En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.
Pido a Dios Altísimo los mejores días, los mejores años y las más altas bendiciones para nuestro querido pueblo de Irán.
El día de las elecciones es para nosotros, los iraníes, un día de alegría y felicidad. Especialmente, cuando se trata de elecciones para elegir al presidente de la República Islámica, con cuya elección la gente determina varios años del futuro del país. Sin embargo, hay a mi juicio algo importante además de eso, que es la asistencia entusiasta de la gente y el incremento y la elevación del número de los votantes. Eso es para la República Islámica una necesidad perentoria.
La República Islámica implica por su misma esencia y como indica su nombre —en la palabra ‘república’— la presencia de la gente. Por tanto, la permanencia, la solidez y la dignidad de la República Islámica, la reputación de la República Islámica en el mundo, dependen de la presencia del pueblo. Es por ello que recomendamos a nuestro querido pueblo que tome en serio el voto y la comparecencia en esta importante prueba política y participe.
Y cuando me dicen que algunas personas dudan, yo no veo motivo alguno para dudar. Es un acto sencillo que tiene consecuencias sustanciales. ¿Por qué tendría uno que dudar ante la realización de un acto que no conlleva costes, no requiere esfuerzo, no exige inversión, no lleva tiempo ni supone presión alguna, pero comporta numerosos beneficios? Que no duden; en especial, tomando en consideración el aspecto al que he hecho referencia, como es que la solidez de la República Islámica se basa en la presencia popular. Y para demostrar la integridad y la honestidad de la República Islámica, la presencia del pueblo es algo necesario y preceptivo.
Espero que Dios Altísimo quiera deparar a este país la mejor y más provechosa elección, y que los años venideros sean, Dios mediante, años buenos y gratos; que la gente esté satisfecha de su elección.
Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.