«El que algún gobierno prepotente —un servidor verdaderamente no conoce término mejor para algunas personalidades y dirigentes extranjeros más que esa palabra, prepotente— insista en que haya negociaciones se debe a que sus negociaciones no son para resolver los asuntos, sino para avasallar. Negociemos, dicen, para imponer lo que queremos a la otra parte negociadora, la que está sentada al otro lado de la mesa. Si acepta, tanto mejor, y si no, armamos un alboroto diciendo que se han distanciado de la mesa de negociaciones, ¡se han levantado de la mesa! Eso es avasallar. Para ellos, negociar es un modo, una vía para plantear nuevas reclamaciones. No se trata solo de la cuestión nuclear, de hablar sobre los asuntos nucleares. Plantean nuevas reclamaciones, que definitivamente no serán satisfechas por parte de Irán. [Por ejemplo] a propósito de los medios defensivos del país, de las capacidades internacionales del país: “No actúen de tal modo”, “no vean a tal persona”, “no vayan a tal sitio”, “no fabriquen tal cosa”, “que el alcance de sus misiles no sea superior a tal medida”… ¿Acaso puede alguien aceptar eso? Las negociaciones son para esas cosas» (08/03/2025).