«De verdad que, si lo leyéramos en libros de historia, le pondríamos pegas; no nos creeríamos que una inmensa maquinaria bélica como la de Estados Unidos hubiese ido en ayuda de un gobierno tiránico y sanguinario como el régimen sionista; que ese régimen fuera tan atroz y despiadado que no tuviese reparos, en cerca de un año y unos meses, en matar a quince mil niños, y que la otra potencia fuese tan indiferente a las nociones de humanidad elemental como para proporcionar bombas antibúnker a ese régimen atroz a fin de que bombardease las casas de esos niños y los hospitales donde los atienden. Si eso lo pusiesen en los libros de historia, tengan por seguro que no lo creeríamos; diríamos que sin duda ahí había ahí algo que no cuadraba. Pues eso ha ocurrido hoy ante nuestros ojos» (