«El mundo debería tomar una decisión más seria frente a estos hechos. Deben decidir seriamente — los gobiernos, los pueblos, las figuras intelectuales, políticas, de los distintos ámbitos —. Con esta perspectiva, se entiende la gran ignominia que se atrajo anteayer el Congreso de Estados Unidos sentándose a escuchar lo que decía ese criminal. Eso es una gran ignominia. Esperemos que Dios Altísimo dé la victoria a la oprimida nación palestina» (