En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso (1)

Wa-l-hamdu li-l-Lah rabbi-l-alamín wa-s-salat wa-s-salam ala sayyídina wa nabíyyina Abi-l-Qásimi-l-Mústafa Muhámmad wa ala álihi-t-tayibini-l- atharini-l-muntayabín sáyyama Baqíati-l-Lah fi-l-arazeyn (2).

Doy la bienvenida a todos los queridos hermanos y hermanas que han impregnado esta husainiya de sus genuinos y afectuosos sentimientos; en especial, a los hermanos y hermanas venidos de otras provincias.

En nuestra región, que es una de las más sensibles del mundo, se están produciendo hoy ciertos acontecimientos. Además de comprender bien esos acontecimientos, hay que extraer lecciones y aprender de ellos. La opinión pública del país está además afectada por estas cuestiones. Tiene preguntas, tiene cosas que decir, tiene opiniones… Es necesario aclarar las ambigüedades. No pretendo analizar los asuntos de Siria —ese análisis lo hacen otros—. Mi intención hoy es explicar y hacer un esbozo. Por explicar, me refiero a expresar, de lo que ha sucedido y en ocasiones se intenta que permanezca oculto, lo que nosotros vemos y entendemos. Y esbozo en el sentido de perfilar y mostrar, en las palabras que se digan hoy, la situación en que estamos, nuestra progresión, la progresión de la región y el futuro de la región conforme lo entendemos. Ese es el resultado y el resumen de las reflexiones que les expondré hoy, Dios mediante. 

No debe dudarse de que lo ocurrido en Siria es producto de un plan conjunto estadounidense y sionista. Es verdad que un Estado vecino de Siria está desempeñando y ha desempeñado ahí un papel evidente. También ahora lo está desempeñando —esto lo ven todos—, pero el factor principal, el conspirador y planificador principal, el centro de mando principal están en Estados Unidos y el régimen sionista. Tenemos indicios de ello y esos indicios no le dejan a uno lugar a dudas.

Uno de esos indicios es su comportamiento ante este acontecimiento. Bien, en un país —aun suponiendo que uno no estuviera de acuerdo con el gobierno de allá— estalla una guerra y dos grupos entran en conflicto. En fin, eso es algo que sucede en todas partes. ¿Ustedes por qué se inmiscuyen? El régimen sionista ha bombardeado, según las noticias disponibles, ¡más de trescientos puntos dentro de Siria! ¿Por qué? Si no están involucrados en esos sucesos y si la planificación de esos sucesos no tiene nada que ver con ustedes, pues muy bien, ¡siéntense a observar! Hay dos grupos haciéndose la guerra. La entrada de ustedes en la guerra y el bombardeo de trescientos y pico puntos… [¿a qué se debe?]. Y los estadounidenses han anunciado ellos mismos haber bombardeado ¡setenta y cinco puntos! —eso, hasta ayer, quizá desde entonces sean más—. Algunos de esos puntos que han bombardeado son instalaciones infraestructurales de Siria. Son sitios que no se consigue construir y fabricar tan fácilmente; a un país le cuesta trabajo. Construir aeropuertos, construir centros de investigación, formar científicos… no son tareas fáciles. ¿Por qué han intervenido en este asunto el régimen sionista y Estados Unidos, con lo que se han convertido en partes de la guerra, y han empezado a bombardear el país? Bombardear de trescientos a cuatrocientos puntos no es poca cosa.

El régimen sionista ha ocupado además territorios de Siria. Sus tanques han llegado hasta las inmediaciones de Damasco. La zona del Golán, que pertenecía a Damasco, ha estado durante años bajo su control y ahora empiezan a apoderarse de otras zonas. Pues Estados Unidos, Europa y los gobiernos de los demás países del mundo que son sensibles a estas cosas —y que son sensibles a un metro, a diez metros— no solo callan y no protestan, ¡sino que incluso ayudan! Es cosa de ellos.

Además de ese, otro indicio es que, en estos últimos días, para alguna de la ayuda que resultaba necesaria para el pueblo de Siria o para la gente de alguna región siria —en especial para el área, por ejemplo, alrededor de la Zainabiya—, medios, personas, fuerzas…, y que se iba a llevar desde acá… la aviación sionista y estadounidense bloqueó todo el trayecto. Los F-15 se elevaron en el cielo y no dejaron que pasase ningún avión. Cierto es que un piloto nuestro tuvo esa valentía, se arriesgó, fue y aterrizó, pero hacía falta más que eso, se tenía que haber trabajado más. Pues lo impidieron. Si esta cuestión no es asunto suyo, si no son ustedes quienes están combatiendo contra Siria bajo el nombre de tal grupo terrorista o tal grupo armado, si no son ustedes quienes se ocultan tras ellos, ¿por qué hacen esas cosas? ¿Por qué intervienen? ¿Por qué ayudan? ¿Por qué impiden la ayuda al pueblo de Siria?

Claro que, de esos atacantes que he dicho, cada uno tiene un propósito. Sus metas difieren. Algunos persiguen apoderarse de territorio desde el norte o el sur de Siria. Estados Unidos busca fortalecer su posición en la región. Son esos los objetivos, y el tiempo mostrará cómo, Dios mediante, ninguno de ellos alcanzará sus metas. Las zonas ocupadas de Siria serán liberadas por los valientes jóvenes sirios —no duden que eso sucederá—. La posición de Estados Unidos no se verá consolidada y, con la ayuda de Dios, por el poder y la fuerza divinos, Estados Unidos será expulsado de la región por el Frente de la Resistencia.

He dicho Frente de la Resistencia. Déjenme decirles algunas palabras sobre el Frente de la Resistencia. Los agentes de la Arrogancia están contentos después de estos acontecimientos de Siria, pensando que, con la caída del gobierno de Siria, que era favorable a la Resistencia, el Frente de la Resistencia se ha debilitado. Están muy equivocados. Quienes se imaginan que, con estas cosas, el Frente de la Resistencia se ha debilitado carecen de una comprensión cabal de la Resistencia y del Frente de la Resistencia. No tienen ni idea de lo que es el Frente de la Resistencia.

El Frente de la Resistencia no es un artefacto que se rompa, se desmorone o se destruya. La Resistencia es una fe, un pensamiento, una decisión íntima y definitiva. La Resistencia es una escuela, una escuela con unas convicciones. Y algo que es la fe de un grupo de gente, que no es una cosa contractual —y ahora diré por qué es la fe de la gente— no solo no se debilita con la coerción, sino que se vuelve más fuerte.

Al ver las maldades, la motivación de los individuos y componentes del Frente de la Resistencia se vuelve más fuerte y la extensión del Frente de la Resistencia crece. La Resistencia es así. Cuando ven los atroces crímenes del enemigo, aquellas personas que dudaban de si hay que resistir o no salen de dudas. Se dan cuenta de que uno no puede seguir su camino si no interviene frente al opresor, al avasallador. Hay que ponerse firmes, hay que resistir. Eso es la Resistencia.

Observen ustedes al Hezbolá libanés y vean. Vean a Hamás. Vean a Yihad (3). Vean las fuerzas combatientes palestinas, con tanta presión como se ha ejercido sobre ellos. ¿Acaso los estragos infligidos a Hezbolá son cosa de broma? Hezbolá perdió a alguien de la talla de Seyed Hasan Nasralá. ¿Es eso algo sin importancia? Pues los ataques de Hezbolá, la fuerza de Hezbolá y el recio puño de Hezbolá crecieron más allá de lo que eran antes. Eso, el enemigo lo entendió y lo admitió. Ellos se figuraron que, ahora que habían asestado un golpe, podrían penetrar en el territorio del Líbano, hacer retroceder a Hezbolá hasta tal o cual punto y avanzar, por ejemplo, hasta el río Litani. No pudieron llegar. Hezbolá se mantuvo firme con plena fuerza y actuó de tal modo que ellos mismos dijeron: «¡Alto el fuego!». Eso es la Resistencia.

Miren Gaza. Ahora hace un año y algunos meses que están bombardeando Gaza. Mataron a personas destacadas de Gaza, a alguien como Yahya Sinwar, los martirizaron. Asestaron esos golpes, y mientras tanto la gente se mantuvo firme. Ellos pensaban ejercer presión sobre la gente hasta que se volviera contra Hamás y se sublevara. Ocurrió lo contrario: la gente se volvió más partidaria de Hamás. Con Yihad, igual; y con el resto de componentes palestinos, lo mismo. Resistir es eso; así es el Frente de la Resistencia: cuanta más presión ejercen sobre él, más fuerte se vuelve; cuantos más crímenes cometen, mayor se vuelve su motivación; cuanto más lo combaten, más se extiende, y yo les digo a ustedes que, por el poderío y la fuerza de Dios, la Resistencia se extenderá más que nunca por toda la región. El analista ignorante e inconsciente del significado de la Resistencia se imagina que, al debilitarse la Resistencia, se debilitará también el Irán islámico; y yo les digo que, por el poderío y la fuerza de Dios, con el permiso de Dios Altísimo, Irán es fuerte y poderoso y se volverá más poderoso aún.

Les diré algo más sobre la Resistencia. Digamos primero qué se quiere decir con Resistencia. Resistencia es oposición a la dominación de Estados Unidos y a cualquier otra dominación. Ese es el significado de Resistencia. Resistencia significa lucha contra la dependencia a esas potencias. Resistencia significa que los pueblos no se conviertan en sirvientes de una potencia superior como Estados Unidos o similares. Eso es lo que significa Resistencia. La Resistencia entendida así está arraigada en la creencia de las naciones de la región. No hablo de los gobiernos. Los pueblos reconocen la importancia de resistir. Las raíces de la Resistencia están en la fe de los pueblos, en sus creencias. ¿Vieron lo que hicieron los pueblos de la región con [el apoyo a] Gaza? En toda esta región —y de cierto modo en todo el mundo—, personas que ni comparten lengua con ellos, ni han visto su región ni los conocen a ellos mismos se levantaron frente al régimen sionista y a favor del pueblo de Gaza. Esa es la creencia común de los pueblos de la región, y la razón es esa misma.

Miren, han pasado casi setenta y cinco años desde la usurpación de Palestina. Pues bien, un acontecimiento ocurrido hace setenta y cinco años debería ir desdibujándose, siendo olvidado por la gente, disipándose. Hoy, la firmeza en la posición de los pueblos de la región y de los propios palestinos por la causa palestina es quizá diez veces mayor de lo que hubo en el comienzo del asunto. En lugar de aplacarse, se está intensificando. Esa es la especificidad de una creencia común y generalizada. Y por supuesto, eso continuará.

El alineamiento con el régimen sionista es la línea roja de los pueblos. No hablo de los gobiernos; esos, lo que hacen es hablar, decir… Pero, si preguntan a los pueblos, están en contra. La abrumadora mayoría de los pueblos está en contra. Claro está que el régimen sionista sigue cometiendo crímenes, pero los crímenes no dan a nadie la victoria; ni los crímenes del régimen sionista en Líbano, ni sus crímenes en Gaza ni en Cisjordania, donde los grupos palestinos están combatiendo. Cometen muchos crímenes allá, pero el crimen no da la victoria a nadie. Es tradición y costumbre divina, y esa experiencia histórica se está verificando hoy ante nuestros ojos, en Gaza y en Líbano.

Bien, aquí surge una pregunta. Tras esta descripción que hemos dado de las cuestiones de Siria, ¿hemos estado presentes en Siria en estos años o no? Por supuesto, todos saben que sí. Los mártires de la Defensa del Santuario hacen patente que hemos estado presentes. Ahora bien, ¿de qué manera? Esto requiere una explicación. Un detalle importante es que, mientras que todos saben de nuestra presencia y todos estuvieron en las exequias de los mártires, hay varias cosas que la mayoría no sabe o que no saben, al menos, muchos de nuestros jóvenes. Nosotros brindamos ayuda al gobierno de Siria, pero antes de que nosotros ayudáramos al gobierno sirio, en un momento crítico, fue el gobierno de Siria el que nos prestó una ayuda vital a nosotros. Esto la mayoría no lo saben. En plena guerra, en plena Sagrada Defensa, cuando todos trabajaban para Saddam y contra nosotros, llegó el gobierno de Siria y realizó una gran y decisiva acción a favor nuestro y en contra de Saddam, y fue que cortó el oleoducto que llevaba por allá el petróleo al Mediterráneo, a Europa, petróleo del que el dinero llegaba a los bolsillos de Saddam. En el mundo se armó un alboroto. [Siria] no dejaba que fluyera aquel petróleo, que era de Saddam. ¿Y cuánto petróleo iba por ahí? Un millón de barriles al día. Cada día, un millón de barriles de petróleo pasaban por ese oleoducto hacia el Mediterráneo. El propio Estado sirio se beneficiaba además del paso del petróleo por ese trayecto o, como se dice, de ese tránsito. Recibía dinero y renunció a ese dinero. Por supuesto, recibió de nosotros una contrapartida. La República Islámica no dejó aquel servicio sin contrapartida. De manera que, primero, nos ayudaron ellos a nosotros. Eso, por una parte.

Ahora, en cuanto a la sedición de Daesh, quien dice Daesh dice bomba de inseguridad. El propósito de Daesh era hacer inseguro Irak, hacer insegura Siria, hacer insegura la región y luego llegar al lugar principal, al objetivo final, es decir, a la República Islámica y hacer insegura la República Islámica de Irán. El objetivo principal y final era ese. Ese era el propósito de Daesh. Nosotros acudimos. Nuestras fuerzas se hicieron presentes en Irak y en Siria, por dos razones: una, preservar la inviolabilidad de los Santos Lugares, ya que aquellos seres alejados de la espiritualidad, de la religión y de la fe eran hostiles a los Santos Lugares, tenían intención de derruirlos y, de hecho, eso hicieron: ustedes vieron como en Samarra, con ayuda de los estadounidenses, destruyeron y derruyeron la cúpula purificada de Samarra. Luego querían hacer eso mismo en Nayaf, en Kerbala, en Kadimiya, en Damasco. El objetivo de Daesh era ese. Claro, evidentemente el joven creyente con sangre en las venas que ama a la Ahlul Bayt de ninguna manera no aceptará tal cosa; no lo permitirá. Esa es una razón.

Otra razón era la cuestión de la seguridad. Los responsables comprendieron muy pronto, a tiempo, que, si no se ponía coto a esa inseguridad en aquellos lugares, se extendería, vendría aquí y esa inseguridad se apoderaría de todo nuestro gran país. La inseguridad de la sedición de Daesh no era algo normal. Recordarán ustedes cada uno de los casos que se dieron: lo sucedido en Shah Cheragh (4), lo sucedido en Kermán (5), lo sucedido en la Asamblea (6), etc. Dondequiera que pudieron, causaron desastres de ese tipo. Estaba previsto que [Daesh] viniera aquí. El Príncipe de los Creyentes dijo: «Un pueblo que se enfrenta al enemigo en su propia casa resulta humillado. No dejen que llegue a su casa» (7). De manera que nuestras fuerzas fueron allá; fueron nuestros grandes generales, fue nuestro querido mártir Soleimaní con sus compañeros y colegas a organizar a los jóvenes, tanto en Irak como en Siria —primero en Irak, y luego en Siria—. Armaron a los jóvenes de allá, resistieron frente a Daesh, le partieron el espinazo a Daesh, consiguieron vencerlo. Bien, nuestra presencia allá de produjo de esa manera.

Presten atención a esto: el tipo de presencia que teníamos en Siria —igual que en Irak— no consistía en agarrar nosotros nuestros ejércitos —a nuestro Ejército, a nuestro Cuerpo de Guardianes de la República Islámica—, llevarlos allá y que nuestro Ejército luchara allá en lugar del Ejército de ese país. No, eso no tiene sentido. Ni es lógico ni aceptaría la opinión pública que se pusiera en marcha un ejército, fuera y luchara en lugar del Ejército de ellos. No, la guerra es responsabilidad del Ejército de ese país. Lo que podían hacer e hicieron nuestras fuerzas fue labor de asesoramiento. ¿Qué significa asesoramiento? La formación de bases de importancia central y fundamental, la determinación de estrategias y de tácticas y, en momentos de necesidad, la entrada en el campo de batalla, pero, lo más importante, la movilización de los jóvenes de esa misma zona. Por supuesto, de nuestros jóvenes, de nuestros basiyíes fueron también muchos con impaciencia, con ansia y con insistencia, y eso que no dábamos la conformidad. A un servidor se lo solicitaban una y otra vez; preguntaban, escribían, enviaban mensajes, suplicando que fueran a Siria a ponerse frente al enemigo. Claro, naturalmente no era apropiado. En esa época, no se estimaba conveniente, pero iban; iban por vías diversas —que ustedes ya conocen, algunas de las historias son célebres— y algunos alcanzaron el martirio. Otros, gracias a Dios, regresaron sanos y salvos. La labor era principalmente de asesoramiento. Nuestra presencia allá era una presencia de asesoramiento. En algunos pocos casos de necesidad perentoria, se dio la presencia de nuestras propias fuerzas —que nuestras fuerzas eran fundamentalmente voluntarios y basiyíes— con las fuerzas de allá. El mártir Soleimaní instruyó en Siria a un grupo de varios miles de jóvenes de allá, los armó, los organizó, los preparó y ellos resistieron. Más adelante, eso sí, lamentablemente algunos de los responsables militares de ese país formularon objeciones, crearon problemas y, desafortunadamente, se privaron de algo que los beneficiaba a ellos mismos.

Y después de que quedara extinguida la sedición de Daesh, una parte de las tropas regresaron ¡y otra se quedó allá! De las tropas que habían ido, ¡una parte se quedó! En estos acontecimientos estaban también. Estaban presentes, pero, como he dicho, la guerra debe librarla principalmente el ejército de ese país. Es junto al ejército de ese país que puede combatir el basiyí que ha ido desde otro lugar. Si el ejército de ese país muestra debilidad, ese basiyí no puede hacer nada, que es lo que lamentablemente ha sucedido. Eso es lo que sucede cuando se debilita el espíritu de la firmeza y la Resistencia. Esas calamidades que se están abatiendo hoy sobre Siria, que sabe Dios hasta cuándo continuarán y cuándo entrarán en acción, Dios mediante, los jóvenes de Siria para ponerles coto, se deben a esas flaquezas que mostraron ahí.

El pueblo de Irán se enorgullece y se jacta de su Ejército, de su Cuerpo de Guardianes de la República Islámica (CGRI). Con los sucesos del Líbano, con los de Hezbolá, los altos mandos de las Fuerzas Armadas, de los organismos armados, me escriben cartas diciendo que no pueden más, que permita que vayan allá. Comparen eso con un ejército que no puede más ¡y huye! En el período del régimen del Tagut, nuestro Ejército lamentablemente era también así. En distintas guerras, incluida la Segunda Guerra Mundial, no se mantuvieron firmes, no resistieron frente al ataque de los enemigos y los extranjeros. En aquel entonces, el enemigo llegó y tomó hasta Teherán. No resistieron. Cuando no se resiste, eso es lo que pasa. Hay que resistir, hay que utilizar la fuerza que Dios le ha dado a uno.

Nosotros, incluso en estas difíciles circunstancias, estábamos preparados. Vinieron acá y me dijeron que habían preparado todo lo que en ese momento hacía falta para los sirios y que estaban preparados para ir. Pero los cielos estaban cerrados; y estaba cerrado el camino por tierra también. El régimen sionista y Estados Unidos cerraron tanto el cielo de Siria como las vías terrestres. No era posible. Así son las cosas. Si en ese país se hubiera mantenido la motivación y hubieran tenido qué responderle al enemigo, este no habría podido cerrar sus cielos ni habría podido cerrar la vía terrestre. Se les habría podido ayudar. Bien, ese es un sucinto bosquejo [de lo sucedido]. 

Hay varias consideraciones más que tengo que plantearles. La primera es que sepan todos que esto no quedará así. Aunque ahora llegue un grupo a Damasco o a otros lugares, se alborocen, bailen, ataquen las casas de la gente, llegue el régimen sionista a bombardear, envíe tanques, envíe artillería… las cosas no quedarán así. Indudablemente, los valerosos jóvenes sirios se alzarán, resistirán, se sacrificarán y sufrirán también bajas, pero superarán esta situación, como hicieron los valerosos jóvenes de Irak. Los valerosos jóvenes de Irak lograron —ayudados, guiados, mandados y organizados por nuestro mártir querido— sacar al enemigo de las calles, sacarlo de sus propias casas, porque los estadounidenses hacían también esas mismas cosas en Irak. Rompían la puerta de las casas, tiraban al suelo al hombre de la casa delante de su mujer y sus hijos ¡y le pisoteaban la cara con la bota en el suelo! Eso también sucedió en Irak, pero se mantuvieron firmes, resistieron y nuestro mártir querido lo dio todo por esa causa. Estos harán lo mismo. Claro que es posible que lleve tiempo, que se alargue, pero el resultado es seguro e inequívoco.

El segundo asunto es que lo ocurrido en Siria contiene lecciones, supone un aviso para nosotros —para todos y cada uno de nosotros, para nuestros responsables—. Y debemos aprender la lección. Una de esas lecciones es la cuestión del descuido y la distracción —distraerse del enemigo—. Cierto es que, en estos sucesos, el enemigo actuó velozmente, pero ellos hubieran debido entender antes de los hechos que ese enemigo actuaría y que lo haría con celeridad. Nosotros los habíamos ayudado. Desde hace varios meses, nuestro sistema de inteligencia había transmitido informes alarmantes a los responsables de Siria. Claro que yo no sé si esos informes llegaron a manos de las altas autoridades o no, si se perdieron entre los cargos intermedios. Pero nuestros responsables de inteligencia lo habían dicho. ¿Desde cuándo? Desde el mes de Shahrivar, Mehr, Abán … Habían mandado informes, ¡uno después de otro! No hay que distraerse. Del enemigo no hay que distraerse. No hay que subestimar al enemigo ni hay que fiarse de su sonrisa. A veces, el enemigo le habla a uno en tono cordial, le habla con una sonrisa, pero detrás lleva el puñal escondido, a la espera de la oportunidad.

Otra consideración es que el Frente de la Resistencia no debe ni envanecerse ni desesperar por los fracasos. Hay triunfos y hay fracasos. En la vida personal de alguien es igual; en ella hay triunfos y hay fracasos. Pues la vida de los colectivos es también así: en ella hay triunfos y hay fracasos. Un día, una corriente está a cargo de las cosas; otro, queda apartada de la gestión. Los gobiernos, igual; los países, igual. En la vida hay altibajos. El ser humano no puede evitar los altibajos. Lo que es necesario es no ensoberbecernos cuando estamos en lo alto, porque con la soberbia viene la ignorancia y el hecho mismo de envanecerse hace que uno se descuide. Y cuando llegamos al descenso y fallamos en algo, no tenemos que deprimirnos, desesperar y caer en el desconsuelo.

En estos cuarenta y tantos años, la República Islámica se ha enfrentado a grandes y difíciles sucesos. ¡Sucesos considerables! Los jóvenes no han conocido aquella época. En esta misma Teherán, estando la gente en sus casas, llegaba aquí un caza MiG-25 de Saddam fabricado por la URSS y volaba sobre nosotros. Si actuaba con magnanimidad, no bombardeaba, pero asustaba. ¡Daba miedo! Y nosotros no podíamos hacer nada. Ni teníamos el sistema de defensa necesario ni teníamos los medios. A eso nos hemos enfrentado. Un día, en esta misma Teherán, estaban todos en sus casas cuando, de repente, llegaron los aviones de Saddam y bombardearon la ciudad. Bombardearon el aeropuerto, bombardearon otros lugares. Un servidor tenía aquel día un discurso en una fábrica cerca del aeropuerto de Teherán. Hubo ruido, nos levantamos a mirar por la ventana y yo mismo vi un avión iraquí que bajó, soltó sus bombas sobre el aeropuerto y se fue. Esas cosas las hemos visto. La República Islámica se ha visto frente a diversos sucesos así, a sucesos amargos, pero en ningún momento ha caído en la pasividad ante los acontecimientos.

El creyente no debe volverse pasivo. El peligro de la pasividad es a veces mayor que el del propio suceso. Pasividad es que uno mire y llegue a la sensación de que no puede hacer nada y, por tanto, se rinda. Eso es la pasividad. Por tanto, en los avances y en los éxitos, el envanecimiento es veneno. En los reveses y problemas, el veneno es la pasividad. Hemos de tener cuidado con ambas cosas. Dice el Corán: Ida ya’a nasru-l-Lahi wa-l-fathu / wa rá’ayta-n-nas yadjuluna fi dini-l-Lahi afuayan / fa-sabbih bi-hamdi rábbik (8). Da gracias a Dios, ¡no te vuelvas soberbio! Wa-stágfiruhu. Pide perdón a Dios por los errores que tú mismo cometiste.

Claro, que algunos ponen su afán en desmoralizar a la gente. Eso no debe ocurrir. Algunos hacen eso desde el extranjero. Las televisiones, las emisoras de radio y los periódicos del extranjero en lengua persa hablan a la gente y presentan las cosas de tal manera que la gente se asuste, que la gente se desmoralice. En fin, la tarea de esos es distinta y con ellos debe actuarse de otra manera, pero dentro del país no debe hacer eso nadie. Dentro del país, si alguien en un análisis, en una comunicación habla de modo que suponga desmoralizar a la gente, eso es delito y debe perseguirse.

Con toda certeza, el pueblo de Irán está listo para ponerse manos a la obra. Y por supuesto, está claro que la presencia en el lugar que sea requiere la colaboración y aprobación del gobierno de allá. Cuando nosotros acudimos a Irak, el gobierno de Irak nos lo solicitó él mismo. Y en Siria, cuando acudimos, nos lo solicitó el gobierno sirio. Pudimos ir allá por solicitud suya, con su aprobación. Si no lo solicitan, naturalmente el camino está cerrado y ayudarlos no será posible. Sin embargo, Dios Altísimo ayudará y el sionismo y los malvados agentes occidentales serán erradicados de esta región, Dios mediante.

Y con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.

Notas

(1) Tras el avance de los grupos de oposición sirios y la toma de distintas ciudades y lugares de Siria y su avance hacia Damasco, que se realizó sin intervención ni resistencia por parte del Ejército sirio, cayó el Gobierno sirio y el presidente Bashar al-Asad salió del país. Este encuentro se celebró para explicar las circunstancias de la región y del Frente de la Resistencia.

(2) «Toda alabanza sea para Dios, Señor de los Mundos, y las bendiciones y la paz para nuestro maestro y profeta Abulqásim al-Mustafa Muhammad, así como para su familia excelsa, purísima y selecta, en especial para el Imam de la Época».

(3) Movimiento de la Yihad Islámica en Palestina.

(4) A resultas del atentado terrorista del 26 de octubre de 2022 en el santuario de Ahmad ibn Musa (la paz sea con él) —cuya autoría asumió Daesh— y los disparos contra los peregrinos y sirvientes del lugar, trece personas alcanzaron el martirio y otras treinta resultaron heridas.

(5) El 3 de enero de 2024, coincidiendo con los actos por el cuarto aniversario del martirio de Hach Qasem Soleimaní, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la República Islámica, explotaron dos bombas entre la multitud que causaron el martirio de cerca de cien personas y heridas a muchos otros peregrinos del Cementerio de los Mártires de Kermán.

(6) El 7 de junio de 2017, un ataque de varios miembros del grupo terrorista Daesh al edificio administrativo de la Asamblea de Consulta Islámica, en la plaza de Baharestán, provocó el martirio y heridas a cierto número de empleados y ciudadanos.

(7) Cumbre de la Elocuencia, sermón 27: Fa-wa-l-Lahi ma gúziya qaumun qattu fi ‘uqri dárihim il-la dal-lu.

(8) «Cuando lleguen el auxilio de Dios y la victoria (1) y veas a los seres humanos entrando en la religión de Dios en oleadas sucesivas, (2) glorifica con alabanzas a tu Señor» (Sagrado Corán, 110:1-3).