«Lo que está sucediendo ante los ojos del mundo es como de leyenda (...). Estados Unidos puso todos sus medios en manos del régimen sionista —el cual, si no se los hubieran dado, habría hincado la rodilla ya en las primeras semanas—, y ellos estuvieron un año y tres meses cometiendo todos los crímenes de que fueron capaces, atacando hospitales, mezquitas, iglesias, casas, mercados, lugares de reunión, todo lo que podían. Y eso, ¿dónde? En una pequeña porción de tierra como es Gaza; en una porción de tierra tan reducida como es Gaza. Cometieron tantos crímenes como pudieron. Se habían fijado además un objetivo. El jefe del régimen sionista, ese miserable deshonrado, dijo que querían aniquilar a Hamás, que tenían que ser aniquilados. Hasta habían hecho planes para la administración de Gaza después de la guerra. Así de confiados estaban. Y ahora ese mismo régimen sionista, tiránico y despiadado, se ha sentado a negociar con el mismo Hamás al que querían aniquilar y ha aceptado sus condiciones para que se lleve a la práctica el alto el fuego. Es eso lo que va a suceder. De eso hablamos cuando decimos que la Resistencia está viva» (