En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso.
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El primer punto es que, en la guerra de los Doce Días, el pueblo de Irán derrotó tanto a Estados Unidos como a los sionistas; sin duda alguna. Vinieron, cometieron fechorías, recibieron una paliza y se volvieron con las manos vacías: una derrota con todas las letras. Sí, cometieron fechorías, pero se volvieron con las manos vacías; en otras palabras, no alcanzaron ninguno de sus objetivos. Según se dice, el régimen sionista había hecho planes y preparativos durante veinte años para esa guerra; es lo que dicen algunos. Veinte años de planificación para que hubiera una guerra en Irán e instigar a la gente a unirse a ellos para luchar contra el sistema; eso era lo que se había planeado. Pues regresaron con las manos vacías; las cosas salieron al revés y fracasaron, e incluso aquellos que tenían diferencias con el sistema se colocaron al lado de él; se creó una unidad nacional en el país que debemos valorar y preservar. Sí, nosotros sufrimos daños, perdimos vidas preciosas, no cabe duda de ello; pero claro, esa es la naturaleza de la guerra. Dice esa sublime aleya del Corán: Fa-yaqtuluna wa yuqtalún (2). Está en la misma naturaleza de la guerra, pero la República Islámica demostró ser un centro de voluntad y de poder; es capaz de tomar decisiones, es capaz de resistir con fuerza, sin temor al bullicio de fulano o mengano. Los daños materiales infligidos al enemigo fueron mucho mayores que los sufridos por nuestro país; ciertamente, también nosotros sufrimos daños, pero quien inició el ataque sufrió más daños que nosotros.
El segundo punto es que, en esa guerra de los Doce Días, Estados Unidos salió muy perjudicado: utilizó sus más avanzadas y modernas armas en ofensiva y defensa; usó sus submarinos, usó sus aviones de combate, usó su defensa más avanzada, pero no pudo lograr lo que quería. Querían engañar al pueblo iraní, arrastrarlo tras de sí, pero las cosas salieron al revés. Como he dicho, el pueblo iraní incrementó su unidad frente a Estados Unidos y fue capaz de dejarlos frustrados, en el verdadero sentido de la palabra.
En la catástrofe de Gaza, que constituye hoy una de las más graves tragedias de la historia de nuestra región, el régimen sionista quedó severamente deshonrado y cubierto de descrédito, y Estados Unidos se situó junto a ese inicuo régimen usurpador compartiendo su infamia y deshonra, quedando también desacreditado. También ellos resultaron severamente dañados. La gente en el mundo sabe que, de no estar ahí Estados Unidos, el régimen sionista no tendría la capacidad de cometer tales atrocidades. Hoy, el más odiado de los seres humanos del mundo es el jefe del gobierno sionista (3); hoy el ser humano más odiado del mundo es ese, y la organización o banda gobernante más odiada del mundo es el régimen sionista. Estados Unidos está además a su lado en este aspecto, y sin duda el odio a ellos se ha contagiado también a Estados Unidos.
Las injerencias de Estados Unidos en distintos lugares del mundo son además uno de los factores que aíslan cada día más a Estados Unidos en el mundo; aunque ahora los presidentes de algunos países lo adulen, entre los pueblos, hacen que Estados Unidos sea cada vez más odiado. Allá donde se han entrometido, o bien hay belicismo, o genocidio, o devastación y poblaciones desplazadas. Esos son los resultados de la intervención de Estados Unidos.
La devastadora guerra de Ucrania fue desatada por Estados Unidos y tampoco tuvo éxito. Este presidente de los Estados Unidos de ahora decía que resolvería el asunto en tres días; ahora, después de un año, está intentando imponer a la fuerza un plan de veintiocho puntos a ese país al que él mismo metió en la guerra. Y los ataques del régimen sionista al Líbano, la invasión de Siria, sus crímenes en Cisjordania y Gaza, que el mundo entero es testigo de cómo están, todo ello cuenta con el respaldo de Estados Unidos, que en ese sentido ha salido verdaderamente perjudicado y se ha hecho odiado. Ahora, por otra parte, están creando rumores según los cuales el gobierno de Irán envió un mensaje a Estados Unidos a través de tal o cual país; pura mentira, ciertamente no hubo tal cosa.
Los estadounidenses traicionan incluso a sus propios amigos; a quienes son incluso amigos de ellos, los traicionan también. Apoyan a la banda criminal sionista que gobierna Palestina; por petróleo y recursos minerales subterráneos están dispuestos a desatar guerras en cualquier parte del mundo, y hoy ese belicismo ha llegado también a América Latina (4). Sin duda, un gobierno semejante no merece que otro como la República Islámica busque relacionarse y cooperar con él.
Notas
(2) «Matan o los matan» (Sagrado Corán, 9:111).
(3) Benjamín Netanyahu, primer ministro del régimen sionista.
(4) Alusión a declaraciones del presidente de Estados Unidos sobre la toma del petróleo de Venezuela.