Para el pueblo francés el genocidio en Gaza recuerda un incidente amargo, ya que tiene muchas similitudes con lo que está ocurriendo en Gaza y con las acciones que Francia está llevando a cabo frente a estos crímenes. El genocidio de Ruanda, ocurrido a finales del siglo XX, es una de las mayores tragedias humanitarias en la historia, que ha ensombrecido las relaciones de Francia con otros países del mundo durante décadas.

Ruanda, un país ubicado en el corazón de África y rodeado de regiones áridas, cuenta con diversas etnias, pero los hutus y los tutsis son las principales etnias de este país. Estas dos tribus gozaban de unas relaciones amistosas antes del inicio del período colonial europeo, pero, el favor mostrado a los tutsis por la administración colonial belga, entre 1916 y 1961, intensificó las animosidades entre los dos pueblos [1].

El 6 de abril de 1994 fue derribado el avión que transportaba al presidente, Juvénal Habyarimana [2] en el cielo de Kigali, capital de Ruanda, un incidente que los hutus atribuyeron a los tutsis, y a partir de esta misma fecha comenzó la masacre sistemática de los tutsis en el país. Como consecuencia de este amargo incidente, al que se recuerda como una de las más oscuras tragedias humanitarias de la época contemporánea, fueron asesinados 800 000 hombres, mujeres y niños, y entre 200 000 y 500 000 mujeres fueron violadas.

Una investigación de 1000 páginas, encargada el 4 de abril de 2021 por el presidente francés, Emmanuel Macron, determinó que el entonces mandatario galo, François Mitterrand (1981-1995) y sus allegados, debido a su batalla ideológica con el Frente Patriótico Ruandés (FPR), habían cerrado los ojos [3] a lo que se estaba fraguando en Ruanda. De hecho, estos documentos muestran el papel innegable de las políticas del gobierno de François Mitterrand en la matanza de cientos de miles de tutsis por el gobierno tribal Hutu. En este sentido, Emmanuel Macron declaró a principios de abril, en el 30 aniversario del genocidio de Ruanda, que Francia y sus aliados “pudieron haber detenido” la masacre en 1994, pero “carecían de la voluntad para hacerlo”.

Pasados 30 años después de este amargo incidente, el intento del presidente francés, Emmanuel Macron, de exponer una realidad después de 30 años, no es más que un esfuerzo por limpiar la imagen de Francia en la opinión pública africana y restablecer la influencia del país galo en este continente bajo el lema de los derechos humanos.

Por otro lado, dadas las críticas hechas por el Sr. Macron al entonces presidente francés y el papel que jugó en el genocidio de Ruanda, se puede decir que el actual mandatario galo está esquivando su responsabilidad en uno de los períodos más oscuros de su mandato. De hecho, hasta este mes de abril, más de 34 000 personas inocentes han sido asesinadas por el régimen sionista, y más de 76 000 personas han resultado heridas —en Gaza—, mientras que Macron ha optado por el mismo camino escogido hace 30 años por el Gobierno de François Mitterrand en el genocidio de Ruanda.

Las críticas de Macron al gobierno de Mitterrand recuerdan un refrán francés, que dice: “El jorobado no ve su joroba, pero sí ve la ajena” [4].

Teniendo en cuenta las críticas de Macron sobre la “venta de armas” y la “falta de voluntad seria del Gobierno de Mitterrand para prevenir el genocidio en África”, este informe ha examinado el período de la presidencia del actual mandatario galo y su coincidencia con los crímenes cometidos por Israel en la guerra de Gaza.

El suministro de armas al régimen sionista

Una de las críticas de Emmanuel Macron hacia la estrategia del Gobierno de Mitterrand durante la guerra civil en Ruanda, fue la venta de armas al Ejecutivo de Juvenal Habyarimana, entre los años 1990 y 1994, y ha considerado esta acción como un factor en el genocidio en el país africano. Esto, mientras que un informe publicado el 15 de febrero de 2024 por el Senado francés, puso de relieve que la misma complicidad que el Gobierno de Mitterrand tuvo en el genocidio de Ruanda, el Ejecutivo de Macron también la tiene en el genocidio de Gaza. El documento indica que Francia ha vendido armas a Israel por un total de 208 millones de euros durante los últimos 10 años, de los cuales 25 millones de euros corresponden solo al año 2022 [5]. Francia vendió todos estos armamentos, a pesar de que las Naciones Unidas había emitido repetidos avisos sobre la violación de los derechos de los palestinos en la Franja de Gaza y la Cisjordania por parte de los colonos, y el ejército israelí en los últimos años.

En este sentido, el pasado 5 de abril, 115 parlamentarios franceses exigieron, en una carta dirigida a Emmanuel Macron, el cese inmediato de las ventas de armas de Francia a Israel [6].

Asimismo, Amnistía Internacional y otras 10 ONGs advirtieron que “existe claramente el riesgo de que las armas y el equipo militar que Francia exporta a Israel se utilicen para cometer crímenes graves contra la población civil en la Franja de Gaza” [7], y por tanto, el país galo sería cómplice en los eventuales crímenes de guerra, incluido el genocidio.

Brindar apoyo político al régimen genocida sionista

Según lo dicho anteriormente, Macron dijo en su discurso con motivo del 30.º aniversario del genocidio de Ruanda, que “Francia y sus aliados occidentales y africanos pudieron haber detenido la masacre, pero carecían de la voluntad para hacerlo”. Aquí hay una pregunta; ¿por qué a pesar del asesinato de más de 34 000 personas inocentes en Gaza, el Gobierno de Macron no tiene una voluntad seria para poner fin al genocidio e incluso rechaza las resoluciones que piden una tregua?

Por un lado, a pesar de que 139 países del mundo reconocen a Palestina como un Estado [8], y por otro, a pesar de haber planteado el lema de dos estados (que en sí mismo tiene diversas deficiencias y problemas) por parte de Francia en los territorios ocupados palestinos, ¿por qué este país aún no han mostrado una voluntad seria de reconocer oficialmente a Palestina en los círculos internacionales?

De hecho, Francia se opone a este movimiento, porque sabe que, al reconocer a Palestina en organizaciones internacionales, el país árabe obtendría derechos que le permitirían condenar fácilmente las atrocidades y maldades del régimen sionista.

Hay que preguntar ¿por qué el gobierno francés, —que ha pedido una y otra vez la estabilidad y la seguridad en Asia Occidental durante la guerra en Gaza—, guarda silencio ante las acciones provocativas del régimen sionista en la región, pero, al mismo tiempo, se alinea con la entidad israelí en los círculos internacionales cuando se trata de las respuestas de los grupos de la Resistencia a la violencia y las hostilidades israelíes?, ¿Puede el Gobierno de Macron restaurar la estabilidad en la región aplicando la política de ‘dos pesos, dos medidas’, y del doble estándar?

Las acciones de Francia en la guerra israelí en Gaza recuerdan y confirman las declaraciones del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, hechas en la fiesta del Eid Al-Fitr, el pasado 10 de abril. “Los gobiernos occidentales han ayudado y prestado apoyo siempre al régimen usurpador a lo largo de todos estos largos años; lo han respaldado en los foros mundiales y le han proporcionado ayuda de todo tipo. Lo correcto hubiera sido que, en estos graves sucesos, en estos acontecimientos, en esta catástrofe, los gobiernos occidentales fuesen y lo frenasen; que lo hubiesen detenido, pero no lo detuvieron. No han cumplido con su deber. Algunos dijeron alguna cosa de palabra en defensa de la población, pero en la práctica no solo han puesto obstáculos, sino que muchos de ellos incluso han ayudado […]. ¿Dónde están esos que ensordecen al mundo con su discordante cantinela sobre derechos humanos? ¿Dónde están? ¿Por qué no ven estas cosas? ¿O estos no son seres humanos? ¿No tienen derechos?”, dijo el ayatolá Jamenei en su discurso.