«Lo que a un servidor le parece importante es que, con la fuente inagotable del Corán, podamos saciar la sed de la sociedad —nuestra propia sociedad, en primera instancia—. Eso es lo que necesitamos, y es una necesidad acuciante. Hay ciertas imperfecciones que son subsanables con el Corán tanto en nuestra vida individual, en nuestra vida personal, en nuestra moral, en nuestro modo de actuar o en nuestro comportamiento como en nuestra vida colectiva, una parte de la cual atañe a las relaciones internas de la sociedad —nuestras relaciones entre unos y otros, nuestra colaboración, nuestras interacciones, nuestros afectos mutuos— y otra al encuentro con el exterior de la sociedad. Esos son nuestros problemas. En todo ello —tanto en las cuestiones personales como en las sociales internas a la sociedad y en las sociales relacionadas con el exterior de la sociedad, en todas ellas—, padecemos ciertas taras subsanables a través del Corán. En este terreno, el Corán puede guiarnos y llevarnos de la mano» (02/03/2025).