Con motivo del Trece de Abán y el Día Nacional de la Lucha contra la Arrogancia Global

En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.

Wa-l-hamdu li-l-Lah Rabbi-l-Alamín wa-s-salat wa-s-salam ala sayídina wa nabíyina Abi-l-Qásimi-l-Mústafa Muhámmad wa ala álihi-t-tayibina-l- atharina-l-muntayabín sáyama Baqíati-l-Lah fi-l-Ardain (1).

Esta reunión se ha convocado con motivo del Trece de Abán (2). Ciertamente, el exilio del imam (que en paz descanse) en el año 64 y la matanza de estudiantes del año 78 ocurrieron también en la misma fecha, pero el evento importante que hizo época en la historia para nosotros es la toma del Nido de Espías; dedicaré esta reunión a explicar aquel asunto.

Pero antes de entrar en materia, y dado que se han mencionado los benditos nombres de Zainab al-Kubra (la paz sea con ella) y Fátima al-Zahra (la paz sea con ella), veo apropiado decirles a ustedes, jóvenes, que no se conformen solo con la mención del nombre y un recuerdo de corazón, sino que busquen ser en la práctica, de manera real, su verdadera Shía, los auténticos seguidores de ellas; y el primer paso es el modo de presencia de aquellas dos grandes figuras, como de los demás Inmaculados, ante Dios Altísimo. Dondequiera que ustedes estén, alienten a quienes los rodean a realizar la oración de la manera que es propia de los rectos siervos de Dios.

A mis queridas hijas, a las damas presentes en esta reunión, les digo: hagan ustedes que quienes están a su alrededor presten atención al hiyab como una cuestión religiosa, islámica, fatimí y zainabí. Y recomiendo a todos que no olviden la conexión íntima con el Corán; lo he dicho muchas veces: lean el Corán todos los días, aunque sea media página, de cualquier parte del Corán. Abran el Corán y lean media página, lean una página, lean en la medida en que tengan deseo de hacerlo. Preserven su vínculo con la espiritualidad. En estos tiempos agitados, nuestros jóvenes solo pueden decir verdaderamente «Muerte a Estados Unidos» una vez que sean interiormente fuertes, desde el punto de vista religioso, de la creencia y de la confianza en Dios Altísimo y en su Divino Poder. El joven que puede enfrentarse a la arrogancia, al poder y a las bravatas de los faraones de nuestro tiempo es aquel cuyo corazón está con Dios, que está conectado con Dios. Mantengan eso. Si el conjunto de los jóvenes que están aquí, estos varios miles de jóvenes, todos ustedes y los jóvenes del país prestan atención a este punto, obtendremos en mi opinión mayores y mejores avances, tanto en los asuntos de nuestra vida mundanal como en la administración de nuestro país y en la confrontación con nuestros enemigos.

Y en cuanto al Trece de Abán, el acontecimiento que fue la toma por los estudiantes de la embajada estadounidense se puede analizar desde dos ángulos: uno, desde el punto de vista histórico; y dos, desde el punto de vista de la identidad. Se trata de un acontecimiento que ocurrió y nosotros queremos entenderlo correctamente, comprenderlo. Desde el punto de vista histórico, aquel día será sin duda, en la historia futura del país, un día de orgullo y de victoria para la nación, sin duda alguna; es el día en que nuestros jóvenes fueron osados frente a una potencia temida por los políticos del mundo; no tuvieron temor y asaltaron su embajada con un argumento, con un motivo, por una causa que ahora explicaré. Es un día de orgullo, un día de victoria.

En nuestra historia hemos tenido días de victoria, como también hemos tenido días de debilidad y decadencia, y ambos debemos recordarlos. Cuando digo nuestra historia, no me refiero a la historia de mil o dos mil años atrás. Desde los tiempos en que surgió el colonialismo, y este y la Arrogancia se extendieron por el mundo, nuestro país no quedó al margen y ocurrieron en él ciertos acontecimientos. Algunos de ellos fueron acontecimientos importantes, victoriosos, de demostración de poder para el pueblo de Irán; y otros, acontecimientos amargos, a los que ahora haré referencia.

Igual que debemos mantener en la mente los acontecimientos gratos, repetirlos y preservarlos en nuestra memoria nacional, debemos también recordar las cuestiones y acontecimientos amargos. Cuando evocamos los días de apogeo, los días dulces, ganamos confianza en nosotros mismos, nos sentimos fuertes y capaces. Piensen, por ejemplo, en la cancelación del contrato colonial del tabaco (3), un acontecimiento importante en el país que llevó a cabo Mirza Shirazí. Al recordar aquellos sucesos, nos sentimos capaces y entendemos que nuestra nación es capaz de superar a una gran potencia como la Inglaterra de aquel entonces —en aquel tiempo, Inglaterra era más grande y más fuerte que todas las potencias del mundo—. O la anulación del contrato de Vosuqoddoulé, que fue un contrato que otorgaba a los ingleses cuanto tenía el país (4). Varios de los principales políticos del reino aceptaron sobornos y firmaron aquel contrato con los ingleses. Seyed Hasán Modarrés y sus compañeros se esforzaron y lo anularon. En definitiva, el día de la invalidación de aquel contrato es un día dulce; se anularon los planes de los ingleses. Pues bien, registrar esos días en la memoria nacional es una tarea necesaria.

Es posible que ustedes no conozcan bien aquellos acontecimientos; quizá ustedes, queridos jóvenes, no sepan exactamente qué fue lo que pasó con Vosuqoddoulé o lo que pasó con Mirza Shirazí y [su fatwa de prohibición de] el tabaco. Yo recomiendo encarecidamente que se junten grupos de estudiantes, en la Universidad o en secundaria, grupos del Basich, grupos de personas lectoras, y estudien esos temas, los discutan y sean conocedores de lo que ha pasado en el país. Esto es algo que yo les aconsejo encarecidamente a todos ustedes.

Bien, hemos dicho por qué debemos recordar los eventos cumbre, los eventos dulces, los eventos de avance y victoria; pues también hay que guardar en nuestra mente los sucesos amargos y no olvidarlos. ¿Y por qué? Para tener cuidado de que esos sucesos no se repitan en nuestra vida. ¿Sucesos amargos como cuáles? Como el golpe de 1921 por parte de Reza Jan. Se dio un golpe de Estado; los ingleses dieron un golpe de Estado en Irán por medio de Reza Jan y, después de tres o cuatro años, aquel golpe desembocó en la monarquía de los Pahlaví y aquellas atrocidades, aquellas dificultades, aquel despotismo y dictadura sin igual en el país, el dominio extranjero sobre el país. En definitiva, fue un día amargo. Estemos atentos, recordemos, sepamos, entendamos qué pasó aquel día, qué preparativos hicieron para que condujeran a este suceso. Esas cosas también debemos registrarlas y recordarlas.

Pues bien, desde una perspectiva histórica, el Trece de Abán es un día así. El Trece de Abán es el día en que nuestros estudiantes fueron y tomaron la embajada de Estados Unidos; es uno de esos días que deben quedar registrados en nuestra historia, en nuestra memoria nacional. No debe ser olvidado, y todo nuestro pueblo debe estar informado al respecto. Afortunadamente, en el país hay fuentes por las que informarse; sobre los temas de ese día, se puede leer y aprender mucho en distintos libros, así como en libros escritos específicamente sobre el asunto. Esto, desde el punto de vista histórico.

Y luego está el aspecto de la identidad, que es más importante. La toma de la embajada esclareció el verdadero ser del gobierno de los Estados Unidos de América, como también aclaró la identidad real y esencial del Movimiento Islámico y de la Revolución Islámica; ese es el impacto de aquel evento en la identidad. Por supuesto, los iraníes conocíamos ya la naturaleza arrogante de Estados Unidos; no es que no supiéramos qué era Estados Unidos —como ahora explicaré—, pero aquellos hechos nos aclararon aún más las cosas. Yo quisiera que ustedes, queridos jóvenes, comprendan el tema en profundidad; presten bien atención.

Primero, aclararé el significado de estekbar, «arrogancia». ¿Qué significa arrogancia? Cuando decimos «Arrogancia Global», ¿a qué nos referimos exactamente? La palabra estekbar es un término coránico; aparece en el Corán. Según se ha contabilizado y se me ha dicho, la palabra estekbar y sus derivados se repiten en el Corán unas cincuenta veces. Estekbar, «arrogancia» significa creerse superior a los demás; eso es lo que quiere decir: que un gobierno, una persona o un grupo tengan una actitud de superioridad. Ciertamente es una mala cualidad, pero por sí sola no genera enemistad. El primer mustakbir, el primer arrogante fue Iblís, que, cuando Dios Altísimo dijo que iba a crear a Adán, dijo: «Yo soy superior a Adán; no me postraré ante él», y quedó marcado para siempre por la maldición divina. Estekbar significa creerse superior.

Ahora bien, esa actitud de superioridad puede ser de dos modos: a veces, una persona o un Estado se considera superior a los demás, pero no se mete con nadie. Tampoco es que sea entonces una buena cualidad —la arrogancia es mala, creerse superior no es algo bueno—, pero no crea enemistad u hostilidad; simplemente es algo malo. Pero hay otras ocasiones en que no; en que un Estado, una persona, un grupo, un matón se considera superior a los demás y se arroga el derecho de hostigar a otros, de apropiarse de los bienes vitales de otros, de dictar a los demás lo que tienen que hacer… la arrogancia en ese sentido es [muy] mala. Un Estado —en una época fue, por poner un ejemplo, el británico, y hoy es Estados Unidos— se arroga el derecho de establecer diez bases militares, por decir un número, en tal o cual país que carece de un gobierno fuerte, que no tiene un pueblo alerta, y de proveerse allá de recursos, de llevarse su petróleo, de llevarse sus bienes, de saquear sus riquezas subterráneas. Eso es la Arrogancia. Es esa la Arrogancia con la que estamos a malas, la Arrogancia sobre la que hablamos, la Arrogancia contra la cual lanzamos consignas.

Pues bien, nuestro país se vio confrontado a la arrogancia del gobierno estadounidense. Hasta la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense no era un gobierno que agrediera a unos y otros; pero después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense se convirtió en un gobierno arrogante en ese mismo sentido que hemos dicho: intervenía en todas partes, metía mano en todas partes, entraba en todas partes y dondequiera que sus intereses lo exigiesen, por el medio que fuese: a veces airadamente y con el ceño fruncido, a veces con una sonrisa, a veces mediante la violencia, a veces con sobornos, imponían sus intereses sobre los intereses de los pueblos. Así es Estados Unidos, y en ese período preciso —en ese período que es el objeto de nuestra discusión, entre los años 1977 y 1979, con el estallido de la Revolución, se vio frente a la República Islámica. Claro está que nosotros los iraníes ya teníamos antecedentes con Estados Unidos; no es que no hubiéramos conocido ya la naturaleza arrogante de Estados Unidos; por supuesto que sí, a Estados Unidos lo conocíamos ya desde el Veintiocho de Mordad (5).

Los del Veintiocho de Mordad fueron hechos importantes. Permítanme que les resuma el Veintiocho de Mordad en unas pocas palabras. Muchos aún no son conscientes de la magnitud del golpe que supuso para Irán el golpe de Estado de aquel día, no le prestan atención. De ese episodio solo conocen el nombre y que hubo un golpe de Estado. Desde de la Revolución Constitucional (6) hasta unos cuarenta años después, nuestro país sufrió o bien caos y confusión, o bien las injerencias de Estados extranjeros, o bien el despotismo y la violenta y despiadada dictadura de Reza Jan. Así, durante unos cuarenta y dos años; el pueblo iraní vivió en tal situación durante esas varias décadas. Entre los años 1949 y 1951, ocurrieron ciertos hechos, ayudando a ello la gracia divina, y por primera vez surgió en el país un gobierno de la nación, que fue el gobierno de Mosaddeq; aquel fue un gobierno del pueblo. Se formó un gobierno de la nación; este se enfrentó a los ingleses —Inglaterra venía a ser entonces en la práctica el rey del mundo; superior, más fuerte y más extensa que todas las demás potencias—, les arrebató a los ingleses el petróleo del país, que era casi como si estuviera gratis a su disposición y, en la expresión de aquel entonces, lo nacionalizó, es decir, lo puso a disposición de nuestro propio gobierno, y se formó en el país un gobierno de la nación.

Entre 1950 y 1953, en esos tres años, las intrigas de Inglaterra y sus colaboradores ejercieron una gran presión sobre aquel gobierno para derribarlo. Mosaddeq cometió una ingenuidad, cometió una imprudencia: tratando de liberarse de la perniciosa influencia de Inglaterra, acudió a los estadounidenses; pidió ayuda a los estadounidenses; y los estadounidenses le sonrieron. Claro, había antecedentes como el Punto Cuatro de Truman y cosas por el estilo, que hicieron que pensase que Estados Unidos lo ayudaría. Los estadounidenses sonrieron a Mosaddeq, pero por detrás, aprovechando su descuido y su falta de atención, se aliaron con los ingleses, organizaron un golpe de Estado, derrocaron a aquel gobierno que se había formado en el país después de cuarenta años y que era de la nación, e hicieron regresar nuevamente al shah, que había huido del país.

Aquello supuso un duro golpe para el pueblo iraní. El Veintiocho de Mordad fue eso: a un gobierno elegido por el pueblo que no quería estar bajo control de Inglaterra y del colonialismo extranjero, sino ser un gobierno de la nación, los estadounidenses lo derrocaron con todo tipo de artimañas; lo destruyeron. Los estadounidenses asestaron un duro golpe al pueblo iraní. Eso es el Veintiocho de Mordad. Fue a partir de aquel momento que el pueblo de Irán conoció a Estados Unidos y supo qué tan peligroso era para el país ese ente. De manera que nosotros conocimos a Estados Unidos en el Veintiocho de Mordad, para nosotros no era algo nuevo. Y lo que quiero decir es que, una vez dado el golpe de Estado, desde que trajeron de vuelta al país a Mohammad Reza, que había huido, y hubo veinticinco años de aquella dura y severa dictadura, tan estricta sobre el pueblo, en todo ello, Estados Unidos fue el asistente de Mohammad Reza, su respaldo y su fuente de confianza.

Entonces, ese enemigo verdadero de la nación iraní —enemigo verdadero de la nación iraní— tenía embajada acá. Cuando ocurrió la Revolución, los primeros en oponerse a ella fueron los estadounidenses. En el Senado de Estados Unidos aprobaron una resolución contra el pueblo iraní y contra la Revolución (7), y luego dieron entrada a Mohammad Reza en Estados Unidos. Lo instalaron en un hospital con el pretexto de que había ido a tratarse, pero los aparatos políticos y de seguridad mantenían sus comunicaciones con él. El pueblo iraní se dio cuenta de aquello y la gente enfureció; en las calles estallaron manifestaciones contra Estados Unidos. ¿Por qué? Porque sintieron que estaba a punto de repetirse lo ocurrido en el Veintiocho de Mordad. Sintieron que llevar a Mohammad Reza allá era el preludio para traerlo de nuevo a Irán, con los diversos métodos que tienen los estadounidenses.

La gente enfureció, salió a las calles, protestó; una parte de aquellas protestas fue el movimiento de los estudiantes que entraron en la embajada y la tomaron. Ellos no querían quedarse en la embajada; esto deben tenerlo todos presente: los estudiantes no tenían intención de quedarse en la embajada. Tan solo querían que se transmitiera al mundo lo furioso que estaba el pueblo iraní porque habían dejado entrar al shah en Estados Unidos; solo era eso. Querían ir, quedarse dos o tres días y salir; esa era la determinación de los estudiantes. Después, cuando entraron en la embajada, encontraron allá ciertos documentos y vieron que la cosa tenía mucha más enjundia: de lo que se trataba no era tan solo de una resolución del Senado estadounidense; ¡la embajada era un centro de conspiración y maquinación para sabotear la Revolución! [Allá] estaban ocupados conspirando para [llevar a la práctica] sus planes. En otras palabras, la embajada ya no era una embajada.

Desde luego, todas las embajadas tienen centros de inteligencia y recopilan información del país —del país donde está esa embajada— para enviarla a su propio país; en eso no hay nada de malo. El problema de la embajada de Estados Unidos no era ese; el problema es que era un centro de conspiración contra la Revolución: para ver personas, soliviantarlas, crear estructuras, servirse de los descontentos que quedaban del régimen anterior y, si podían, reunir al ejército a su alrededor para actuar contra la Revolución. [Los estudiantes] lo comprendieron y, cuando lo comprendieron, se quedaron en la embajada.

A mi juicio, es inexacto decir ahora que por qué tomaron la embajada y que de ahí surgieran nuestros problemas con Estados Unidos. En primer lugar, nuestro problema con Estados Unidos no empezó con lo sucedido el Trece de Abán, sino con el Veintiocho de Mordad; la oposición del pueblo iraní a Estados Unidos viene de ahí. En segundo lugar, el Trece de Abán fue, en realidad, el descubrimiento por parte de los estudiantes de una gran conspiración y de un gran peligro para la Revolución. ¡Bravo por ellos! Con mucho esfuerzo, lograron recolectar los documentos que habían sido arrojados a la trituradora y recomponerlos para entender lo que ocurría dentro de la embajada.

Para Estados Unidos, la Revolución era intolerable: le había sacado de las fauces un suculento bocado; un bocado sin igual que Estados Unidos tenía a su disposición: Irán, completamente bajo el dominio y el control de Estados Unidos. Se llevaban su petróleo, se llevaban sus riquezas subterráneas, se llevaban sus recursos, se llevaban su dinero, vendían a Irán los productos que deseaban al precio que querían; y una situación así, ahora le había sido arrebatada a Estados Unidos. La Revolución se alzó frente a Estados Unidos. Ellos no estaban dispuestos a rendirse tan fácilmente, por lo que, desde el inicio de la Revolución, comenzaron las conspiraciones; Estados Unidos inició sus provocaciones contra el pueblo iraní; contra el pueblo de Irán, no solo contra la República Islámica; comenzó contra el pueblo. Empezó con la ruptura de relaciones —la primera ruptura de relaciones fue por parte de Estados Unidos—, después comenzó con las sanciones y luego con diversas acciones, una tras otra. Realmente, cualquiera que sepa —es decir, que tenga memoria y no olvide lo que Estados Unidos ha hecho en estos años— comprende la razón que tenía el imam [Jomeiní] al decir: «Todo lo que tengan que gritar, grítenlo contra Estados Unidos» (8).

La hostilidad de Estados Unidos a Irán no era solo verbal ni se limitaba a las sanciones; era una hostilidad que se traducía en actos. Los estadounidenses conspiraron contra la República Islámica todo lo que pudieron, hasta donde llegaron sus capacidades; ayudaron cuanto pudieron a los enemigos naturales de la República Islámica; dañaron cuanto pudieron los intereses del pueblo iraní. La naturaleza arrogante de Estados Unidos no era compatible con la aspiración intrínseca de la Revolución a la independencia. Eso es lo que quiero decir: que la diferencia entre la República Islámica y Estados Unidos no es una diferencia táctica, no es una diferencia circunstancial, es una diferencia intrínseca. Estados Unidos, cuando tiene la ocasión, derriba un avión de pasajeros de Irán con trescientos pasajeros, haciéndolo caer al mar (9); cuando tiene la ocasión, mueve a alguien como Saddam a atacar a Irán y le brinda todo tipo de ayuda; cuando tiene la ocasión, lanza un ataque directo contra el país; cuando tiene la ocasión, lleva a cabo todo tipo de operaciones propagandísticas contra la República Islámica; cuando tiene la ocasión, hace todo lo que sea. Tal es la situación de la confrontación de la República Islámica con Estados Unidos.

Algunos tergiversan la historia; consideran que el desacuerdo entre la República Islámica y Estados Unidos se debe a ese «Muerte a Estados Unidos» de ustedes; es una ingenuidad pensar que el enemigo actúe con tal hostilidad porque un pueblo coree «Muerte a Estados Unidos». No, el lema Muerte a Estados Unidos no es un asunto tan importante como para que los estadounidenses se opongan a Irán, lo confronten, contiendan con él por ese motivo. De lo que se trata es de un desacuerdo intrínseco, de una incompatibilidad de naturalezas; la cuestión es el conflicto de intereses entre dos corrientes: la corriente estadounidense y la corriente de la República Islámica.

Algunos preguntan cosas como: «Bueno, señor; pues no nos hemos rendido ante Estados Unidos, pero entonces ¿las relaciones con Estados Unidos estarán cortadas hasta el fin de la eternidad? ¿Estaremos en oposición a Estados Unidos para siempre?». Y la respuesta es, primero, que la naturaleza arrogante de Estados Unidos no acepta nada que no sea la rendición. Eso es lo que querían todos los presidentes de Estados Unidos, aunque no lo expresaran. Este presidente de ahora (10) lo verbalizó: dijo que Irán se tenía que rendir; en definitiva, este desveló la verdadera esencia de Estados Unidos. La rendición de un pueblo, y de un pueblo además como el de Irán, con tantas capacidades, con tanta riqueza, con este bagaje de pensamiento y sabiduría, con tantos jóvenes conscientes y llenos de motivación… ¿cómo va a ser eso?

Claro, nosotros el futuro lejano no lo podemos adivinar, pero que sepan todos que, en la actualidad, el remedio a muchos problemas es fortalecerse; hay que fortalecer el país: el Gobierno debe realizar su labor con energía en las diversas áreas que le competen; deben realizar su labor con energía las Fuerzas Armadas; y con energía deben realizar sus estudios y sus progresos científicos los jóvenes. Si el país se fortalece y el enemigo siente que, de enfrentarse a este pueblo fuerte, no se beneficiará, sino que saldrá perjudicado, sin duda el país quedará protegido; sin duda alguna. Hace falta fortaleza en lo militar, hace falta fortaleza en lo científico, en la administración del país; esas cosas se tienen que hacer. Y hace también falta la energía de la motivación de ustedes, los jóvenes. No pierdan esta motivación; no pierdan este ánimo.

Los estadounidenses dicen —a veces, no siempre— que desean cooperar con Irán; pero cooperar con Irán es incompatible con la cooperación y la ayuda al régimen sionista maldito. Estados Unidos ayuda al maldito régimen sionista en esta situación que el mundo entero ha visto en tiempos recientes, que el mundo entero ha comprendido, que el mundo entero ha condenado. Estados Unidos lo respalda y brinda su apoyo. En estas circunstancias, la cooperación con Irán carece de sentido; no es aceptable. Claro, en el caso de que dejen a un lado por completo el apoyo al régimen sionista, cierran sus bases militares acá, si no se inmiscuyen en esta región, entonces se podrían examinar las cuestiones. [Pero esto] no es para ahora ni tampoco siquiera para un futuro cercano.

Lo que yo quisiera decirles a ustedes, queridos jóvenes, es: primero, incrementen su comprensión profunda, su conocimiento, su información sobre los asuntos políticos fundamentales del país —de ayer, de hoy y de mañana—; esos círculos de conocimiento que he mencionado pueden, cada uno, examinar a conciencia cada aspecto del pasado del país y de los acontecimientos ocurridos, en qué salimos perjudicados, en qué nos beneficiamos, en qué flaqueamos, en qué mostramos fortaleza y los resultados en cada uno de ellos. Luego, la ciencia debe avanzar en el país. Hace algunos años, nuestro ritmo, nuestro avance científico era muy bueno; [ahora] ha decaído un poco. Yo quiero decir a los responsables de las universidades del país, a los investigadores del país y a los estudiantes del país: no permitan que decaiga el progreso científico; esa velocidad de avance la necesitamos. El país tiene que avanzar desde el punto de vista científico, y debe también avanzar desde el punto de vista militar; y, con la ayuda de Dios, nuestros militares trabajan y se esfuerzan día y noche, y, si Dios quiere, avanzaremos aún más. Por la gracia de Dios, el país logrará demostrar que es una nación fuerte y que ninguna potencia podrá, aun con todas sus capacidades, someter a la nación iraní y ponerla de rodillas; además, Dios Altísimo ayudará.

Fortalezcan ustedes su conexión con Dios; por medio de la oración, del Corán, de la familiaridad con las verdades religiosas, atraigan la ayuda divina y, Dios mediante, crearán un mañana mejor para ustedes mismos y para la nación.

Con ustedes la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones.

Notas

(1) Toda alabanza sea para Dios, Señor de los Mundos, y las bendiciones y la paz para nuestro maestro y profeta Abulqásim al-Mustafa Muhammad, así como para su familia excelsa, purísima y selecta, en especial para el Imam de la Época.

(2) Fecha del calendario solar persa usual en Irán que suele coincidir con el 4 de noviembre del calendario gregoriano, en la que se conmemoran varias efemérides: el destierro del imam Jomeiní (q. e. p. d.) a Turquía en 1964, las protestas estudiantiles del año 1978 en Teherán contra el régimen de los Pahlaví y, tras el triunfo de la Revolución Islámica, la toma en 1979 del Nido de Espías, sede de la antigua embajada de Estados Unidos en Teherán, el 4 de noviembre de 1979 d.C. por los Estudiantes Musulmanes Seguidores de la Línea del imam Jomeiní.

(3) La Tobbaco Régie fue una concesión monopolística otorgada por el shah Nasereddín Qayar a una compañía británica en 1890. Tras una fatwa del gran ayatolá Mirza Hasán Shirazí, un boicot masivo obligó a la monarquía a cancelar el contrato en 1892. Este evento se considera una de las primeras victorias populares contra el colonialismo en Irán.

(4) El contrato de Vosuqoddoulé, conocido como «Acuerdo Anglo-Persa de 1919», fue un tratado secreto firmado entre el Gobierno persa y el Imperio británico que convertía a Irán prácticamente en un protectorado británico, otorgando a Londres el control sobre las finanzas, el ejército y las comunicaciones del país. La revelación del tratado provocó una fuerte oposición nacional e internacional, liderada por figuras como Seyed Hasán Modarrés, y finalmente fue anulado tras el golpe de Estado de 1921, que llevó al poder a Reza Jan.

(5) Alusión al golpe de Estado orquestado por Estados Unidos en Irán contra el gobierno del primer ministro Mohammad Mosaddeq y su proyecto de nacionalización del petróleo, el 28 de mordad del año 1332 de la hégira solar, correspondiente en el calendario gregoriano al 19 de agosto de 1953.

(6) Movimiento sociopolítico que tuvo lugar en Irán entre 1905 y 1911. Surgió como una respuesta al autoritarismo de la dinastía Qayar, la injerencia extranjera (rusa y británica) y la pésima situación económica. Sus principales logros fueron la abdicación forzada del shah Mozaffareddín y el establecimiento de un parlamento y una constitución que limitaba el poder absoluto del monarca, instaurando por primera vez una monarquía constitucional.

(7) Referencia a la resolución n.º 164, adoptada el 18 de mayo de 1979 contra Irán.

(8) Sahife-ye emam, vol. 11, pág. 121: Discurso ante un grupo de pasdaranes de Teherán (25/11/1979).

(9) El 3 de julio de 1988, un avión de pasajeros de la República Islámica que viajaba de Bandar Abbás a Dubái fue alcanzado en el golfo Pérsico por un misil del buque de guerra estadounidense Vincennes, lo que resultó en el martirio de sus doscientos noventa pasajeros —incluidos sesenta y seis niños y cincuenta y tres mujeres. Poco después, el gobierno estadounidense condecoró a William Rogers, capitán del Vincennes, ¡con una medalla al mérito!

(10) Donald Trump.