisición de ciencia y conocimiento, debemos mostrarla en la investigación, debemos mostrarla en nuestra unidad nacional. Si eso se hace, desde las propias entrañas de las penurias y las dificultades se nos ofrecerá una salida.