En nombre de Dios, Clemente y Misericordioso (1).

Wa-l-hamdu li-l-Lah rabbi-l-alamín wa-s-salam ala sayyídina wa nabíyyina Abi-l-Qásimi-l-Mústafa Muhámmad wa ala álihi-t-tayibini-l- atharini-l-muntayabín sáyyama Baqíati-l-Lah fi-l-arazeyn (2).

Me alegra mucho tener una vez más la suerte de encontrarme con un grupo de los hijos más queridos de este país. Nuestros queridos jóvenes deportistas son motivo de orgullo y constituyen sin duda una fuente de honor y dignidad para Irán.

Este año se ha visto en las olimpiadas y las paralimpiadas una brillantez especial. Es verdad que para mí no es posible seguir en detalle el deporte y sus noticias, pero me mantengo al tanto de lo que sucede resumidamente y, si hay tiempo, lo veo o lo escucho. Este año fue muy notorio, excelente. Ustedes alegraron a la nación y crearon en el pueblo de Irán sentimiento de orgullo. Yo doy las gracias de corazón a todos los medallistas, a todos los deportistas, a todos los entrenadores, a todos los encargados, al Ministerio del Deporte, al Comité Olímpico, a los presidentes de las federaciones y a los demás encargados. A todos ellos, gracias de corazón. Se han tomado ustedes en serio la labor deportiva, como debe ser. Hay que tomarla en serio. El deporte no debe verse como una mera exhibición, es algo serio. El Sr. Donyamalí, excelentísimo ministro, ha hablado aquí muy bien, de forma muy completa. En su intervención se han señalado diferentes dimensiones de la influencia del deporte, que tiene influencia social, influencia psicológica e influencia diplomática, siendo una práctica fundamental en la diplomacia pública. Influye de modos diversos y, en conjunto, eleva al país. Por tanto, el deporte debe tomarse en serio.

Bien, ya se han abordado los temas. Permítanme que les plantee varias cuestiones. Una es que, en los deportes internacionales, en los eventos mundiales del deporte, no es solo la fuerza física y la habilidad deportiva lo que se exhibe. Se exhibe también la fuerza de ánimo y la confianza en sí mismo del pueblo de Irán delante mismo de quienes le desean el mal. Esto es muy importante. Que esa querida muchacha nuestra (3), por ejemplo, done su medalla a los niños de Gaza o a Palestina es algo que significa mucho a nivel internacional. Igualmente tiene mucho significado que se ponga de nombre a la delegación, por ejemplo, Jadim al-Rida, Servidor del (imam) Al-Rida. Tiene mucho significado que mantengan el hiyab esas señoras deportistas, o que nuestro deportista y campeón no estreche la mano de una mujer extraña cuando esta va a darle el premio.

Eso son muestras de confianza en uno mismo. Son muestras de que los iraníes estiman su propia identidad, le dan valor a su propia identidad —identidad nacional e identidad de convicciones, islámica—. Este año, eso ha sido completamente visible; se ha mostrado. Se mostró la bandera de Palestina. Va nuestro deportista (4) con sus compañeros, sostienen la bandera palestina y, como dicen ustedes, se hacen un selfi. Eso es muy valioso; es muy importante. Yo, ante estas cosas, de ninguna manera paso de largo como si nada. Insisto en cada una de ellas e interpreto en mi mente y en mis palabras cada una de ellas para la gente. Por tanto, una cuestión es que, en la competición deportiva, además de su fuerza física, además de la habilidad deportiva y las capacidades corporales, ustedes exhibieron también capacidad espiritual y presentaron la identidad. Apreciemos esto y valorémoslo. Una cuestión es esta.

Otra cuestión es, en fin, ¿cuál es la identidad iraní? Esto es importante. El falseamiento es un instrumento habitual en el mundo del pasado, de hoy y sin duda del futuro. Se falsea lo que es una nación; la verdad de sus convicciones y de lo que hay en el fondo de su corazón se refleja al mundo de otra manera. ¿Y cómo se hace frente a eso? Imaginen que escribimos un libro frente a esos que quieren difundir que en los iraníes se han debilitado los sentimientos religiosos. ¿Cuántas personas leerán el libro? ¿Cuántas lo verán? ¿Cuántas lo entenderán? Pero ustedes, al besar el Corán ante los ojos de millones de personas o tal vez de cientos de millones que están mirando las olimpiadas, al prosternarse, al dar gracias a Dios, reflejan esa realidad; reflejan ustedes esa identidad. La identidad del pueblo iraní es confianza en sí mismos, es deseo de grandeza nacional para el propio país. La identidad del pueblo de Irán es fidelidad a las creencias religiosas, es fidelidad al Islam, es fidelidad a la Ahlul Bayt. Da gusto verlos a ustedes exponer en las olimpiadas el sagrado nombre de los Imames (la paz sea con ellos) y las cosas sagradas de la religión. Y llegamos a la siguiente consideración, tras esta segunda de que ustedes dejan claro cuál es la identidad del pueblo de Irán, tanto la identidad religiosa como la identidad política: su apoyo a Palestina es importante.

Una consideración más: nuestros deportistas mostraron que, cuando acuden a las competiciones mundiales, sienten sobre sus hombros una responsabilidad nacional y más allá de lo nacional. Esto es muy importante. La serenidad de su comportamiento, la mesura y racionalidad de sus actos muestran que nuestros deportistas sienten que, en esa competición —una competición internacional—, recae sobre sus hombros una mayor responsabilidad, una responsabilidad nacional, distinta de las responsabilidades corrientes, y esto es algo muy importante. En mi opinión, es muy valioso lo que ustedes, nuestros queridos deportistas, nuestros queridos campeones, mostraron en este terreno.

Una cuestión más sobre los deportistas con problemas físicos es infundir esperanza, y esa esperanza la engendra el joven que, en una silla de ruedas, logra exhibir ese orgullo y esa hazaña de fuerza física. Hay quienes desesperan ante le menor incidente ocurrido a su cuerpo, y ustedes a esos les dan esperanza. Esto es muy valioso. Esta es otra consideración. Yo doy las gracias a todas estas personas queridas.

Otra cosa que ha sido perceptible este año en las olimpiadas es la política de doble rasero de los países que rigen los asuntos del deporte internacional. Mostraron verdaderamente que su conducta se rige por políticas tendenciosas de doble rasero. Excluyen a tal Estado, a tal país por haber iniciado una guerra en tal sitio, pero al régimen sionista, que ha matado a millares de niños, que ha matado a más de 41.000 personas a lo largo de cerca de un año, a ese no lo excluyen de los juegos. Eso es una política de doble rasero. Es tendencioso. Es lo mismo que decimos siempre, y que algunos consideran una exageración. No hay exageración. Dicen que el deporte no es político, cuando son ellos los que más introducen y exhiben móviles políticos en el deporte. Otra cuestión es esta.

La recomendación que yo les hago a ustedes los deportistas es que mantengan esos motivos de orgullo fuera de los campos deportivos. El respeto a la religión, el respeto a la moral, el respeto a las responsabilidades religiosas, morales, políticas y sociales que ustedes exhiben ante el mundo entero en el campo deportivo, manténganlos también fuera de ese campo. Ustedes sobresalen y los jóvenes los observan. Su conducta puede ser un modelo para muchos. Mantengan ustedes la observancia religiosa, la observancia política, la observancia moral, la observancia social fuera del campo de deportes, en su vida ordinaria, al caminar por la calle, al trabajar en su entorno laboral, y obtengan de Dios Altísimo, si Dios quiere, una doble retribución.

Hay varias responsabilidades del Gobierno que, afortunadamente, el excelentísimo ministro ha señalado aquí y que yo he anotado para decirles: una es la cuestión de la identificación de talentos. Se deberían identificar los talentos desde la etapa de la adolescencia en el bachillerato —en algunas disciplinas, en primaria—, y que nuestros muchachos, nuestros jóvenes con talento en las distintas disciplinas deportivas, se preparen; que se preparen para sobresalir.

Otra cuestión es prestar una atención particular a las disciplinas con muchas medallas y a aquellas disciplinas en que nosotros destacamos históricamente como nación como, por ejemplo, la lucha. Yo ya he advertido antes sobre los deportes específicamente iraníes (5), como ha dicho el señor ministro. Por ejemplo, sobre el deporte de las zurjané. Si pueden ustedes abrirse lugar en las competiciones internacionales, en las competiciones asiáticas, en las competiciones olímpicas, y logran que se vea cómo es el foso iraní, si muestran el deporte de las zurjané, es tan bello como lleno de significado y posee un orden particular [distinto] del orden que rige sobre los deportes actuales del mundo, que en su mayoría son de origen occidental —en su mayoría, no todos—. Ese tiene otro orden, tiene otra forma, se rige por otro sistema. Muestren eso en el mundo. O el polo, al que se ha aludido y del que ya había hablado un servidor (6).

Otro asunto, otra recomendación a los responsables del Gobierno, es no olvidar al deportista que asume un costo personal por su ideal nacional o por su ideal religioso. Ante un adversario sionista, nuestro deportista no compite, no juega con él y, por ello, asume un costo. Nosotros no debemos desentendernos de cómo esté ese deportista. Este es a mi juicio uno de los deberes principales de los responsables deportivos.

Una recomendación más concierne al sustento de los deportistas —eso mismo de lo que ha hablado ahora ese querido deportista nuestro, ese joven (7)—. Su sustento, su ocupación, sus necesidades deportivas, que es necesario atender en la medida de la capacidad del Gobierno. Bien, el Sr. ministro ha hecho muchas promesas. Quiera Dios que pueda cumplirlas en su momento.

Un asunto adicional es la atención al deporte público, que no debe ser olvidado. Por supuesto, un servidor es partidario de una atención total al deporte profesional y al deporte de campeones y lo he dicho muchas veces, pero eso no ha de hacernos olvidar el deporte público. Todo el mundo debe hacer ejercicio. Eso no sucede hoy en nuestro país. Muchos jóvenes —muchísimos jóvenes— no hacen deporte, y los jóvenes deben hacer deporte, como deben hacer deporte las personas de mediana edad y deben hacer deporte los viejos. Hay un deporte para cada uno, en función de su estado y su capacidad. Todos deben hacer deporte. Ese deporte público reducirá muchos de los costes del país. No solo reducirá los costes físicos, en salud, etc., sino también los costes morales.

Y la última cuestión, a la que ya me he referido antes y he hablado sobre ella (8), es el apoyo a los entrenadores iraníes. Muchos entrenadores iraníes están hoy contratados y trabajando en cierto número de países, mientras nosotros no usamos tantos entrenadores iraníes y buscamos entrenadores extranjeros. El entrenador iraní es iraní y está más familiarizado con el estado de ánimo del país.

Esperemos que Dios Altísimo les depare, tanto a ustedes los deportistas como a los estimados responsables del deporte en los distintos departamentos, la suerte de poder sacar adelante los asuntos de forma óptima. Un servidor se alegra además de que, a Dios gracias, el deporte esté avanzando, y ese avance debe, Dios mediante, continuar.

Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.

Notas

(1) Al inicio del encuentro, presentó un informe el doctor Ahmad Donyamalí, ministro de Deportes y Juventud, e intervinieron en representación de los deportistas la Sra. Saré Yavanmardí y los Sres. Arián Salimí y Ruholá Rostamí, campeones y medallistas olímpicos y paralímpicos.

(2) Toda alabanza sea para Dios, Señor de los Mundos, y las bendiciones y la paz para nuestro maestro y profeta Abulqásim al-Mustafa Muhammad, así como para su familia excelsa, purísima y selecta, en especial para el Imam de la Época.

(3) Zahra Rahimí, campeona de taekwondo paralímpico.

(4) Amir Alí Azarpirá, bronce en lucha libre olímpica.

(5) Por ejemplo, en el discurso del encuentro del 22 de noviembre de 2023 con los campeones del deporte y medallistas iraníes de los Juegos Asiáticos y Paralímpicos.

(6) Por ejemplo, en el discurso del encuentro del 17 de septiembre de 2021 con los campeones olímpicos y paralímpicos de Irán en los juegos de Tokio 2020.

(7) Referencia a la intervención de Arián Salimí, campeón olímpico de taekwondo.

(8) Por ejemplo, en el discurso del encuentro 18 de septiembre de 2021 con los campeones olímpicos y paralímpicos iraníes en los juegos de Tokio 2020.