«Además de mostrar el camino, los profetas de Dios fortalecen la capacidad de discernimiento y orientación de las personas corrientes, de todos los individuos humanos. No es solo mostrar, sino que elevan la capacidad de discernimiento de todos los seres humanos (...). Así actúan con la gente: despiertan su naturaleza profunda, activan y ponen en marcha la fuerza del raciocinio y el pensamiento y, de esta manera, el ser humano puede avanzar. Por supuesto, a lo largo de la historia, en algunos momentos los integrantes de esa caravana —es decir, el común de la gente— escucharon lo que decían los profetas, siguieron el camino que ellos mostraban y vieron los resultados; en otros momentos, por el contrario, se alzaron frente a los profetas, no escucharon sus palabras, hicieron caso omiso de su guía y también ellos fueron testigos de las malas consecuencias» (21/09/2024).