«El Corán dice: “Y quien confíe en Dios tendrá suficiente con Él” (Sagrado Corán, 65:3). Si se encomiendan a Dios Altísimo, si se fían y confían en Él, Dios les bastará y no necesitarán ustedes ningún otro medio, ningún otro elemento para alcanzar lo que buscan. Bien, esta es una importante lección de tipo general. Ahora, hay que reflexionar. ¿Qué significa que, si confiamos, no necesitaremos ningún otro elemento? ¿En qué circunstancias, en qué situación se hará realidad esa verdad terminante y segura? Eso debe preguntarse al propio Corán. El propio Corán nos lo especifica. La confianza en Dios y que se sigan los efectos de esa confianza en Dios está sujeto a una condición mental y a una condición de orden práctico y efectivo. Si se cumplen esas dos condiciones: “Y quien confíe en Dios tendrá suficiente con Él” (Sagrado Corán, 65:3). Es decir, que no habrá necesidad de ningún otro elemento. De esas dos condiciones, una es la mental. ¿Qué es esa condición de orden mental? (...). En relación con esa condición mental, tengamos la certeza —esa condición mental— de que, con el permiso de Dios, lo imposible se hace posible. Lo que parece imposible se vuelve posible. Tengamos la certeza de ello. Muchas cosas son imposibilidades en nuestro mundo presente, en nuestra vida. Por ejemplo, es una imposibilidad que los muertos vuelvan a la vida. Tengamos la certeza de que, con el permiso divino, si Dios Altísimo lo permite y lo quiere, ese imposible se hará posible, se hará realidad; como nos lo transmite el propio Corán, en un pasaje de boca del profeta Jesús, y en otro de boca del propio Dios Altísimo: “Crearé para vosotros, del barro, algo con la forma de un pájaro, luego soplaré sobre él y será un pájaro [vivo], con el permiso de Dios” (Sagrado Corán, 3:49). Construyo con barro la forma de una paloma, de un animal, un pájaro, soplo en él y se convierte en paloma. ¿No es eso una imposibilidad? Sin embargo, con el permiso de Dios, ese imposible se vuelve posible: En cuanto a la condición práctica, esta consiste en que, para que un acontecimiento tenga lugar, Dios Altísimo pone una parte de su realización a cargo del ser humano. del mismo modo que, en el caso aquel del profeta Jesús, una parte de la tarea le correspondió a él: fabricar aquel pájaro de barro. Eso lo tenía que hacer Jesús (P). Si no lo hubiera hecho, no se habría creado pájaro alguno. Esa parte le correspondía a él (...). Nosotros, la comunidad humana tenemos hoy ciertos problemas, algunos de los cuales parecen insolubles. Pues no, la solución es esa: “Y quien confíe en Dios tendrá suficiente con Él” (Sagrado Corán, 65:3). Confiemos en Dios, con estas dos condiciones: la primera, tengamos la certeza, tengamos confianza en que, si entramos en acción, Dios Altísimo nos ayudará; la segunda, que entremos en acción» (02/02/2025).