L TÉRMINO DE UNA CEREMONIA DE DUELO DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS EN EL ARBAÍN DEL PRÍNCIPE DE LOS MÁRTIRES (P)
Arbaín de 1445 h.l.
En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.
¡Sean aceptadas sus plegarias! ¡Sean aceptadas sus súplicas de intercesión! Sean objeto de favor y respuesta divinos sus llantos, sus actos de atención y sus plegarias, Dios mediante. ¡Dichosos ustedes, los jóvenes! Corazones luminosos, espejos limpios, dispuestos a absorber y captar las bendiciones divinas; he ahí una acertada descripción de ustedes, los jóvenes. En primer lugar, les pido disculpas porque faltaba sitio para la oración, después de ella, y eso les ha causado molestias.
Cada una de estas reuniones de súplica de intercesión, de estos estados suyos de recurso a la intercesión es una conexión, un vínculo con la luz de la imperecedera espiritualidad del imam Husain (con él las bendiciones y la paz). En estas súplicas de intercesión, arrimamos la vela apagada de nuestro corazón al resplandor ubicuo de la luminosa antorcha de Husain, y con ello alumbran ustedes sus corazones. El nombre del imam Husain, el camino del imam Husain, la atención al imam Husain, el recurso a la intercesión de Husain ibn Alí, Príncipe de los Mártires (la paz sea con ellos), abre el camino. En el verdadero sentido de la expresión, Husain misbahu-l-hudá (1) —Husain es el Faro de la Guía—. Y ustedes sienten esa guía en lo más profundo de su ser, en su interior. Quienquiera que acuda a una reunión husainí obtiene sin duda de esa asistencia un beneficio espiritual; de eso no cabe duda. Cualquiera de nosotros que pase un rato en estas reuniones tendrá, pasado ese rato, el corazón más puro y luminoso que al principio. Lo importante es preservar eso; lo importante es que seamos capaces de preservar esa luminosidad.
En ese bello canto que han entonado al comienzo de este encuentro, decían ustedes que este es un camino de voluntad; y sí, es un camino de voluntad: hay que avanzar con voluntad, hay que avanzar con resolución, y no son pocas las fuerzas que hay para crear desviaciones respecto de ese camino recto; esas desviaciones han existido siempre, y hoy más que nunca. Hace falta una voluntad fuerte para resistir esas fuerzas de atracción diabólicas. Si ustedes resisten, conquistarán la cima; alcanzarán la cima del dominio de la religión de Dios, el dominio de la verdad, el dominio de la justicia; alcanzarán la cima de la llegada al propósito y objetivo de la creación del ser humano, que es su perfeccionamiento y compleción —algo que no se ha logrado desde tiempos del Mensajero de Dios—. Esa es la tarea de ustedes. Ustedes los jóvenes de hoy pueden ser fuente de esperanza, y lo son. No se trata de que puedan serlo; ustedes son fuente de esperanza. Hoy, cada uno de ustedes puede ser un luminoso faro en el camino de su entorno, de su medio. Traten de preservar eso; esfuércense por perseverar en ese camino: Fa-stáqim kamá úmirta wa man taba máaka (2). Es importante la perseverancia, es importante la firmeza, y eso es algo que ustedes pueden hacer, y que lograrán hacer Dios mediante, por la bendición de la atención y el recurso a la intercesión de Husain ibn Alí (la paz sea con él).
Si Dios quiere, del mismo modo que ustedes han avanzado con determinación y firmeza, que han caminado con juventud de ánimo en esas grandiosas marchas que ha habido hoy y en días anteriores entre Nayaf y Karbala, en el camino hacia Karbala —o en las provincias iraníes en que ha habido marchas siguiendo el ejemplo de esa otra—, serán ustedes capaces, Dios mediante, de avanzar con esa misma firmeza en todas sus acciones, en el camino de la espiritualidad, de la verdad y del dominio de la unicidad divina. Esa es la esperanza que hay depositada en ustedes los jóvenes de hoy, en ustedes los jóvenes del mundo islámico y, en especial, en ustedes nuestros queridos jóvenes iraníes.
Yo espero que Dios Altísimo los ayude a ustedes, les depare éxitos, perseveren ustedes en este camino, vivan siempre al modo husainí y sigan siendo husainíes.
Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.
Notas
(1) Bihar al-anwar, vol. 35, pág. 205.
(2) «Por tanto, ¡mantente firme como te ha sido ordenado y también los que se han vuelto hacia Dios contigo!» (Sagrado Corán, 11:112).