«En este período de su mandato presten toda la atención que puedan a su espiritualidad. Queridos míos, todos estamos necesitados de un corazón lleno de fe, de actos de adoración y de mayor familiaridad con el Corán y con la súplica a Dios. Verdaderamente necesitamos todo eso. A lo que yo los invito de modo especial es a orar con humildad, a orar a primera hora, a orar dentro de lo posible en congregación. Si pueden, recen en su entorno laboral, recen con sus empleados; es mucho mejor. Son ustedes un modelo para cierto grupo de gente. En primer lugar, para sus propios empleados, y además la gente los observa. Su conducta, su indumentaria, su rostro son tomados como modelo por mucha gente. Ténganlo en cuenta. Ustedes deben hacer y atenerse a ciertas cosas que quizá una persona corriente no tenga necesidad de respetar. Esta recomendación no se la hago a todo el mundo, pero a ustedes sí, porque son un modelo, porque a ustedes los observan, de ustedes aprenden y su comportamiento da forma a una serie de comportamientos en el país. Pidan a Dios y suplíquenle que los ayude. Si pueden y tienen la suerte de hacer rezos supererogatorios —en particular el de la noche— y de levantarse al alba, es mucho mejor. El alba es muy buen momento para estar a solas con Dios Altísimo, para hablarle y para pedirle» (