«La República Islámica poseía y posee dos tipos de atractivos, que deben conservarse ambos, [ya que] atraen hacia sí a los pueblos: un atractivo político y un atractivo espiritual. El atractivo político residía en esa resistencia frente al errado orden mundial. Eso tiene atractivo político (...). Sentir que existe en el mundo un sistema que se opone a este errado orden mundial, a estas coacciones e injerencias de las potencias, atrae sus corazones (...). Esto, en cuanto al atractivo político. Y el atractivo espiritual es esa atención a la fe en Dios, a la fe religiosa en el sistema islámico. Eso es atractivo; es muy atractivo. En este mundo materialista, los jóvenes de esos países que llaman avanzados y civilizados se sienten vacíos. Esto lo están expresando hoy también sus propios científicos y pensadores. Se sienten vacíos, se sienten inútiles, los suicidios aumentan día a día. La fe religiosa les da un sentimiento de amparo, les reconforta el corazón. Esa es la propiedad del sentimiento religioso. Y eso, en la República Islámica, es un atractivo» (25/09/2024).